Fue en un tibio otoño, en un boliche pintoresco de Córdoba.
-"Vení, hay un coterráneo nuestro esta noche en el boliche ese"- Me dijo mi amigo el farmacéutico.
Yo lo miré alegre y despreocupada, aquella tarde, y eso que corría 1971; pero en definitiva yo era apenas una incipiente primavera.
Me vestí cuidadosamente, según la onda del momento, me até el cabello con un lazo de seda y me fui a encontrar con mis amigos.
Entramos al boliche, realmente acogedor y lo vi allí, sentado entre la gente, charlando con todos con su inseparable amigo entre las manos. Se alegró de vernos, éramos tres "yorugas" o tal vez cuatro o cinco, no recuerdo bien.- Pero lo que si recuerdo nítidamente es la imagen del "flaco" Alfredo y su cálida y maravillosa voz resuena aun hoy en este otoño que agoniza. |