Cuatro |
Fueron cuatro las veces que la vida sangoloteó en su vientre. Adolescente casi la primavera toda danzó alegremente, trocando fragilidad por fuerza. Ya en verano volvió el sol tratando de borrar la oscura noche. Volvió a crecer volvieron los tenues golpes a infundir ternura . Así se repitieron otros dos veranos ardientes, imborrables, intensos... Y aquel vientre chato repitió una y otra vez la inigualable melodía de albergar amor y vida. |
Ana Amorós, Marzo/2004
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