Desde pequeña intentó ser aceptada tal cual era, con sus virtudes y defectos. Deseaba caminar por la vida con la autenticidad como emblema, claro está que ella no lo sabía.
Con el transcurso del tiempo se percató que el intentar se así, le acarreaba grandes problemas.
Se le empezaron a "pelar los cables" y se volvió anoréxica, no se permitía subir un gramo, mucho menos imaginarse con un poco de panza .
En el liceo comenzaron a llamarla "campeona de natación"(nada de pecho, nada de espalda, nada de nada) y contrario a lo que podían sentir otras jóvenes de su edad, para ella era algo así como un piropo.
Ser robusta como sus padres le producía pánico, pero su mejor amiga era realmente obesa.
Cuando las veían juntas, hasta el propio profesor de física, les decían "Sancho Panza y Don Quijote".
Mónica sentía pena por su amiga, pero no se animaba a proponerle que intentase bajar de peso. Máxime sabiendo lo sacrificado que era mantenerlo.
Olvidó lo que de niña le inculcaron: "la belleza mayor es la de adentro, la del alma" ¡qué embromar! eso era una patraña, pues de ser verdad no tendría que matarse a hambre para que la encontrasen bonita. |