Enrique AMORIM  (1900-1960)

por Alberto Oreggioni

AMORIM, Enrique (1900-1960). Narrador, poeta, dramaturgo, libretista cinematográfico. Nació y murió en Salto, en el litoral uruguayo. Su agitada vida transcurrió por todas partes: vivió en Salto, en Montevideo, y en Buenos Aires, y viajó frecuentemente a Europa. Horacio Quiroga, Baldomero Fernández Moreno, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Aníbal Ponce, Nicolás Guillen y Cándido Portinari, entre otros, se contaron entre sus amigos. Muchos escritores y militantes revolucionarios fueron sus huéspedes, en su siempre abierta casa de Salto, "Las nubes"; vivió siempre acompañado por sus camaradas políticos y por quienes compartieron sus viajes y sus aventuras, a lo largo y a lo ancho del mundo o de la literatura. En 1947, se afilió al Partido Comunista, en cuyas filas habría de permanecer hasta la muerte. Su obra, pródiga como pocas, comprende más de cuarenta libros; no hubo género que le fuera ajeno. Aunque tan fecunda labor creadora no siempre alcanzó un sostenido nivel de calidad, algunas novelas de Amorim (La carreta, El Caballo y su sombra. La desembocadura, Corral abierto) están llamadas a perdurar entre las obras más importantes de la literatura rioplatense del siglo veinte. "Hombre de contradicciones secretas y dolorosas, las supo reducir con tenaz voluntad para erigirse en señor de sí mismo, en creador de una obra vastísima y en servidor de las causas populares. La dictadura de Terra, la rebelión fascista en España, la guerra mundial o los excesos policiales del peronismo, lo llamaron a su tiempo para luchar, como hombre y como escritor", ha dicho de él Mercedes Ramírez, quien anota asimismo que sus mejores obras no se encuentran entre las piezas narrativas o poéticas de intención política demasiado obvia y de funcionalidad partidista predominante. Comparten esta opinión la mayoría de los críticos que se han ocupado de la labor creadora de Amorim. Se señala también, habitualmente, que su vertiginosa vitalidad creadora no sólo se tradujo en la gran cantidad de obras que escribió sino también, y es lamentable, en cierto desaliño de estilo y en una devoradora impaciencia que lo empujó a publicar muchos libros aunque estuvieran todavía "crudos". Mario Benedetti reconoce en Amorim un oficio y una intuición de artista que obligan a incluirlo en "la escasa nómina de novelistas uruguayos que verdaderamente importan" aunque advierte que "siempre fue un escritor de extraordinarios fragmentos, de páginas estupendas, de magníficos hallazgos de lenguaje, pero también de grandes pozos estilísticos, de evidentes desaciertos de estructura, de capítulos de relleno". Las obras de Amorim son realistas, aunque no, por cierto, naturalistas. Supo poner en tensión las cuerdas de la realidad y arrancarle sonidos -suavemente poéticos o en ocasiones ásperos, a veces desesperados- cuyas resonancias invadieron y conquistaron, en algunas obras, capítulos o fragmentos, esa zona secreta donde el arte se define como tal. En el campo, en sus ritmos y en sus enigmas, en sus personajes vivos, encontró su auténtica veta creadora. No fueron afortunadas, en cambio, sus incursiones por el ámbito ciudadano. Fue un "insaciable", exacto adjetivo que le aplicó el crítico chileno Ricardo Latcham. Para él, "ningún escritor uruguayo del siglo veinte posee la vitalidad asombrosa de Enrique Amorim".

REFERENCIAS: H. Agosti, "Enrique Amorim y la realidad campesina", en Defensa del realismo, Montevideo, Pueblos Unidos, 1945. F. Ainsa y otros. La Carreta. Madrid, UNESCO/Archivos, 1986. J. Albistur, "Para el redescubrimiento de E. Amorim", en La Semana, Montevideo, 27/7/1985. M. A. Asturias, "Enrique Amorim" en rev. Ficción, Buenos Aires, nov-dic. 1960. A. Badano, "Paisanos y montaraces en la narrativa de Amorim", en El Popular, Montevideo, 1957. M. Benedetti, "Una novela herida de muerte" (sobre Eva Burgos), en Literatura uruguaya siglo XX, Montevideo, Alfa, 1963. J. L. Borges, "Mito y realidad del gaucho", en Marcha, Montevideo, 5/7/1955. S. J. García, "Enrique Amorim, un novelista auténtico", en Mundo Uruguayo, Montevideo, 18/8/1960. L. Garet, La pasión creadora de Enrique Amorim, Montevideo, Editores Asociados, 1990. A. D. Gravina, "La obra de Enrique Amorim", en "Suplemento de Cultura" de El Popular, N^os 74 y 75, Montevideo, julio 1958. R. Latcham, Carnet crítico, Montevideo, Alfa, 1962. L. Liacho, prólogo a La plaza de las carretas, Montevideo, Ed. del Nuevo Mundo, 1967. B. V. de López, En torno a Enrique Amorim, Montevideo, 1970. Idem, Enrique Amorim, panorama lexicográfico de La carreta, Montevideo, 1984. A. Miranda y C. Nodar (comp.), Enfoques Críticos. Enrique Amorim, Montevideo, Editores Asociados, 1990 [Incluye arts. de Benedetti, Borges, Rodríguez Monegal, Visca y otros]. A. Ortiz, Las novelas de Enrique Amorim, Buenos Aires, Editora del Plata, 1949. W. Penco, prólogo a El paisano Aguilar, Montevideo, Editores Asociados, 1989. Idem, "El origen de las quitanderas", en El País Cultural, Montevideo, 26/7/1996. H. Pottier, Argentinismos y uruguayismos en la obra de Enrique Amorim, Montevideo, Agón, 1958. A. Rama, "Las narraciones del campo uruguayo", en Marcha, Montevideo, 3/3/1961 y 10/3/1961. Idem, prólogo a Los mejores cuentos de Enrique Amorim, Montevideo, Arca, 1967. M. Ramírez, Enrique Amorim (Cap. Oriental Nº 27), Montevideo, CEDAL, 1968. P. Rocca, "Amorim, Borges y Quiroga. Los recorridos de «La carreta», en El País Cultural, Montevideo, 22/4/1994. Idem, prólogo a Las Quitanderas y otras historias, Montevideo, Banda Oriental, 1999. E. Rodríguez Monegal, Narradores de esta América, Montevideo, Alfa, 1964. H. Rodríguez Urruty, Para la bibliografía de Amorim, Montevideo, Agón, 1958. Idem, "Hacia la bibliografía de Enrique Amorim poeta" en El Popular, Montevideo, 28/7/1963. Idem, compilación y prólogo de Para decir la verdad, antología de poemas 1920-1960, Montevideo, Aquí Poesía, 1964. Idem, Sobre los seudónimos de Enrique Amorim: "Lázaro Riet" y una polémica con Macedonio Fernández, Montevideo, 1970. A. S. Visca, Antología del cuento uruguayo contemporáneo, Montevideo, Universidad de la República, 1962.

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