|
Aquí todos mis viajes parten de este pueblo
y vengo a él de todas mis ausencias.
El árbol de mi sangre creció sobre este suelo,
y nació de estos aires mi ensueño de poeta.
Girando al grato viento de amores esenciales,
el corazón, aquí, halló su complacencia.
Por una de estas calles desemboqué en la vida,
y por todas anduve, con dicha o con tristeza;
macadanes y asfaltos,
arena y piedras
saben los dos sabores de mis lágrimas,
los rumbos de mis suelas.
Y mi dicha total sólo sería
si Dios me concediera
andar hasta el final en estas calles,
que el descanso de mi alma en ese cielo sea.
|