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Estas pequeñas cosas que a la vida nos atan
y que son nuestra historia de la felicidad….
El rinconcito tibio de nuestra humilde casa,
el libro que escribimos, las tardes junto al mar.
Cuando el vivir declina, es mayor el apego,
y parece que el irnos nos va costando más.
Quisiéramos más años para seguir gustando
de las cosas sencillas que a nuestro lado van.
Pero es inútil todo.
El afán que sentimos no nos puede salvar.
Y nos vamos un día dejando lo que amamos
y un lugar en la tarde, a la orilla del mar.
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