Enfrentando los miedos, sin temor al temor,
por amor a la vida, por amor al amor,
por el tiempo perdido, por el tiempo soñado,
con el viento por alas, con las alas al viento,
acatando el mandato que impuso el sentimiento
volaste cual paloma para estar a mi lado.
Y llegaste a mis anchas calles
y llegaste a mí.
El tiempo se detuvo y anduvo entre tus mieles
todo el temblor de un río que envolviste en papeles
plagados de poesía, sedientos de ternura,
y con vino y con canto adjunto al canto vino
el más preciado encanto que repitió el destino
y así nos recorrimos, borrachos de locura.
Y anduviste en mis anchas calles
y anduviste en mí.
Voló el tiempo y volaste desangrada de ausencias
y desgranando rimas desandabas vivencias
tal cual antología de un tiempo ya soñado.
Mientras mi dulce río pensaba en el reencuentro
el tiempo detenido quedaba pecho adentro
por siempre y para siempre guardado en mi costado.
Y quedaste en mis anchas calles
y quedaste en mí.
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