Sólo sé que fuimos una tarde
a confiarte los sueños de amor
a tu ingenua inocencia de niño
y a tu adulta frescura interior.
Pero el sol se perdió entre las ramas
de tu espejo frondoso sin par
y entre surcos de luces el cielo
bien orondo se puso a llorar.
La nostalgia dormida en el tiempo
tanta ausencia llegó a despertar
que en mi boca aleteaba un suspiro
con urgente avidez por volar.
Arroyito Yerbal compañero,
espejito frondoso sin par,
tu recuerdo me arrima recuerdos
que no puedo ni quiero olvidar.
Tantas veces lloramos contigo
bajo el fresco del dulce vergel
que los sueños se hicieron tan verdes
como el verde matiz de tu piel.
Tantas veces lloramos contigo,
tantas veces, tanta soledad,
que los sueños aún siguen flotando
en tu espejo frondoso sin par.
Arroyito Yerbal compañero,
espejito frondoso sin par,
tu recuerdo me arrima recuerdos
que no puedo ni quiero olvidar.
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