Tú que matas, tú que robas. Tú que traiciones y mientes.
Tú que engatuzas la gente con enredos y patrañas.
Tú que conoces las mañas que aún no están patentadas.
Tú que ultrajas madrugadas para ultrajarnos los sueños.
Tú que te sientes el dueño de la ley y la justicia.
En tu urgencia de avaricia y egoísmo inimitable,
sigue tu venta insaciable de obeliscos y buzones
que ya vendrán las razones que te vuelvan desechable
cuando te bajen el sable o te apure alguna bala
o algún vivillo te saque como chicharra de un ala.
Tú y tu universo de muertes, de mentiras y traiciones,
saturado de falsías, pletórico de ambiciones;
ándale que será andando que aprenderás de razones.
Tú con tu mundo grisáceo, -pentagrama de desmanes-
sigue tras tu rumbo incierto de afán ufano y afanes
sin precisar de otra mano para propios ademanes.
Tú y tu disfraz tan sutil de vil en traje de santo,
podrás engañar canciones pero no engañar al canto.
Querrás pero no podrás...¡Ser-vil no da para tanto!
Tú que te sientes el Uno como el Uno quedarás:
solo y de cabeza gacha y ya no habrá marcha atrás.
Cabizbajo como el Uno para siempre quedarás.
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