Rainer María y los ángeles |
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“¿Quién, si yo gritara, me escucharía desde |
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Un brote de luz rosada moja el
alma de Rainer
cuando sueña con los ángeles en Duino:
tres paños de luz humedecen el pecho tibio
sacuden
la bata de fuego
hasta que los ojos caen
aceptan la muerte
esperanzada y temida:
porque su voz brotaba de
un trigal de fragancias oscuras
quizás las manos buscaron el árbol de hojas perennes
me digo
cuando la noche crecía
como un puño de fuego en la calma
de octubre /
y sus pies llagados sostenían el cuerpo vigoroso
o su mirada concebía las
desnudeces de la tierra
las llagas humildes del pastor
las grietas de las manos del pastor
que hubo de mostrarle
el prodigio de los campos y las flores
acostumbradas al canto de los ángeles. Y Rainer quizás ofreció su palabra al misterio
para
que las cosas desnudaran su color
su esencia
hacia las formas provechosas del rocío
“...porque el caballo soporta la ruina del jinete
el pájaro hunde sus
patas en la tierra virgen
el niño abandona la aridez del valle
y vuelve cargado de música o brotes del más
misterioso prodigio”
quizás dijo Rainer
y entonces descubrió las calamidades
del mar de las tormentas
los olores secretos de la tarde
que cae como una niña a los pies de Dios
y descifró los profundos misterios
los arcanos del sueño
de la muerte
pero su voz calló para siempre cuando los coros eternos
sellaron su música: “...y
nada podrá ser conocido
Rainer
a menos que humilles tu cabeza de fuego y te inclines
a amar antes de que la tarde se trague tus
ojos”
le había dicho un
alma tiempo atrás |
Zulma Zubillaga
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