Prologo a "Historia de ocho mundos", de Rodney Zorrilla

Fernando Pistilli Miranda

Una de las cosas que siempre me ha sorprendido de Coronel Oviedo es la gran cantidad de personas multifacéticas y sobre todo en el arte. Rodney Zorrilla es una de ellas pero con una cualidad muy especial, él es hábil en tres de ellas pero íntimamente relacionadas: el dibujo, la narrativa y el audiovisual.

No existe un buen director de cine que no sea un gran lector y en general también un buen escritor, y muchos de ellos le suman la capacidad de dibujar, pues a la hora de transmitir la visión de una escena el dibujo es una gran arma, así como la capacidad de contar bien una historia va íntimamente relacionada a su capacidad de leer y/o escribir.

Con su libro "Historia de ocho mundos", Rodney da un gran salto en su mundo creativo; en primer lugar, ha dejado de lado ser la estrella joven, el chico bueno, para madurar y preocuparse más por su creación que por su imagen, la misma evolución se da en sus cortometrajes.

 

También ha dejado su visión de videoclip, para meterse en la narración, logrando hacer mucho más atractiva su ya conocida creatividad. En el cuento "El último suspiro, el primero" logra un juego muy Rodney Zorrilla Ortiz interesante con el tiempo: "Allí estaba, el cuadro hermoso, pero no sé si era triste, la pintura del que era protagonista central; y entre las nubes la pude ver, con una lágrima en los ojos, parada sola frente a su vereda, ya sabiendo que quizás no volvería, porque hoy la razón por la cual siete meses atrás nos alejamos ya era presente, mirando al cielo, imaginando este despegue; mientras yo me perdía en el primer avión, de mi primer día"; o la sensualidad de "Caminata lunar": "La hipnosis seguía, sugería infinidad, más bien generaba ese deseo de ambas partes, porque cuando uno logra conectarse con otro existe una carga eléctrica, una acción imantada departes que quedan sedadas voluntariamente'. A su vez graciosos e ingeniosos juegos de palabras en "Sangre bajo el tejado": "Al costado derecho la olorosa panadería de doña Galicia, mucho olor, poco sabor, y tres mellizos. Tal vez si cambiaban a Gabriel, el  cocinero, sería un poco más agradable el gusto, pero me había enterado de que su nueva novia trabajaba en una funeraria, así que desde ese momento para mí las galletas tenían gusto a formal", y en el mismo relato logra el suspenso y mezclar los mitos de nuestra cultura: "El ventilador seguía girando y hacía que mis materiales se hojeen solos; mi reloj estaba en el suelo al igual que mi jarra vacía, la que estaba cubierta de unas marcas rojas en el borde, se marcaron cuando estuve bebiendo. Alcé la mirada, yo estaba frente al espejo, en su reflejo una sola figura marcaba presencia, el Luisón; tenía los ojos grandes, dementes Historias de 8 mundos y brillantes, ellos miraban, me miraban, yo me miraba".

Historia de ocho mundos es un libro que recomiendo con la seguridad de unas buenas historias, bien contadas, que mantendrán al lector sumamente entretenido.

Durante el tiempo que me tocó trabajar en la Gobernación de Caaguazú, Rodney ha sido desde el principio un valioso y entusiasta colaborador, y luego un gran amigo con quien hemos compartido numerosas experiencias, por eso me emociona doblemente el realizar este prólogo y sobre todo el poder destacar su gran evolución como creador; por ello todos sabemos que se recibirá como un excelente alumno de Derecho, pero también sabemos con certeza que será en muy poco tiempo el principal representante ovetense en la narrativa y el video de nuestro país.

Fernando Pistilli Miranda
Taipei, primavera del 2007
"Historia de ocho mundos", de Rodney Zorrilla Ortíz
Arandurá Editorial
Asunción, Paraguay, junio 2007

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