La voz ciega cuando llama, así

poema de Horacio Zabaljáuregui

La voz ciega cuando llama, así,
cuando se lanza una línea al vacío
la voz ciega en el ojo de la tormenta
en el sinfín de los rápidos
donde no hay forma, palabras deshojadas,
esparcidas entre dos entrelazadas
un fantasma, disonancias
punto ciego hasta el fondo,
hasta la fronda abisal
hasta la fusión en lo hondo de las miradas
en el ojo de la pasión espectáculo virtual
pendiente del otro un acorde de mí
el rubato menor el transporte
y no hay forma
ni siquiera una melodía
la huella dulce la marca ausente de los labios
una línea al vacío
un régimen de los cuerpos
y apenas la cadencia
cuando emerge otro
cuando estalla
una burbuja en la corteza de la memoria

cuando hablamos de amor

el fantasma, el ausente entre dos

se apaga
cosido a la estrella que nos despeñó
en la flecha de los rápidos
cuando pedimos extirpar
ese estigma del alma
que suda entre dos
ardiendo devorando
una línea al vacío
la implosión del equilibrio
y más nada y ronca hasta el jadeo
y no hay forma
en la fiebre o sucesión de instantáneas
en el tránsito o espiral
lo que consuma de orilla a orilla
cuando no hay forma
pendiente del otro
en el ciego de la tormenta
en el ojo de la pasión
cuando pedimos extirpar
esa falla, ese estigma del alma
porque siempre es tarde
cuando se trata del destino,
cuando no hay forma
sino el ciego en el fondo
que emerge como en un sueño
en una línea al vacío
la fisión de los cuerpos
la huella dulce, senda memoria
que consumió

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