Conceptualizaciones acerca de los paradigmas como sustrato al debate cuantitativo cualitativo |
Introducción El
desarrollo científico se produce en fases que en ocasiones adoptan
caracteres estáticos, conservadores o revolucionarios, pero todo enfocado
en un devenir dialéctico. En un primer momento, hay un amplio consenso en
la comunidad científica sobre cómo explotar los avances conseguidos en
el pasado ante los problemas existentes, creándose así soluciones
universales que Kuhn llamaba “paradigmas”. En un segundo momento, se
buscan nuevas teorías y herramientas de investigación conforme las
anteriores dejan de funcionar con eficacia. Tales rupturas revolucionarias
traen consigo un cambio de conceptos científicos, problemas, soluciones y
métodos, es decir, nuevos “paradigmas”. Aunque
estos cambios paradigmáticos nunca son totales, hacen del desarrollo
científico en esos puntos de confluencia algo discontinuo; se dice que la
vieja teoría y la nueva son inconmensurables una respecto a la otra. Hoy
se conoce que el desarrollo científico no está sujeto solo a la
existencia de una revolución científica y el propio Khun llegó a
matizar su posición inicial.[1] Actualmente
se asume con relieve que el ser humano debe reconocerse como
ser holístico y así estudiar los problemas en que se ve inmerso como
sujeto individual y social. Esta posición,
por su actitud integradora y por sus implicaciones antropológicas
involucra una comprensión del ser humano, tiene implicaciones educativas,
es decir, propone una comprensión de la educación, de la didáctica, y
del proceso de aprendizaje, y además se manifiesta en una epistemología,
es decir, una manera diferente de ver el conocimiento y por ende una
manera diferente de ver la investigación.[2] La
forma de concebir el conocimiento se ha modificado a lo largo de muchos años,
teóricos como Kuhn (1962), Bohm (1998), Mires (1996), Miguel Martínez
(1982) entre otros, se han referido a las grandes revoluciones científicas
que conducen a la transformación en
la manera como los científicos perciben la realidad, y al origen de
nuevos paradigmas; sin embargo la gran mayoría de ellos manifiestan que
los paradigmas no pueden ser un principio estático sujeto a adoración.
Existe bastante consenso en que un paradigma constituye a un estilo de
ver, percibir, conocer, y pensar, producido
por las comunidades científicas porque
que recogen creencias instaladas
en el interior mismo de la praxis colectiva. El
presente artículo se propone una reflexión teórica en torno a las
diversas aproximaciones al polisémico concepto de paradigma, sobre todo
para comprender la esencia de lo cuantitativo y lo cualitativo como
proceder científico, pero destacando el profundo sentido cosmovisivo de
toda reflexión paradigmática. Desarrollo: Existen
notables discusiones en torno al concepto de paradigma y más aun a la
praxis investigativa concreta
por estos generada. Un punto cardinal de la discusión lo aporta Kuhn,
al enfocarlo como un conjunto de suposiciones interrelacionadas respecto al
mundo social que proporciona un marco filosófico para el estudio
organizado de este mundo. El punto culminante
la publicación,
de “La Estructura de
las Revoluciones Científicas”
donde exponía la evolución de las ciencias naturales básicas de
un modo diferente al de
la visión más generalizada entonces, pues según él, las
ciencias no progresan siguiendo un proceso uniforme por la aplicación de
un hipotético método científico. Se
verifican, en cambio, dos fases diferentes de desarrollo científico. En
un primer momento, hay un amplio consenso en la comunidad científica
sobre cómo explotar los avances conseguidos en el pasado ante los
problemas existentes, creándose así soluciones universales que Kuhn
llamaba “paradigmas”. En un segundo momento, se buscan nuevas teorías
y herramientas de investigación conforme las anteriores dejan de
funcionar con eficacia. Si se demuestra que una teoría es superior a las
existentes, entonces es aceptada y se produce una “revolución científica”.
Tales rupturas revolucionarias traen consigo un cambio de conceptos científicos,
problemas, soluciones y métodos, es decir, nuevos “paradigmas”.
Aunque estos cambios paradigmáticos nunca son totales, hacen del
desarrollo científico en esos puntos de confluencia algo discontinuo; se
dice que la vieja teoría y la nueva son inconmensurables una respecto a
la otra. Esta inconmensurabilidad
supone que la comparación de las dos teorías es más complicada que la
simple confrontación de predicciones contradictorias. De
entre las diversas acepciones con que
Kuhn trabaja el concepto de paradigma, uno de los más completos
es el que reconoce al paradigma como: “La concepción del objeto
de estudio de una ciencia acompañada de un conjunto de toarías básicas
sobre aspectos particulares de ese objeto. El paradigma define los
problemas que deben investigarse, las metodologías a emplear y la forma
de explicar los resultados de la investigación. El paradigma con esas
características es aceptado por una comunidad científica determinada que
así se diferencia de otras.”[3] De
modo que entiende al paradigma como
“la constelación de creencias, valores y técnicas compartidas por los
miembros de una comunidad científica”[4]
(1994: 225) - es decir, el patrón o marco interpretativo de la realidad-
se produce cuando se acumulan demasiadas preguntas que el paradigma
vigente no contesta. Esta acumulación obliga a las mentes creativas
emergentes a elaborar uno nuevo, capaz de responder a todas las incómodas
interrogantes no resueltas. En este sentido, según
Kuhn “una revolución teórica
sólo tiene lugar cuando frente al paradigma teórico en crisis contamos
con un paradigma teórico alternativo”. Entonces, el nuevo paradigma
representa un marco interpretativo más amplio, más integrador
y profundo, que permite responder a esas preguntas sin respuesta.
En la óptica de este autor, un paradigma es una realización científica
de gran envergadura y se refiere a modelos, a patrones compartidos que
explican ciertos aspectos de la realidad. Es algo más que una teoría, ya
que implica una estructura generadora de nuevas teorías. Sin
embargo E. Morin conceptualiza paradigma yendo más allá de la propuesta
de Kuhn, pues para este
un paradigma significa un tipo de relación muy fuerte de
naturaleza lógica entre un conjunto de conceptos fundamentales, relación
que puede ser de conjunción o de disyunción. Y es este tipo de relación
dominadora la que determinaría
la trayectoria de todas las
teorías y discursos controlados por el paradigma.
El paradigma comporta
un cierto número de relaciones lógicas
bien precisas ente los conceptos
las nociones básicas que gobiernan todo discurso. “Un paradigma privilegia
algunas relaciones en detrimento de otras, lo que hace que él controle la
lógica del discurso. Es la amenaza obscura que orienta los discursos teóricos
en este o aquel sentido” [5]. Para
Motos Teruel este concepto de paradigma[6],
basado en un enfoque relacional, en el que los conceptos y teorías
básicas conviven con teorías rivales, es más conveniente que el
enfoque excluyente de Kuhn que hace desaparecer las teorías rivales
cuando surge uno nuevo. Además, Morin reconoce que los cambios de
paradigma pueden coexistir con otras teorías o conceptos que no se
ajustan fácilmente al paradigma vigente. Así
la interpretación de
Morin va más allá de la de Kuhn y ofrece una idea más completa de la
evolución del conocimiento científico. Desde la misma perspectiva conceptualizadora se entiende también un paradigma como “…un conjunto básico de creencias que guía la acción, tanto de la vida cotidiana como la acción relacionada con la investigación científica” [7] De
esta manera, un científico cuando comienza su quehacer, está determinado
por una forma de entender la vida, y por ende la acción científica.
La sola idea de objetivar la palabra Paradigma, es un gran paso en el mundo científico, ya que permite nombrar en un nivel más abstracto lo que hace el científico, o más bien lo que hacen los científicos, de diferentes formas. Así entonces reconocemos distintas formas de acceder al conocimiento. Anterior a esto, hablar de lo científico era sinónimo de paradigma positivista, pues este enfoque o modelo se acostumbraba a ver como el único modo de hacer la ciencia. A
raíz del debate epistemológico, la palabra paradigma, en cuanto
expresión lingüística asociada al campo de la investigación, ha
conquistado ciertos espacios connotativos que la sitúan en un lugar
privilegiado y que le otorgan un cierto carácter de concepto unívoco,
casi obligante, hasta el punto de que mucha gente cree que al hablar de paradigma
se habla de investigación o de filosofía de la investigación.
Este término lo generalizó, como ya se ha apuntado
Kuhn, quien se interesó en los radicales cambios de aceptación pública
que ocurrían en el terreno de las ciencias naturales y quien intentó
explicar tales cambios desde una perspectiva histórica y sociocultural.
Utilizó la palabra paradigma para referirse a cada una de estas
conquistas de conocimiento científico que se iban imponiendo con el
tiempo y que, como si fueran "modas" u ondas artísticas,
comenzaban por desplazar a la tendencia vigente, seguían hasta imponerse
como tendencia dominante y terminaban siendo desplazadas por otro nuevo paradigma
naciente y así, sucesivamente, siempre dentro de un mismo esquema
estructural que él proponía como explicación a las revoluciones científicas.
La
palabra en cuestión ya había sido usada por Platón y Aristóteles en el
sentido de "modelo" y "ejemplo"[8]
(que no tenían nada que ver con las revoluciones científicas, e,
incluso, era de uso común en la lingüística de mediados del siglo XX
para aludir a ciertas estructuras "semiológicas"[9]
en un sentido muy diferente al de Kuhn. Así, pues, en sí misma, esta
expresión no tiene por qué estar vinculada
unívocamente a un concepto epistemológico importante, ni
tiene por qué ser de uso sacralizado u obligatorio cuando se hace
referencia a las variaciones en la ciencia o a las opciones de
investigación científica. En
realidad, no pasa de ser un término estrechamente conectado a la
interpretación
socio histórica de Kuhn, término arriesgado
cuando se le intenta extender a las cuestiones filosóficas
subyacentes. Así por ejemplo De hecho, Lakatos prefirió eludir esta
contingencia y utilizó el concepto de "programas de
investigación"
(Lakatos, 1983). Mientras con el término paradigma las
revoluciones científicas parecen concebirse como enfrentamientos súbitos e
inesperados entre particulares construcciones de conocimiento y
entre determinadas tendencias epistemológico metodológicas, el término
"programa de investigación" parece incluir la idea
de "paternidad" o "generación" (más que de "choque")
entre dos hitos de conocimiento, casi como si cada uno de ellos contuviera
en sí mismo la semilla de un sucesor "revolucionario" que lo
habrá de desplazar en su momento oportuno; en ese sentido, cada vez que
un movimiento científico empieza a crecer y a desplazar al
anterior, está al mismo tiempo gestando en sí mismo a otro movimiento
que, tarde o temprano, terminará a su vez planteando una subsiguiente
revolución. Visto
así, la diferencia estaría en que, mientras la palabra "paradigma"
concibe las revoluciones científicas como estructura de sucesos, la
palabra "programa' las concibe como estructura de
procesos. En
conclusión, paradigma se usa actualmente para designar una
postura, una opción o un modo sistemático de investigar, opción que se
expresa en típicas vías técnico-instrumentales y que responde a un
fondo filosófico o manera de ver el mundo, el conocimiento humano y sus
procesos de producción. A
partir de lo polémico del planteamiento de Kun podemos hablar de que el
de paradigma
es un concepto polisémico, lo cual se evidencia si apreciamos las
diferentes definiciones que de este concepto se ofrecen, estas discurren
desde. orígenes etimológicos
hasta visiones más amplias, pero, precisa destacarse que nos posicionamos
por una concepción de paradigma como modelo
que propugna la construcción de un conocimiento desde unos supuestos que
se asumen como conciencia, por determinadas comunidades
científicas. Los
paradigmas son moldes frecuentemente inflexibles que sirven de modelo de
comportamiento; del griego “para deigma”, ejemplo, modelo que sirve de
norma.[10] Un
paradigma sirve como guía para los profesionales en una disciplina porque
indica las cuestiones o problemas importantes a estudiar, establece los
criterios para el uso de "herramientas" apropiadas, y
proporciona una epistemología. Un paradigma no sólo permite a una
disciplina aclarar diferentes tipos de fenómenos sino que proporciona un
marco en el que tales fenómenos pueden ser primeramente identificados
como existentes, plantean estos autores.[11]
“Es un fenómeno
cultural, toda vez que detrás de ésta legitimidad se encuentran
valoraciones que se estipulan como supuestos que se dan por dados” [12] “Representa una matriz
disciplinaria que abarca generalizaciones, supuestos, valores, creencias y
ejemplos corrientemente compartidos de lo que constituye el interés de la
disciplina. [13] “Sirve como guía para
los profesionales en una disciplina porque indica cuales son los problemas
y las cuestiones importantes con las que ésta se enfrenta”[14] “Se orienta hacia el
desarrollo de un esquema aclaratorio (es decir, modelos y teorías) que
puede situar a estas cuestiones y a estos problemas en un marco que
permitirá a los profesionales tratar de resolverlos” [15] En
las siguientes definiciones se enfoca en la arista de propugnar enfoques
metodológicos que puede tener el paradigma y también se enfoca desde una
posición epistemológica que resulta más amplia que la meramente metodológica
o instrumental “Establece
los criterios para el uso de herramientas apropiadas (es decir, metodologías
instrumentos y tipos y formas de recogidas de datos) en la resolución de
estos enigmas disciplinarios” “Proporciona
una epistemología en la que las tareas precedentes pueden ser
consideradas como principios organizadores para la realización del
“trabajo normal” de la disciplina” “No
solo permiten a una disciplina aclarar diferentes tipos de fenómenos,
sino que proporcionan un marco en el que tales fenómenos pueden ser
primeramente identificados como existentes” [16] En
un sentido muy real, para entender un paradigma hay que comprender los
procesos por los que fue “descubierto”, es decir, cómo el paradigma
llegó a ser el modelo de considerar un determinado fenómeno. Generalizando,
es un idea núcleo entre las
diversas aproximaciones que
los paradigmas están constituidos por un conjunto de normas y fundamentos
teóricos que permiten explicar las relaciones entre los sujetos, los
objetos y los elementos que constituyen un campo científico. Son también
los modelos de explicación teórica que usan los científicos y los
seguidores de esa forma de pensamiento para emitir sus juicios y dictámenes
sobre los problemas abordados. También
contribuye a enriquecer la conceptualización de paradigma, profundizando en sus matrices filosóficas,
cosmovisivas y las necesarias diferencias en cuanto a los métodos
que devienen de escoger uno u otro la
antinomia históricamente establecida
entre lo cuantitativo y lo cualitativo, pues esta antagonismo
también ha sido enfocado en la historia del devenir científico
como una pugna paradigmática. Por tanto, antes de valorar aspectos
relativos al enfoque diacrónico de la relación cuantitativo
cualitativo conviene también un posicionamiento conceptual
relacionado con los términos de cantidad y cualidad. Según
el Diccionario de Filosofía El
vocablo cantidad proviene (del latín quantitas; en griego B@F`<, posón)
Propiedad de las cosas por la que les asignamos una magnitud. Posee
magnitud lo que es mensurable, esto es comparable con relación a una
medida numérica, o lo que es conmensurable, esto es, comparable con otras
cosas pero con relación a la misma magnitud. EPIST.
A la cantidad se la ha considerado también la dimensión medible
del mundo material. La filosofía y la ciencia griegas ignoraron en
principio este aspecto del mundo que la ciencia moderna, a partir del s.
XVII, intenta expresar en fórmulas matemáticas.[17]
En
el mismo diccionario se define también la cualidad de la siguiente
manera: (del
latín qualitas, manera de ser, que traduce el griego B@4`J0H, poiotes) En
general, modo de ser. Una de las diez categorías de Aristóteles, quien,
después de que Platón empleara inicialmente el término (poiotes), da
comienzo a una de las maneras más duraderas de considerar cómo son y se
nos aparecen las cosas, distinguiendo en ellas, fundamentalmente, la
sustancia y los accidentes, y dando particular importancia entre éstos a
la cualidad y a la cantidad. La importancia de la cualidad y la cantidad
para la percepción sensible hizo que se las denominara también formas
accidentales de las cosas, por oposición a la forma sustancial[18] De
estas diferencias de origen entre cantidad
y cualidad deviene diferencias atribuidas a ambos paradigmas.
Mientras el paradigma cuantitativo utiliza un método de análisis causal,
correlacional, el cualitativo es descriptivo
e interpretativo. En tanto que el
primero le da más importancia a lo objetivo, entendido como lo medible,
el segundo, se muestra más interesado en el uso del VERSTEHEN, entendido
como la “comprensión”. En
fin, cada modelo de investigación tiene sus propias características, sus
áreas de empleo, sus ventajas y desventajas. Consideraciones
finales: Consideraciones finales: Una
reflexión en torno a la antinomia cuantitativo cualitativo enfocada en el
plano paradigmático, nos conduce al criterio de que más allá del
problema terminológico y conceptual se debate un problema filosófico
epistemológico y metodológico.
Como telón de fondo actúa el hecho de la existencia de una
gran contienda o contraposición entre el positivismo en todas sus
variantes y el interpretativismo que no con mucha razón, se ha asociado a
la investigación cualitativa, olvidándose que la comprensión y la
interpretación son posiciones esenciales de cualquier acto cognoscitivo y
del proceder científico. Al
hablar de la antinomia cuantitativo- cualitativo nos encontramos frente a
un problema de carácter epistemológico acerca del conocimiento científico
y el acceso a éste. En una perspectiva clásica y bien general, es
preciso considerar que el
conocimiento científico pretende superar al “sentido común”,
buscando y generando justificaciones fundadas, argumentadas y razonadas
que trasciendan las
intersubjetividades, de modo que sea aceptado más allá del sujeto que
las presenta, idea que tiene no obstante muchos matices y a la que nos
podremos contraponer en las actuales condiciones científicas en que se
interconectan y relativizan los saberes y se asume con relieve el papel de
la subjetividad en el proceso de construcción del conocimiento. Para
algunos estudiosos la dicotomía cuantitativo-cualitativo, puede
resultar un falso dilema ya
que en realidad, no hay producción de conocimientos que solamente aborde cantidades excluyendo
las cualidades, ni
viceversa. La compleja realidad del mundo contiene aspectos cuantitativos
indisolublemente mezclados con aspectos cualitativos,
de tal modo que resulta imposible reconstruirlo atendiendo sólo a uno de
ambos aspectos, de ahí otras visiones como las de la complejidad, la
perspectiva sistémico constructivista y la epistemología de segundo
orden que incursionan con profundidad en la problemática de la construcción
del conocimiento, lo cual naturalmente rebasa los límites de esta reflexión
conceptualizadora que ha sido el propósito central del trabajo. Bibliografía: Abbagnano,
N. (1963) Diccionario de Filosofía. México. Fondo de la Cultura Económica,
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García. María Rosa. Minitexto para el trabajo investigativo.2000. Inédito. Arnold
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Estructura de las Revoluciones Científicas. México: FCE Kuhn
(1978): Segundos Pensamientos Madrid: Tecnos [2]
Hurtado
de B. Jacqueline (2001) De los Paradigmas a los Sintagmas.
Sypal. [3]
Kuhn, Tomas. La estructura de
las revoluciones científicas. Breviarios. Fondo de cultura económica.
México, 1975, p. 272 [4] Ibídem [5]
Morin, Edgar. (1984)
“Ciencia con conciencia" Antropos, Barcelona. [6]
Motos Teruel, Tomás. (2005).Nuevos escenarios para el currículo
y la innovación. Universidad Complutense de Madrid. [7]
Guba, E y Lincoln Y (1994).
Competing
paradigmas in qualitative research, en N: K Denzin &Lincoln
Editores. Hanbook
of qualitative research Thousand Oaks, CA. [8]
Abbagnano, N. (1963)
Diccionario de Filosofía. México. Fondo de la Cultura Económica,
2da Ed. Http://www.filosofía.org/enc/abb/index.htm. [9] Saussure, F (1969) Curso Lingüística general. Argentina. Losada [10]
Arnold
Cathalifaud., Marcelo
(1998) Recursos para la
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Antropología. Universidad de Chile Cinta de Moebio No.3. Abril
de 1998. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/moebio/03/frames50.htm [11]
Beltrán, M. (1990): Cinco vías
de acceso a la realidad social. En disco [12]
Kuhn, Thomas; La estructura de las Revoluciones Científicas, op. Cit.
pág. 33). [13]
T. D. Cook, CH.S. Reichardt; Métodos Cualitativos y Cuantitativos en
investigación evaluativa; pág. 60) [14]
(T. D. Cook, CH. S. Reichadt; Métodos Cualitativos y Cuantitativos en
investigación evaluativa; pág. 61). [15]
Ibídem [16] Ver Alfonso García. María Rosa. Minitexto para el trabajo investigativo.2000.( Inédito) [17]
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-99. Empresa
Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN
84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. [18] ibídem |
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