Milagro |
Eros y Thánatos |
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Desperté anoche de una de esas
pesadillas que requieren el abrazo protector de una madre. No recuerdo
qué es lo que soñé pero un temor profundo y malvado me invadía el
cuerpo y el alma.
Llamé por teléfono a mi amiga Jakeline
y ella llegó rápidamente a mi casa a consolarme como a un niño. Es
lo que necesitaba.
Luego salimos a caminar por el barrio.
La noche estaba negra y silenciosa. La Calle Larga de Valby desierta y el Café Ciré aún abierto pero extrañamente sin muchos asiduos y sin milagros. Nos encaminamos hacia el Bosque de Søndermarken y nos sentamos en el borde de La Gran fuente a descansar y pensar. |
El bosque estaba solitario como un
cementerio abandonado. Suelen escucharse rugidos de fieras,
chillidos de chimpancés y gritos de aves. El silencio nos llamó la
atención. El Bosque de Søndermarken,
al final de La Calle Larga de Valby suele ser un paraíso amable y
benefactor, pero no esa noche.
La sensación de la pesadilla seguía
rondando en mi cabeza. Generalmente ignoro mis sueños, que
suelen ser obras de arte surrealistas como todos los sueños.
Pero esa pesadilla había sido una
obra maestra onírica.
Jakeline siempre a mi lado, silenciosa,
me sujetaba de la mano y me acariciaba el cabello.
Presentíamos que algo inusual iba a
ocurrir. Algo no bueno. Y teníamos razón.
Una figura humana apareció de entre los
arbustos. Nos saludó con una voz profunda y desagradable. Era
un hombrecito grís como la ceniza, vestía impermeable, sombrero y
usaba anteojos oscuros. Su
apariencia era muy común. Pero poseía cierto poder y arrogancia.
Hedía a materia orgánica en
descomposición.
Y nos habló ininterrumpidamente,
exaltado, eufórico:
"...porque yo me revuelco con
fruición en la basura de la humanidad y abono el sufrimiento y la maldad.
Camino por las guerras absurdas
de ustedes los idiotas y contribuyo a ellas con mi vigor y
entusiasmo.
Invento instituciones, cultos y
sectas que dicen perseguirme cuando lo único que hacen es seguir mis
propósitos. Creo líderes y
dirigentes carismáticos que hablan en contra de mi pero que hacen
como yo:
amar a la muerte.
Yo no soy la muerte y no soy Satanás...
Yo soy un ente miserable y
sorprendentemento absurdo pero más poderoso que el universo.
Soy la inexistencia. Mis enemigos
son el sentido de la vida, la armonía... Mi amante es el caos...
...Hurgo en los sueños de los niños
más pequeños y deposito en sus almas indefensas mis larvas, logrando
asi que me amen cuando sean adultos. Que me adoren y me sigan y odien
la estupidez de Eros, la vida...
...ustedes dos se aman! Yo los
desprecio porque tienen el poder de rechazarme. Pero
no por mucho tiempo porque yo, Thánatos, vivo en sus tripas y
voy horadando con mucha
paciencia un tunel virulento y mortal.
Tú, hombre ignorante e insípido,
probaste esta noche uno de mis manjares. Y tú, mujer
que lo intentas consolar llevas en tu organismo mi infección.
...porque me revuelco con fruición
en la basura de la humanidad y abono el sufrimiento..."
Y se fué por los senderos del bosque
murmurando su discurso repugnante.
Lo que ahí había ocurrido era la
repetición de mi pesadilla. Yo había soñado con la esencia de la inexistencia,
con ese monstruo pesadillezco. En el Bosque de Søndemarken siempre
ocurren cosas extraordinarias, milagros. Pero una degeneración como
aquélla jamás había aparecido
antes.
Jakeline, que estaba tan impresionada y
asqueada como yo, me abrazó y me hizo mirar el cielo
que ya estaba tiñéndose de luz solar. Las avecillas habían
comenzado a despertar. Una pareja
de ancianos con su perro foxterrier nos dijeron buenos días!
Y algunos escolares pasaron riéndose
y bromeando entre ellos.
Volvimos a nuestras casas. Ella a regar
sus flores en su balcón y a tirarme besos y sonrisas. Y
yo a escribir esto.
Y mientras escribo, el poder de la vida
desfila ante mi ventanal: padres y madres con
sus pequeños hijos, viejitos y viejitas tomados de la mano, jóvenes
saltando y riendo, enamorados
enamorándose más, pintores de brocha gorda con sus tarros y
escaleras, artistas con sus colores,
guitarras, danzas para la existencia,
nutrientes poderosos.
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Ian Welden Valby, Copenhague invierno 2009 |
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Maritza Alvarez Villa Alemana, Chile |
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