Milagro |
El cumpleaños del señor Anders |
Para Maritza, musa maravillosa. |
1 Salí
esta madrugada a caminar por La
razón era mi amigo el señor Kristian Anders, un hermoso viejito
solitario que vivía aquí cerca de mí, en la Calle
del Caballo que Mató a Pero
ellos están tan ocupados, entiende? Tienen trabajos importantísimos y no
tienen mucho tiempo para visitarme. Pero le aseguro que vendrán para mi
cumpleaños en enero. Entiende Usted señor? Si, yo entendía... |
Era
un placer caminar con el señor Anders y los perros. Divagábamos
acerca de SÍ
señor! Para mi cumpleaños. Les voy a hacer una comida de cerdo asado a
lo vikingo con papas marrones con
y sin almíbar. Y un vino francés Chateau Le Grand 2005. Y Snaps
Real. Y para los niños, jugo puro y verdadero de naranjas españolas
porque hay que reconocer que las danesas son una mierda! Y
los perritos ladraban como asintiendo. Y desaparecían tras su puerta y yo
me iba a la mía con un apetito feroz. Esa
madrugada caminaba rápido y solitario. Pequeñas bestias aladas me
perseguían como avispas voraces. Son
los típicos seres fantasmales de el
abrigo. Por la nieve se movían lombrices gigantescas multicolores y
desde los techos y torres me insultaban dragones invisibles. "Kristian,
Kristian, porqué te fuiste" lloraba yo como niño, o como viejo. Recuerdo
que una mediodía del pasado verano, Kristian me invitó a su
departamentito a jugar ajedrez. Era
la primera vez que entraba a su hogar. Era sorprendente! Sus murallas
estaban cubiertas de musgo verde, fresquito y fragante. Y
sus pisos eran de arena. Una arena fina y amarilla como polvo de oro. Olía
a mar, a bosque, a vida! Su
tablero y sus piezas de ajedrez eran de ébano y marfil auténticos.
Talladas por él con una minúscula navaja, las torres tenían ladrillos
minúsculos de piedra, balconcitos y rapunzeles. Los caballos tenían
cuatro patas, ojitos de cristal verde y cabelleras de pelos multicolores.
Cada pieza era una obra de arte magistral y sorprendente. Y
los perros me ladraron diciéndome "Sí, sí, es verdad! No estás
soñando...". Tenía
un piano de cola, hecho de espejos, y me tocó melodías sublimes que él
mismo había compuesto. Y de su techo, una bóveda celeste de yeso,
colgaban astros, planetas y estrellas. Si
pues señor Ian, van a quedar deslumbrados para mi cumpleaños. Mis hijos
son arquitectos y sus esposas son ingenieras. Mis nietos son todos
estudiantes de astronomía y biología marina. Yo soy un pobre
y viejo pintor de casas, sin educación, pero mi familia está orgullosa
de mi. No tienen tiempo, entiende? Si
si, yo entiendo... Y hace cuanto tiempo que no los ve señor Anders? Cinco
años! Pero cómo! Están
muy muy ocupados señor Ian. Iban a venir para la navidad pasada pero me
llamaron para decirme que tenían reuniones importantísimas. Me dio un
poco de pena pero no hay que ser egoísta pues. Cuando estuve
hospitalizado por el problema de mis rodillas me enviaron un linda postal.
Yo no puedo ir a visitarlos porque ellos me dicen que no debo malgastar
mis energías. Y
dónde viven? Aquí
cerquita no más. Cerca del Bosque. Tienen una casona muy linda con
swimming pool y cancha de tenis. Trabajan duro señor. Esa
madrugada llegué caminando al Bosque de Søndermarken, que es la
prolongación de También
el verano pasado fuimos juntos a la calle peatonal del centro de
Copenhague. Kristian, cuan adolescente, se dedicó a seducir a cuanta niña
encontraba a su paso. Ellas, coquetas, con sus falditas ultra mini, sus
tacos altos y sus blusas sin escotes, ah! y sus cabellos revueltos y
vibrantes cuan arco irises, le decían cosas como "Estás lindo,
abuelito. Quieres un besito?". Y él las tomaba de la cabeza y les
daba besos en la
boca. Se alejaban felices, riendo a carcajadas. Que alegría y amor por la
vida, Dios mío! Cuando la vida ya se le estaba escapando. Cinco
años sin saber de ellos porque son gente muy importante señor Ian... Otra
vez fuimos al puerto, a admirar la tierna estatua de Otras
veces salía del supermercadito de la esquina columpiándose en sus
muletas y cantando
Aprendió
a saltar con sus muletas. A hacerle carreras a los niños y niñas
del barrio. Y siempre sus fieles perros corrían tras de él, ladrando
a carcajadas. 2 Ya
era el mes de enero. La imprudente nieve escandinava se colaba por las
rendijas de ventanas y puertas. Kristian y yo preparamos El
Cumpleaños. Cumplía
ochentaycinco. Le presté sillas y vajilla y copas y tazas. Lo ayudé a
cambiar la ubicación de sus pocos muebles y colgamos serpentinas Sí
señor, va a ser un cumpleaños histórico. Me imagino que mis nietos
ya estarán grandecitos, y mis hijos y nueras canosos. Cinco años señor
Ian! Por Dios como pasa el tiempo... Trabajamos dos días y dos noches confeccionando las invitaciones. Pequeños cuadros al óleo, miniaturas con marinas, motivos campestres, naturalezas muertas dignas de un Vincent Van Gogh. Con pequeños atriles de madera de pino y sobres de seda. Cada uno con su nombre y dirección escritos con una pluma de pavo real. En la oficina de correos se negaban a recibirlas, ya que Kristian quería que fueran enviadas EXTRA FRÁGIL. Y tal sistema no existía. Pero
los convenció cantando happy birthday to you con su maravillosa
voz de tenor, sacando además aplausos y hurras del personal y los
clientes. Fuimos
al Real Mercado de
Y
todo estaba listo para la fiesta. Solo cabía esperar a la familia que
llegaría en un par de días. Se sobaba las manos con anticipada
alegría y expectación. Esa
madrugada maldita volví a mi casa tiritando de frío, pavor y una
profunda amargura por la pérdida de mi querido amigo. Me enfermé
de pulmonía La
vida había perdido su sentido. Tan acongojado estaba. Ya habían
desaparecido los seres malditos de Y
celebró su cumpleaños. Yo
no lo conozco a Usted, señor! Déjeme en paz o llamo a la policía.
Perros? Yo ya no tengo perros. Váyase! No
podían creer mis oídos. Una mañana todos los vecinos nos reunimos para mirar como dos mocetones sacaban los muebles del señor Anders y los cargaban en un camión de mudanzas. La
familia Anders daba órdenes y no estaban los perritos. Niels estaba de
pie con sus muletas contemplando el espectáculo. Me acerqué a uno de los No
ocurre nada espectacular, señor. Nos vamos a vivir a América del Sur y
mi padre se viene con nosotros. Ha estado demasiado tiempo solo y ya es
hora de que nosotros lo cuidemos. |
Ian Welden Valby, Copenhague Invierno
2008. |
Ilustración: Maritza Álvarez Villa
Alemana, Chile Verano
2008 maritza_alvarez_vargas@hotmail.com |
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