Invocación a la profunda adolescencia

poema de María Elena Walsh

Forastera en el tiempo, yo esperaba

tu signo de rosales y cuchillos,

con la mano tendida hacia una aldaba

y con el viento atado a mis tobillos.

(Para cubrir la desnudez del llanto

tuve un harapo de la sombra, apenas,

y me ataron a un mismo desencanto

cadenas y cadenas y cadenas.

Mi antaño con sabor a mediodía

—de tan profundo ya desconocido—

en segura pasión se resolvía

para inventar estrellas sin sentido.)

Llegué a tus aguas, a tu triste puerto,

a tu caudal, edad enamorada.
Para morir y renacer advierto

mi vida sin usar, mi voz prestada.

Ya me convocas para todo asombro

y de obstinado fuego me alimentas,

mientras tanto me pesan en el hombro

tus fierros, tus palomas, tus tormentas.

Ya me señalas, entre amor y guerra,

mi sombra entre las sombras de los seres,

y para darme el cielo de la tierra

sensible como el agua me requieres.

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