Dulce
y doliente ayer |
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Tú Eres
la realidad que me atormenta la
piedra angular de mis desvaríos la
cima de los montes más soberbios la
estrella que taladra las tinieblas. Eres
la luz del sol al mediodía eres
la aurora roja y vaporosa eres
la fría cúspide de un iceberg eres
quien sueña al ser que nos sueña. Eres
un pétalo de la rosa de los vientos un
crepúsculo solferino y solo una
brisa otoñal de lentos pasos una
fragancia somnolienta y pura. Eres
el mirar transparente del diamante el
despertar sombrío de un volcán el
tañido ancestral de una campana el
lamento infinible de algún ave. Cristal
luminoso, fruto encendido, hoguera
viva sobre el Polo Norte prolífica
semilla, vestal áurea, la
melodía azul de las cascadas. Todo
eso eres tú, alma palpitante, estás
omnipresente, ser ubicuo, te
veo y te presiento a cada instante pues
a mi corazón tú das latidos.
Alguien impera en mi alma He
oído hablar sobre el libre albedrío y
que cada ser forja su destino, que
nada está trazado y que uno es dueño de
sus actos y el rumbo de su vida. ¡Yo
no quiero ser libre! Soy esclavo cuyas
cadenas crecen cada día; de
tu mansa hermosura soy vasallo y
por ti vivo en dulce monarquía.
Lenguaje de amor Ni
Góngora, Cervantes ni Quevedo me
hicieron amar la lengua española como
tú, amada, cuando a los oídos me
susurraste "yo también te amo".
Secreto El
secreto de nuestro amor es
que eternamente está reciennaciéndose.
Dístico Tan
solo tu sonrisa contradice la
maldad de este mundo derrumbado.
Nuestro amor Nuestro
amor no constituye una singularidad en el universo, ni
habrá de modificar el curso de la historia, no
lo celebrarán los poetas en sus versos, ni
empapará su nombre con la gloria. El
amor que nos une es muy sencillo, es
corriente y tan simple como el agua, no
eclipsaría a una estrella con su brillo... pero
es puro, es real y eso nos basta.
Piel Mi
piel sobre tu piel y
el mundo estorba…
Ausencia La
realidad me duele y el presente es
una espina que me orada el alma.
Estrofa marina Como
palabras trazadas en
el oro polvoriento de una playa que
el océano de inexorables olas poco
a poco trabaja hasta borrarlas, así,
a través del tiempo, se
ha ido nuestro amor desmigajando y
de él tan solo quedan innúmeros
fantasmas, volcanes
apagados en el alma, esquirlas
del pasado y
la agria certidumbre de un naufragio.
Fragmentos de una oda
inconclusa Te
vi en la plaza en esta tarde absurda acomodada
en un ajeno pecho y
nuestro ayer común llenó mis ojos. Fingí
no verte. Pasé indiferente. Porque
en mi corazón aún eres mía, muy
mía, dolorosamente
mía. ...y
en el centro de mi alma sobrevive
tu nombre, tus
caricias perduran y
lo nuestro es eterno.
Nostalgia Desde
que separaste de mi alma esa
su otra mitad que era la tuya madrugan
los recuerdos y me traen de
manera obligada a la vigilia. Me
lleno aún del ayer en que era amado, sobrevivo
en el antes en que amaba. El
pasado vertebra mi presente y
es placebo en la pifia de mi vida.
Pretérito, doliente y dulce Los
sitios por donde tú y yo anduvimos me
hablan de nuestro amor, amada mía, y
mientras voy hollando noche y día el
muerto espacio de sus longitudes percibo
claramente en mis sentidos la
dualidad siamesa de amor y odio. Pues
han sido testigos estos sitios de
mi felicidad incomparable mientras
que a mi lado te tenía y
ahora me ven tan triste y derrotado ansiando
un dèja vu mientras que bebo las
aguas del ayer hasta caer ebrio.
Punto de inflexión Si
el dios sin rostro que hizo el universo y
dueño es de los días y el destino me
otorgara por tan solo un segundo el
poder de trocar un solo hecho de
los innumerables del pasado, vacilación
ni duda habitarían mi
pecho en el momento tan soñado. No
elegiría cambiar lo de Hiroshima ni
la crucifixión del Nazareno, no
impediría una sola guerra ni
las atrocidades de Treblinka. En
mi egoísmo obscuro empantanado elegiría
borrar aquel diálogo que
tú y yo sostuvimos esa noche bajo
la hipócrita luz de la luna. Mas
sé que simplemente es un deseo y
nunca darán curso a mi pedido. Mi
presente es ruin. Nada ya importa. Ya
no soy el de ayer y tú te has ido.
Anfibología dantesca Tú
fuiste mi Virgilio: guiaste
mi corazón por el infierno.
Yesterday Ayer,
enfermo de melancolía, planté
una excavación sobre mi pecho y
hallé lo que sabía que hallaría: un
corazón gastado por los años, un
alma devastada por la ausencia y
el nombre -encaramado a mis latidos- de
una mujer que alguna vez fue mía.
Cara
y cruz Ayer,
tan solo ayer, mi
realidad en sueño convertiste. Pasado
el tiempo, hoy en
un insomnio quiero eternizarme.
Baco enamorado De
entre las parras de mi memoria el
dulce racimo de tu recuerdo nunca
ha sido vendimiado.
Disyuntiva vital ¿Rendirme
ante la pena o
incubar la esperanza de
poder hallar a otra como tú en el curso tan breve de una vida? |
Javier Viveros
De
"Dulce y doliente ayer"
jviveros@gmail.com
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