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La patria
es pincelada de dolor
entre dos mares.
Está llena de gente,
de pájaros sin alas
y de esquivos misterios.
Tiene el corazón sangrante
porque hay disparos
y muertes;
porque hay oportunistas
que en su nombre
la violentan;
porque hay gente
indiferente
y otros atentos
al ritmo del bolsillo;
porque la envidia
de los incapaces
se sienta prepotente
a almorzar con ella;
porque el dinero
del Estado
lleva el logotipo
de los asaltadores;
porque el sol económico
sale reluciente
para pocos;
porque somos
un pueblo multirracial,
sin identidad
y con imagen
equivocada;
por eso y mucho más
mi Patria esta llena
de sobresaltos andantes;
de máscaras,
de hipocresías,
de moral equivocada.-
Pero también,
mi Patria,
tiene hombres ilustres;
humildes campesinos
donde el sol les ilumina el alma
y obreros donde el sudor
se vuelve llamarada.
También tiene honestos
aunque callen,
aunque sus gritos
lo soborne el silencio
de los mandatarios,
de los diputados,
de los oficinistas;
de los maestros
que buscan calculados
ecos en las calles;
y de esos militares
que se ponen estrellas
populares
para asaltar un cargo.-
También hay gente que sueña
con verla reluciente,
que piensa de otra forma
para vestirla bella,
para quitarle el monóxido del alma
y el tráfico ilegal de dignidades.
Para cuidar su toga vegetal
que poco a poco se va
deshilachando;
para esconder su cultura
de los depredadores;
para cuidar los ríos
y los mares
y evitar la faz de alcantarillas.
Y eso es lo bonito de mi Patria,
que a pesar de todo
se levanta día a día
con una nueva esperanza en la mirada.
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