Minicuento |
Ella, la princesa azul, lo besó para despertarlo. Cuando él se levantó de su largo letargo, se fueron juntos soñando. Otro mundo es posible, se decían, amándose las diferencias que son tan encantadoras. Un mundo en el que no sea necesario adormecer a otros. Un mundo en el que la violencia no imponga sometimientos aletargados. Un mundo en el que se prendan las luces de lo múltiple para el placer de los descubrimientos. |
Cristina Villanueva
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