Paradigma cultural, sujeto y extensión universitaria. Dolores Vilá Blanco.[1] |
“La conquista del porvenir ha de hacerse con manos blancas”. [2] |
El
presente estudio tiene como objetivo central el de contribuir modestamente
al espigamiento científico de la labor extensionista, a que la misma
alcance como eje central de su desenvolvimiento en lo porvenir una
progresión verídica que la haga transitar de la fragmentación a la
integración, ya que sólo de esta manera podrá cumplir con su cometido
humanista. Sin
lugar a dudas, la Extensión Universitaria en Cuba ha logrado éxitos cada
vez mayores en el cumplimiento de su cometido, pero la dinámica mundial y
de hecho nacional han cambiado, todo lo cual conmina a que la complejidad
que ha asistido y asiste al fenómeno cultural se acentué y demande no de
cosas nuevas sino de una manera cualitativamente nueva, fruto de una
praxis y teoría que se auto complementen perennemente como motivo interno
de su función social. Sin tales presupuestos metodológicos cognitivos,
el legado extensionista que asiste a la cultura cubana desde su identidad
misma perderá el norte marxista y martiano que le dan solidez y le hacen
imperecedera. Referirse
a la extensión universitaria sin imbricarla orgánicamente con el
reajuste del paradigma cultural en que se encuentra la nación y de suyo,
con el sujeto inmerso en dicho proceso constituiría un craso error, pero
no se refiere este examen a una declaración del deber ser de tales
interrelaciones, ni del hermoso imaginario que jamás transforma a la
realidad y que se presenta y representa en blanco y negro o mediante los
novedosos medios que la ciencia y la tecnología nos permite sin un
respaldo objetivo, vital por excelsitud, sino de algo que está siendo, de
un activismo que se aleja como negación totalizadora de toda rigidez
doctrinal o planificación fría cuasi ordenadora de la vida de los
individuos. Lo que teorizamos
hoy es sobre una experiencia que comenzó a germinar en el año de 1992 y
de la cual, en los últimos 5 años se han recogido hermosos frutos
conservados celosamente como memoria histórica activa en videos y otros
formatos. Al partir de que el proceso se ha asumido ínter vinculando la
teoría con la práctica y viceversa de forma armónica y sistemática
acorde a las necesidades y progresiones del movimiento ascensionista
propuesto y alcanzado. La
autora del presente examen no es la única implicada en éstas búsquedas
integradoras y cualificadoras de una cultura de excelencia, a ello han
contribuido todos los factores inmersos en dicho proceso, donde por
acrecentamiento e intención, los estudiantes y sus organizaciones se han
convertido en sus principales artífices, toda vez que la interacción y
el rescate de auténticas conexiones vivas en el alcance y humanización
de los conocimientos, relaciones y praxis, han derivado en una comunicación
de autovaloración que promueve valores, en oposición al crecimiento de
antivalores asociados a los lances que el mundo y los modos de integrarse
a él por nuestro país de diversas formas los activan a despecho de los
intentos estratégicos nacionales para controlar sus secuelas y
desactivarlos mediante una labor cultural, política, económica y de muy
variado impacto con el fin de evitar sus funestas implicaciones sociales. Las
aproximaciones teórico prácticas que se analizan en apretada síntesis
en esta ocasión, no recogen toda la riqueza del trabajo desplegado, sino
los aspectos primordiales que consideran pueden contribuir a una
socialización efectiva de la experiencia desarrollada. El quién, el cómo
y el bajo qué condiciones transcurren esta labor – porque de
laboriosidad se trata – en toda su magnitud resulta imposible resumirse,
pues desbordó vida, aunó voluntades dispersas, vitalidades escondidas. Un
breve, pero impostergable análisis relacionado con el reordenamiento del
paradigma cultural del cual han de partir los proyectos extensionistas
reclama que se atienda entre algunas de sus demandas fundamentales, el
cuestionar de qué manera se puede contribuir entre otros tributos, a no
perder de vista en qué magnitud es pertinente colaborar con problemáticas
tan trascendentes entre otras muchas que pudieran enumerarse, por ejemplo con
cómo alcanzar una cultura de excelencia la cual no podrá abrirse paso
sin internalizar que todas las formas que se asuman deben partir y
retornar al sujeto, no de manera declarada como tradicionalmente sucede -
entre otras razones - por la atomización de la vida cotidiana, sino se
convierta al individuo en portador real del intento.
La historia del fenómeno cultural demuestra que intención sin praxis
real es un ente vacío, que declaración de objetivos sin inclusión verídica
es exclusión consciente o inconsciente de los hombres. Por
otro lado, dada la crisis de valores que experimenta la civilización, y
de la que Cuba no se encuentra excluida es momento de repensar,
desconstruir y construir las obsoletas, enmohecidas formas de conducir la
cultura que aún y despecho de lo alcanzado persiste, pues la nación
conmina a cualidad, a calidad en lugar de cantidad. A lo cual se adiciona,
que aún y en una alternativa emancipatoria socialista como la que
Cuba despliega puede, y de hecho sucede, que persistan, asuman nuevos
ropajes o se metamorfoseen elementos de exclusión cultural, por lo que la
idoneidad de las formas interconectivas que se instrumenten por la vía
extensionista entre el macro y micro nivel de interacción social han de
tener en cuenta las ventajas transformadoras que pueden brindar, dado que
estos proyectos que se despliegan en micro escenarios como génesis de su
confirmación pueden contribuir en sumo grado a su detección, así como
para encontrar soluciones viables siempre y cuando se diseñen conteniendo
tales termómetros en el cuerpo social que intentan reorganizar. Por
último y muy correlacionado con los aspectos antes tratados, lo que se
busca es lograr un sujeto activo, culto, poseedor de valores, formado y
formador de la identidad nacional como continuador real y no quimérico de
la dinámica nacional y civilizadora contemporánea. Es decir, la
propuesta que labramos supone no simplemente transmisión sino creación
viva de los implicados en el mismo, actitud esta que involucra activamente
a todos los sujetos dentro y fuera de los recintos académicos, dado que
todos deben proponerse aprender y no sólo enseñar o cultivar la cultura.
La
máxima que acompaña – y ha acompañado a este empeño – ha sido la
de abandonar tribunas falsas y llegar al individuo en la diversidad de
aristas que lo conforman, en las que se atienden con gran esmero sus
sentimientos, sueños, ilusiones y esperanzas, ya que sólo así se
enriquecerán los saberes colaborando con una comunicación que se nutre
de energía, pensada por todos, porque todos la necesitan. La
meridiana claridad respecto al paradigma cultural demanda el que la
extensión no se asuma sólo desde y por los especialistas y/o
funcionarios que se encargan de la misma, sino como un proceso multiforme,
variado, especifico en el que se encuentren las formas idóneas para que
la sociedad interconectada con las universidades despliegue una labor de
autocrecimiento mutuo como base de progresión en materia de cultura. En
cuanto a cómo transcurre en la actualidad la extensión universitaria,
sus déficit y posibles vías para su perfeccionamiento, sostenemos como
punto de partida, que la misma debe someter a consideración exhaustiva la
génesis de la misma en Cuba, a partir de un enfoque desde la raíz hasta
el fruto que ha cosechado a lo largo de sus anales e impronta de
funcionamiento, todo lo cual permitiría esclarecer algunas de las
cuestiones fundamentales a tener en cuenta en su mejoramiento, de manera
tal, que las explicaciones se desplieguen tal cual son, procesos dialécticos,
donde fuerzas, tendencias o principios opuestos requieren ser dilucidados
en términos de sus condiciones causales de existencia y no por sí
mismas, en abstracto, sino muy apegadas a las condiciones materiales y
espirituales de vida de todos sus actores. Al
norte anterior se agrega, que las críticas que se efectúen a los
problemas, fenómenos, teorías coexistentes entre otros elementos
concomitantes, han de realizarse desde condiciones históricas
distintivas. Las premisas de que partimos no contienen arbitrariedad ni
espontaneísmo, sino por el contrario reclaman con éxito atender a los
individuos reales, su acción y las condiciones materiales
y espirituales de la reproducción ampliada de sus vidas, las
cuales contienen en sí mismas aquellas con las que se han encontrado al
nacer, así como las nacidas de su propia praxis. Por
último, y como lógica de lo que se expone, los proyectos y las
alternativas transformadoras que surjan han de evaluar activamente con
sumo detenimiento las nuevas formas de actividad que reemplacen a las
viejas de manera paulatina y no forzada, como resultado de un debate, de
una cultura del diálogo, que recoja fidedignamente la esencia y sentido
de pertenencia que le es consustancial a la dinámica nacional, pasando
por los contextos concretos en que han de encaminarse desde una nueva
perspectiva, al atender que la misma precisa de condiciones reales, más
que de optimismo en la voluntad. Con
relación a los problemas objetivos de la extensión, se sustenta que la
misma existe y se despliega desde una fragmentación atentatoria contra su
propia connatura. Un fraccionamiento que proviene desde la estrecha visión
con que se la concibe, dado que la extensión desborda por su vitalidad
– palabra reiterada en este texto con toda intención – toda la
estructura desde donde se le da curso. No es una herejía lo que se
afirma, la cultura y cualquiera de sus manifestaciones requiere de
organización, pero no de que la organización en aras de control se
convierta en un fin en sí mismo, sino que por el contrario facilite la
creación viva de sus implicados partiendo de un compromiso razonado,
varificado que contemple la diversidad de circunstancias en que el
movimiento transcurre. A
lo que se adiciona, el que la dinámica que le es consustancial supera
toda planificación fría concebida desde fuera de sus actores
principales, a lo que se adjunta por demás, el que no siempre dicho
control y organización tributa socialización real de lo que se va
logrando, pues la posibilidad de intercambio ya mediante eventos y otras
formas preconcebidas para el intercambio de los implicados – y la
totalidad cubana lo es - dejan poco, o casi ningún margen para el debate
franco, abierto y enriquecedor. El perfeccionamiento no se alcanzará sino
se propicia una reciprocidad más enjundiosa, que rebase los estrechos
marcos de 10 minutos de exposición de una experiencia en un evento que se
convoque, esto, por citar un ejemplo incuestionable e incontestable. Muy
vinculado a este aspecto se encuentra el hecho de que el apoyo real a la
labor extensionista no transcurre igual o de manera óptima en todos los
lugares, ni a todos los niveles de gestión. Existen
muchas personas no suficientemente preparadas o sin ninguna preparación,
no sólo para desplegar este trabajo, para entender su importancia y
sumarse a ella para su propio crecimiento e incluso quienes la asumen aún
como un aspecto a cumplir dentro del plan de trabajo previsto. La
experiencia en la Bicentenaria, aún y por sobre todas las limitaciones
materiales que la acompañan ha contado con el privilegio de que sus máximas
representantes, así como la dirección de las facultades promotoras de la
misma se han integrado y abierto espacios insospechados para darle curso a
su acción, cuestión esta que merita loas ante situaciones difíciles que
se enfrentan en otros escenarios, aunque aún, y esto se subraya, no
alcance el rango de idoneidad ideal al que se aspira. La
labor de extensión universitaria aún por sobre lo teorizado y avanzado
demanda también de contribuciones en el sentido del nuevo paradigma
cultural al que nos referimos antes. Pues, no basta con la presencia
activa en diferentes enclaves sociales, con aportes consustanciales al
mejoramiento de determinadas direcciones del proceso, es
necesario concebirla desde el sujeto de la extensión intra y extra muros,
es imprescindible que alcance imbricaciones más totalizadoras en cuanto a
las acciones que emprende, empezando ante todo, por una extensión
cultural más fuerte dentro de los recintos académicos, al imbricar a
dichos movimientos con la impronta en el exterior, de forma totalizadora
– por compleja que sea la misma - desde el momento mismo en que se
concibe el proyecto, el cual ha de darle el merecido valor al aprendizaje
que proviene de los lugares donde despliega dicho trabajo. Es
muy común encontrar estudiantes, docentes o personal administrativo que
no conoce lo que se hace en tal sentido en su centro. El carácter
fragmentario prima sin proponérselo y el desconocimiento puede ser un síntoma
hasta de ruptura con la labor extensionista que se despliega, pues puede
que la propia facultad y/o universidad precise de que socialicen los
valores que los movimientos focales extensionistas realizan. Este es un
punto sobre el que se llama la atención, ya que pueden existir
manifestaciones muy variadas de los mismos. De
lo contrario se obtendrá una extensión parcial, puede que hasta
localmente intensa por la fuerza de quienes la emprenden pero nunca
integral potenciadora de creación como un todo orgánico. Y
sin tales presupuestos, la integralidad de la labor de extensión seguirá
siendo un problema de puertas afuera de los sujetos, de imaginario y no de
realidad, de declaración y no de realización, de discontinuidad y no de
continuidad. El
sujeto de la extensión es otro nudo práctico conceptual del tema que nos
ocupa. Qué nos enseñó en síntesis la experiencia sobre la que se
piensa. En primera instancia, el que penetrar con profundidad en la vasta
naturaleza del trabajo de extensión en las universidades constituye uno
de los aspectos que ha de erigirse siempre en un lance para aquellos que día
a día lo asumen y le dan curso, puesto que dicha labor posee un carácter
inconcluso, cambiante y conflictual por excelsitud, dado que se encuentra
incluida en una complejidad de actividades y relaciones humanas unitarias
por su esencia humanista y al mismo tiempo variadas por el sujeto que las
porta y transmite, atendiendo a la especificidad del momento, vías y
lugar en que se despliega. Al
destacar para ello, que todos los humanos son potencialmente sujetos de
comunicación y con esto, capaces de coadyuvar en la medida de sus
potencialidades y de las que alcancemos a optimizar como colaboradores del
empeño extensionista, siempre y cuando se le asuma como una función de
autocrecimiento, natural, propia. Este
primer eslabón condujo al alcance paulatino de una autoreflexión, creación
individual y colectiva energizante en una asunción de la identidad de
forma múltiple y verídica fruto de conexiones activas reales y no
formales. Lo anterior devino en una concepción donde el elemento a
priorizar en el trabajo cotidiano, es el que los individuos se instituyan
en centro, eje y socializador cultural en la medida en que penetrando en
ellos sale de ellos tanto intra como extramuros de las universidades. Para
esto, una arista de connotación vital para el desenvolvimiento de la
extensión, lo constituyó la canalización de los más variados intereses
y necesidades culturales al micro nivel de interacción humana, teniendo
como máxima el que los implicados se encuentren siempre ante una
actividad de ventaja personal como esencia de su existencia, es decir, se
rompió con una tradicional modalidad de concebir lo que se debe hacer en
la extensión desde fuera del
sujeto de la acción. La
Extensión Universitaria se asume en la presente experiencia, a modo de
breve explicación, dentro de una cosmovisión holistica cultural, desde
una intelección que abra paso a una transición desde la fragmentación a
la integración esto al menos, dentro de los predios cada vez más amplios
donde se abre paso, ya que por sí misma, y en ausencia de la totalidad
nacional en que acciona es imposible lograr el tránsito propuesto de
manera general e integral, que es a fin de cuentas la tarea de primer
orden que todos han de plantearse. De ahí, los esfuerzos porque más
voces se sumen en tal empeño, por el valor que implica para la Cuba de
hoy sitiada en un hábitat mundial de globalización neoliberal. Se
la considera por añadidura, un eslabón peculiar que penetra en todo el
tejido cultural y no en un momento de este. La
extensión intra universidad e intra faculta, departamento o grupo es la
garantía del rostro culto de la universidad fuera de sus recintos, es una
labor múltiple y específica que sé auto complementa sistemáticamente y
la cual debe ser atendida con esmerada pericia, dadas las dificultades
culturales que se han presentado en los anales de la transición
socialista cubana y que no sólo han sido resultado de la herencia
anterior, o del bloqueo al que hemos estado sometidos, sino que han
resultado de nuestros propios errores. Con
lo cual, se destaca su dimensión conectiva y la apremiante necesidad de
enlazar los canales pertinentes, sin desdeñar o subordinar intereses,
sino por el contrario enriqueciéndolos mancomunadamente. Esta
dimensión conectiva - que se verifica a todos los niveles - posee un
valor decisivo pues gracias a ella – si se encauza correctamente -
la labor extensionista se atempera a las posibilidades y ayuda a
facilitar las relaciones ínter subjetivas tradicionalmente declaradas
pero cronísticamente no instrumentadas, asociado esto a la multiplicidad
de tareas reales en que las universidades se ven inmersas entre otras
muchas razones. Dichos
proyectos además, se conciben en todo el entramado formativo de manera
integral, en los currículos, en los PITE (Plan integral de Trabajo
Educativo) y en la totalidad de la praxis cultural, donde por adición, al
proponerse trabajar con los sujetos concretos, sus intereses, problemáticas,
aspiraciones y niveles reales alcanzados culturalmente demandan de una
labor adicional que desbordaba cualquier planificación restrictiva y/o
formalista para cumplir con los mismos. Lo anteriormente esbozado implica
un seguimiento loable tanto de los aspectos retardatorios como
aceleradores del potencial cultural. Esto, es alcanzable mediante un
estudio pertinente sociológico, psicológico, entre otros de
manera continua, para hacer coincidir los grandes objetivos con los específicos,
por lo que es un elemento a
priorizar en el trabajo cotidiano, toda vez que los individuos se erigen
en centro, eje y socializador cultural en la medida en que penetrando en
ellos sale de ellos tanto intra como extramuros de las universidades.
Por tal razón, la complejidad que le asiste en el cumplimiento de su
legado social demanda de instrumentos cada vez más perfeccionados para
dar cauce al sentido de su existencia. Todo
ello, como resultado del intercambio constante a todos los niveles, la
vinculariadad que caracteriza a tal labor puso en el tapete de su concreción
la necesidad de que trascendiera y que fuese concebido en un formato más
ambicioso al adjudicarle un contenido ínter vinculante con el resto de
las actividades que propician el crecimiento humano, entendiendo por este,
el alcance de una autonomía como resultado de una autointegración
multiforme, diversa y creciente por su contenido.
De tal suerte, se le concibió como una de las mediaciones medulares
dentro de una estrategia de cultura general que tiende a integrar orgánicamente
todos los empeños y niveles de gestión civilizadora. Haber
colocado a los proyectos extensionistas como uno de los mediadores
fundamentales fue dando cuerpo a una estructura de funcionamiento global,
que es capaz de abarcar las constantes y variables urgencias de la
facultad y su entorno de incidencia, el cual por la magnitud de los
empeños desplegados satisface necesidades múltiples y establece nexos
internos y externos de mayor alcance e intemporabilidad, toda vez que los
mismos no resultan forzados sino naturales, espontáneos y de crecimiento
mutuo. La flexibilidad que le tipifica se hizo acompañar de pronósticos
de activismo que se concretan en actividades bien diseñadas
interdependientes, pero cambiantes acorde a las demandas de todos sus
usuarios los cuales a su vez son sus proveedores. Esta manera de conducir
la extensión se articula con toda la gestión de la Universidad de la
Habana, de una diversidad de centros promotores culturales y científicos,
la comunidad, entre otros que se pueden enumerar. Con
este modo de interactuar, se ganó en niveles de motivación nunca antes
experimentados, lo que promovió una iniciativa creadora que desbordaba
los diseños iníciales y abría nuevos horizontes de trabajo mancomunado
entre los jóvenes y las diferentes generaciones que coexisten en la
experiencia dentro y fuera del recinto académico, al tener como punto de
partida a cada partícula humana que se vinculaba o que todos atraían por
interés propio, a lo que se suma el sinnúmero de personas que se unieron
al trabajo y disfrutaron aportando y creciendo. Este
aspecto del disfrute resulta primordial, en tanto propende a la lozanía
interna y externa de los seres humanos. Es por ello, que todos los
movimientos dados aún y cuando se trataba de detectar problemas,
organizar intercambios, conocer las inquietudes de los involucrados,
encontrar la mejor forma de dar curso a sus potencias vitales resultaron
asumidos con la profundidad que demandaba el trabajo, pero haciéndose
acompañar en todo momento de la alegría a veces tan ausente en la
cotidianidad y tan peculiar de lo cubano, pero no nos referimos a una
alegría vulgar y/o chabacana, por el contrario, a la que emerge de la
originalidad de los hijos de esta tierra, con lo cual podemos adicionar
sin lugar a equívocos, y aunque parezca poco científico para teóricos
de salón, que sin la risa que se experimentaba por el efecto de estar
juntos conociéndose de una manera diferente a las normadas, rompiendo tabúes
y auto cortinas no hubiese sido posible conseguir la magnitud de las
diversas y entremezcladas acciones que se desplegaron con el mínimo de
recursos. La
base en experiencia extensionista dio como resultado de las búsquedas
para optimizar su desempeño, el que fuese asumido como una filosofía
cualificadora de lo cultural en toda su totalidad, complejidad y dinámica.
El dinamismo se convirtió en eje de
funcionamiento con modalidades incluso no pensadas de antemano pero que
brotaban, se implementaban, se asumían los riesgos y se producía un
balance crítico por excelencia que tributaba al mejoramiento como
necesidad interna de todos los actores que componen la misma. Se buscó
y logró armonizar masividad con calidad, responsabilidad individual con
discusión colectiva, crecimiento individual con aporte grupal; todo ello como resultado de una toma de decisiones en el pensar y en el
quehacer que involucra a todos, porque
se cuenta con todos. Tal labor ha restaurado y hecho crecer las
conexiones activas de sus componentes los cuales incluso después de
graduados –en el caso de los estudiantes- mantienen una participación
viva en el enclave universitario o en su lugar trasladan al nuevo entorno
sus vivencias y conducen la tarea extensivista a espacios que ellos mismos
abren por lo optimo del modo en que aprehendieron a realizar la función
cultural general. Por
todo lo antes expuesto, la extensión es un mediador que se arropa con
medidas concretas de corte estratégico que no se divorcian de la frescura
cambiante de la realidad en que actúa, pero que al mismo tiempo define
intención, propósitos y objetivos interrelacionados que se mueven
intervinculadamente por todo el entramado societario general y específico,
fuera de los cuales no puede existir so pena de convertirse en vocinglera,
banal y/o imaginaria. Esta forma de concebirla, la ubica orgánicamente en toda la gama
de acciones humanas que se concretan, asumiendo su especificidad y al
mismo tiempo tributando a la totalidad que se transforma. Tal dimensión
opera con infinitas aristas, dándole mayor espacio de incidencia en las
imbricaciones lógicas entre el resto de los componentes culturales
generales y especiales de la experiencia. La
movilidad que se le otorga, le permite por añadidura penetrar en
componentes formacionales humanos ínter subjetivos
y objetivos, toda vez que la diversidad como se asume tributa a una
aproximación entre el macro y micro mundo de la interacción de sus
actores, aspecto este no siempre tenido en cuenta en otras experiencias. Puntualicemos,
el individuo se siente incluido porque el mismo se incluye, dado que se le
propicia la inclusión libre, polemiza y asume posiciones como reflejo de
relaciones reales dentro y fuera del proyecto, pues encuentra en este un
modo de incidir hasta de forma directa en todo el universo de problemas
que ocupan su vida. Vale
aclarar, que tal proceso se encuentra inconcluso – y así se le concebirá
perpetuamente- pero en movimiento, es real y no utópico, se
declara y teoriza sobre él porque existe y se considera necesaria su
socialización, dadas las condiciones de integración y segmentación en
que se desenvuelven las universidades por encima de los intentos
integradores que se proponen y que por una multiplicidad de madejas aún
actúan – al menos en la extensión universitaria – como cotos de
caza, donde resulta muy difícil internarse so pena de ser mal comprendido
en el mejor de los casos. Y esta última afirmación es verídica, y
tiene directamente que ver con los modos tradicionales devenido en modelos
mentales de comportamiento, por lo que sobrepasa el asunto de la extensión
y penetra en otros de mayor envergadura que no se pueden soslayar en este
intento superador del estado de cosas imperantes en aras del amanecer que
se aspira a construir con todos y para el bien de todos. Tomar
como punto de partida las circunstancias universales, las conmociones que
se derivan de ellas, sus incidencias en nuestro país las cuales pueden
ser de diferente tipo, así como sus diversas interacciones, permite
avanzar en un diseño cultural alternativo emancipatorio, que destaque las
peculiaridades contextuales donde se despliega, cuestión esta que es
conocida con profundidad por los actores, toda vez que su formación
integral les impulsa a una posición comprometida y transformadora
respecto a los órdenes hegemónicos que excluyen a los individuos en la
toma de decisiones respecto a los destinos de la humanidad y de la nación.
Tal
y como se articula la extensión en la presente experiencia, se atienden
con igual esmero sus imbricados niveles estructurales, orgánicos y
funcionales sin privilegiar ninguno de ellos en detrimento de los otros, a
lo cual se adicionan la tendencia creciente a la armonización de los
nexos verticales y horizontales de incidencia en una dialéctica
explicativa, conflictual y reorganizadora que propende a la problematización
sobre la base de la consideración de los unitarios y varificados nexos
que la conforman, aspecto este que opera como norte en la conducción del
trabajo, es decir se les instituye como ejes centrales de la cosmovisión
extensionista, donde como elemento vital el sujeto retorna a su condición
protagónica, ya que partiendo de él se penetra y retorna a él de forma
múltiple y variada. Haber
colocado la mira en el hombre concreto, proponer una labor gradual para su
acrecentamiento ha constituido la tarea más difícil y al mismo tiempo más
importante en que ha transcurrido esta experiencia, por cuanto se le ha
colocado como objeto de transformación y transformador,
se ha asumido el problema de la enajenación en el eslabón preciso
para dar curso como la obra de todos a propuestas concretas que solucionen
progresiva pero eficazmente la alternativa cultural optada.
Obviamente, tal aspiración no depende para su concreción al nivel social
de lo que se haga en esta experiencia, pero lo alcanzado ha contribuido en
este pequeño escenario al espigamiento y florecimiento de sus implicados.
La claridad y resultados obtenidos, modestos por el micro nivel donde
operan pueden cooperar en detectar causas, razones y motivos de la
alienación en su
peculiaridad transicional socialista, pues suman al debate y solución de
ella a los máximos interesados, a saber: los individuos, los cubanos de
hoy. La
apretada síntesis de meditares que se somete a consideración pretende
enriquecerse con la sabia colectiva, pues sólo de esta manera podrá
conquistarse el porvenir tal cual nos instaba el maestro, “con manos
blancas”. Y sólo con manos
blancas es posible alcanzar a tocar con maestría las cuerdas de violín
que pueblan el alma de nuestros contemporáneos, aquellos para los que
urge dar curso al paradigma cultural libertario de: “ser cultos para ser
libres”. Notas [1]Doctora
en Ciencias Filosóficas. Profesora Titular de la Universidad de la
Habana. Email: dvb@ffh.uh.cu
En todo el proceso de apoyo
a la experiencia que este trabajo socializa se encuentran la Dra.
Georgina Agüero y la Ms. Oneyda Fernández, junto a toda la Facultad
de Química de la Universidad de la Habana que se propuso despertar cultura como motivo, como su razón de ser
cotidiana. Llegue a ellos pues este hacer ciencia con sensibilidad
humana y mis eternos agradecimientos por el crecimiento que me
propiciaron. CD-ROM Multimedia de la Asociación de Pedagogos de
Cuba ISBN 959 -16- 0449 -1 [2] Martí, José, “Cartas de Martí al Director de la “Nación”, N. Y. 29 de Marzo de 1883., Obras Completas en 2 Volúmenes, Vol. I, Pág. 1516, Edición del Centenario, Edit. Lex, La Habana. 1953. |
Dolores Vilá Blanco
Doctora en Ciencias Filosóficas.
Profesora Titular de la Universidad de la Habana.
Email: dvb@ffh.uh.cu
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