Colabore para que Letras - Uruguay continúe siendo independiente |
La
trata con fines de explotación sexual. Percepciones desde Cuba. Dolores
Vilá Blanco.[1] |
“No importa, mañana volveremos a decir, era
ayer y apenas lo supimos. Lo cierto es que es ahora, ahora donde estés,
ahora siempre”. Pablo Armando Fernández. |
La
trata humana hoy es uno de los flagelos en vertiginoso ascenso de carácter
universal, tanto por sus praxis como por los patrones culturales que le
reproducen, en especial aquellos imbricados directamente al mercado mundial del sexo.
Por eso constituye un ámbito reflexivo y autoreflexivo del ahora y del
siempre, donde quiera que nos encontremos, dado que sus dispositivos actúan
y retroactúan planetariamente. Entre
las motivaciones que sugirieron el tema, que por su naturaleza integra lo
que Martí diera en llamar “la gran pena del mundo”, se encuentran: -
El que estudios sobre la problemática no se han desarrollado en nuestro
país, es más no siempre se conoce la magnitud del daño a escala
global e individual. No basta que tales cuestiones transiten por nuestros
medios como noticias aisladas, en ocasiones con tonos alarmistas, en lugar
de la mesura y el análisis contributivo que tanto apremian. Esto, entre
otras razones, porque en el escenario cubano actual no
existe Trata estadísticamente constatable, pero
sí operan otros Tratos que pueden abrir cauces a implicaciones de
mayor hondura. Por lo que, ya por desconocimiento, o subvaloración del
asunto entre otras muchas causales, lo cierto es que las prácticas
relativas al comercio sexual no son asumidas aún con voluntad
investigativa, realista, pensante y actuante. Las praxis esclavizantes en
materia sexual penetran por todos los intersticios sociales asumiendo
diferentes rostros, de los que en ocasiones es imposible percatarse a
partir de las desconexiones que peculiarizan la convivencia. Las voces no
siempre se traducen en ecos efectivos, de ahí que inexcusablemente rija
el silencio, en un voltear el rostro en otro sentido. -Por
otra parte, la fuerte movilización y denuncia internacional –constatable
en los medios de comunicación- no
ha logrado alcanzar tampoco complexiones teóricas de
mayores alcances por todo el ámbito de las Ciencias Sociales, en especial
las que se ocupan de la política. Hablamos pues, no sólo de sensibilidad
científica, sino de la urgente necesidad de aproximación a un
saber-hacer lo más integrador posible, que contribuya en primera
instancia a su contención, prevención y recuperación de las víctimas
desde una postura cultural más totalizadora de sus heterogéneos
engranajes. Es un preocuparnos ocupándonos mancomunadamente lo que urge.[2] -Y
por último, porque dentro de la pluralidad de causales que le concurren,
las transiciones culturales generales que se producen en el tejido
civilizatorio propenden a que la violencia colonice a las identidades que se conforman
y autoconforman cotidianamente, abriendo espacios cada vez mayores en su
consolidación y en la de una cosmovisión ser humano-mercancía, aspecto
este en el que los científicos cubanos tenemos que meditar para prevenir
a tiempo en sus modalidades gestoras de acuerdo con los tiempos. El
comercio humano con fines de lucro, ha sido en los anales civilizatorios
una abominable y cambiante práctica. La trata[3] en la actualidad, es heredera de dichas experiencias
culturales. No existe por sí misma, es decir, sin asideros históricos
que religuen la magnitud y diversidad que les puebla. Lo cual se refrenda
en la coexistencia de formas retardadas y avanzadas de servidumbre, en ese
versátil tablado en que se reproducen y autoreproducen ampliada e
intervinculadamente en función de las “verdades de la mercadocracia”
imperante. ”Aquí puede ignorarse el año en que se vive, y mienten
quienes dicen que el hombre no puede escapar de su época. La Edad de
Piedra, tanto como la Edad Media, se nos ofrecen todavía en el día que
transcurre”.[4] Estableciendo
precisiones dentro de contextos extremadamente complejos vale distinguir,
que la trata y el tráfico humano[5] resultan procesos interconectados,
pero a su vez no son lo mismo, en concordancia con el entendimiento de las
leyes que lo sancionan. El tráfico de seres humanos es
calificado como delito contra la normativa migratoria de los países –
cualidad de enjuiciamiento -, aunque también contempla que se realiza
“con el fin de obtener, directa o
indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden
material”. En tanto la trata[6],
se asume y es una violación directa
de los derechos humanos más elementales, según se expresa en el
documento de Palermo del 2000 y en Protocolo de las Naciones Unidas para
Prevenir, Reprimir y Sancionar la trata de personas, especialmente mujeres
y niños (2006). Los
límites entre una y otra son realmente discernibles en un sentido
normativo -más no del todo humano, atendiendo a los énfasis que se
penalizan-. Dado que, muchos procesos de trata incluyen traslado de un país
a otro de manera ilegal, pero también operan en gran escala de movilidad
nacionalmente, quedando fuera de la consideración de delito de tráfico,
entre otros deslices legales reales internacionales y contextuales, que
lejos de proteger a las víctimas actuales y potenciales en ascenso abren
grietas a su consumación. Por
lo que, no obstante a los presupuestos vigentes que sancionan dichas
conductas, sé es de la consideración de que
la trata maniobra
fundamentalmente con traslado de sus víctimas -y sin el consentimiento de
éstas- también dentro de los territorios nacionales de acuerdo a las
utilidades y depreciación de su “producto” –utilizando la
despersonalizada jerga de los tratantes-, lo que dan en llamar por adición,
calidad del servicio ofertado. Así nos encontramos, que dentro de la
trata los cuerpos-objetos pueden ir
pasando por diferentes niveles y/o escalas, así como lugares ya
dentro del propio ámbito sexual, laboral o para la utilización de órganos,
entremezclándose todos ellos en el uso indiscriminado de la persona, afín de cuentas en tráfico, compraventa y explotación extrema humana.
La
ausencia de un enfoque dialógico, recursivo y generativo -entre
otras carencias posibles de constatar -, es decir de profundización en la
complejidad de los antagonismos presentes, de las praxis organizacionales
activas que gestan sus propias autonomías, redunda en una pérdida total
del norte de análisis en los procesos de generación y regeneración,
organización y autoorganización presentes en los vaciamientos científicos
existentes a la hora de asumir estos problemas. Y en consonancia con ello,
el primado de los enfoques lineales, automaticistas típicos de una lógica
identitaria incapaz de aproximarse a entender las dinámicas
civilizatorias reales, donde “no sólo hay diversidad en lo uno, sino
también relatividad de lo uno, alteridad de lo uno, incertidumbre, ambigüedades,
dualidades, escisiones, antagonismos”.[7] Con
lo cual se indica, que los términos jurídicos que le acompañan y
definen meritan una revisión de sus postulados, -en particular en los
espacios nacionales donde son harto controversiales- en proporción con
los acelerados procesos que se verifican en sus materializaciones reales,
y por todos los posibles ardides de la enorme red que involucra a
tratantes - disfrutantes, las cuales aún permiten que escapen de sus crímenes
por matices que probablemente ni se contemplan en las penalizaciones
vigentes. Apuntamos entonces, a una reevaluación y reenquiciamiento de
las relaciones de convivencia en su sentido perspectivo como fuerza mayor
para alcanzar el rango de ciudadanos, capaz de autonegar en su consumación
la “institucionalidad” preexistente.[8] El
parasitismo clásico de las relaciones capitalistas, en el presente más
acentuado que nunca, ha tomado cuerpo definitivamente en una empresa de
cuerpos con fines de esclavización sexual –entre otras modalidades de
vasallaje-. Ha asociado a dicha maquinaria de acuñar dinero-poder todas
las ligazones de sujeción humana contenidas en las simultaneidades
culturales presentes, en la diversidad de procesos que confluyen en la
construcción y autoconstrucción de identidades y en las relaciones de
poder que le son consustanciales; porque en la lucha cotidiana por
existir todo vale, todo se cosifica. Con lo que se recalca, que dicha
propensión no sólo debe ser analizada desde factores puramente económicos,
o desde la raíz cultural patriarcal[9]
del sometimiento –que le son ingénitas-. Las múltiples dimensiones e
intervincularidades que le acompañan aún no son develadas, profundamente
investigadas, de conformidad con sus dinámicas internas y externas. Aproximando
itinerarios de comprensión sobre la compleja realidad que indagamos es
pertinente indicar, que el comercio de cuerpos en general para los más
diferentes usos posee ámbitos especializados en sus concreciones orgánicas
para el mercado que sirve, y en corolario con ello, los ejercicios de
intelección que realicemos, han de aproximarse a distinguir con sumo
cuidado los mismos. Dentro de ellos, y a los efectos de las percepciones
propuestas, la trata con fines de
esclavización sexual ha llegado a integrar hoy, junto a las guerras y las
drogas uno de los negocios más rentables a todos los niveles de
convivencia, interconectándose todos ellos en la obtención de sus propósitos.
Es más, a la altura del año en
curso, sus volúmenes de ganancias le permitieron pasar del tercer negocio
ilegal internacional al segundo lugar, desplazando así al tráfico de
drogas. La
constatación de que los nuevos procesos de esclavización no se presenten
puros –defectos posibles de las concepciones que las sancionan- impone
grandes desafíos en su conocimiento, en la propia constatación de sus
magnitudes y en consecuencia su contención. Todo
ello asociado a que se han arraigado en modelos mentales de convivencia y
de existencia que tienen su propia historia de símbolos y significantes,
a las que las condiciones actuales y las praxis humanas enajenantes que le
acompañan les imponen nuevos derroteros, originándose así
imperceptiblemente una lucha abierta entre las nuevas y las tradicionales
modalidades de avasallamiento. “Los mundos nuevos
tienen que ser vividos, antes que explicados. Quienes
viven aquí no lo hacen por convicción intelectual; creen simplemente que
la vida llevadera es ésta y no la otra. Prefieren el presente a los
hacedores de Apocalipsis”.[10]
Hombres y mujeres colocados en condiciones de alienación total, en
particular en los países más pobres o en circunstancias de extrema
miseria, acorralados por el hambre, sin salida bajo las circunstancias en
que existen y reproducen sus vidas, sólo les queda la idea de comer
–no puede ser de otra manera- y las únicas maneras conocidas para
hacerlo pueden conducir a vender todo lo que pueda ser negociable, o a
enrolarse en rapto de personas o en cualquier empresa que les permita
satisfacer necesidades primarias. Sin
dejar de lado, que en estos análisis
no pueden olvidarse la diversidad de culturas convivenciales coexistentes,
donde tales prácticas no sólo es inherente a la pobreza. Esas órbitas
de precariedades concomitantes con otras culturalmente disímiles, son
aprovechadas por las modernas politomercadocracias que reorganizan a su
antojo las demandas de sus florecientes mercados de humanos, tanto en
cuerpos-mercancias como de captores, distribuidores y otros tipos sociales
vehiculares del negocio. Los
tradicionales modelos de sexualidad dominante no han desaparecido, se han
hegemonizado y metamorfoseado arrastrando a su ruedo no sólo a mujeres
-aunque sean ellas las predominantemente explotadas-, puesto que han
comenzado a operar sin distinción de sexo y edades. La doma de cuerpos
-por demás agresiva-, se ha afianzado como símbolos de potencia, como
necesidad de consumo y realización, sobrepasando con creces toda concepción
patriarcal anterior sobre la mujer y su sexualidad, al integrar como
esfera imprescindible al desarrollo científico tecnológico, en un ámbito
ya de por sí aberrante. Observemos el rol que juegan en esos servicios
las industrias del sexo y las comunicaciones, entre otras posibles de
enumerar. Hoy
son mujeres, niñas y niños, adolecentes, pero mañana, mañana quien
quita que los propios medios virtuales con que cuentan inculquen, exalten
“satisfacción”, “realización” desde lo que hoy no podemos ni
siquiera imaginar. La idea de lucro o de propensión para lucrar o hacer más
sugestiva la doma en el lucro, cuando el imaginario competitivo de ofertas
y demandas busque nuevos horizontes de rentabilidad en un mundo de
finanzas en quiebras a perpetuidad; esta, precisamente esta es una
posibilidad gestada desde la caja de pandora que tienen abierta hace
siglos. El negocio no tiene rostros
tiene ganancias y la idea de ganancias es peregrina. Nadie
se encuentra seguro en el planeta bajo tales dictados culturales hegemónicos
reales, los cuales precisan absorber todo lo absorbible metamorfoseándose
en su perpetua reproducción competitiva y autocompetitiva. A
cuánto ascienden los ingresos anuales de estos comercios de vidas. Según
datos aproximados del Primer Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico
de Personas, celebrado en Buenos Aires en el 2008: “Este
delito genera unos ingresos anuales de 32.000 millones de dólares en
todo el mundo y el 85 por ciento de ese dinero proviene de la explotación
sexual, [11]
Nos encontramos pues, ante un negocio preferencial, ya que su demanda va
en aumento y sus costos desde la barbarie y mecanismos que les asiste son
bajos. La
propensión actual de este floreciente negocio que busca mínima inversión,
es la de la esclavización más horripilante de
la que es casi imposible escapar. Se valen del engaño, chantaje,
rapto mediante violencia física y/o psicológica como métodos para
lograr la capitulación el vencimiento de la víctima. Las y los
desaparecidos aumentan, -van a seguir aumentando- provienen ya de
cualquier escala social a la que le puedan echar mano las redes de
chupadores de cuerpos, aunque prevalecen los provenientes de los países más
pobres. Son drogados constantemente –según el modo de operar de los
grupos-, intimidados hasta desarmarles de cualquier intención de
defenderse y utilizados sexualmente por sus mejores pagadores, ya en una
chabola o en un lugar 5 estrellas en ese reciclar vidas. Désele una
mirada, simplemente una ojeada a esa memoria histórica en carne viva, con
todo el dramatismo de los seres que en sus anales descasan como sus víctimas
anónimas, las cuales pueden ser constatadas en los testimonios de los que
han podido rescatarse. No
es casual entonces que los proceso que explicamos reciban hoy la
denominación de “El nuevo comercio de esclavos"[12],
y que en concomitancia con ello se argumente que: “De esta manera el cruce entre capitalismo y patriarcado genera la
cosificación de las mujeres, moviendo miles de millones de dólares al año,
en un negocio de esclavitud que supera con creces la magnitud de
personas-mercancías movilizadas durante el auge del comercio de
esclavitud africana”. [13] En
tal sentido durante el 2008, los informes de la Organización de Naciones
Unidas “estiman la trata, en cuatro millones de mujeres reclutadas cada
año y dos millones de niñas”[14].
Más de un analista considera que: “Aunque
es difícil obtener cifras fiables, se calcula que entre 45.000 y 50.000
mujeres y niños son trasladados cada año por los traficantes únicamente
hacia los Estados Unidos”. [15]
Conjuntamente “Se estima que 2 millones de personas son víctimas del delito de
trata, de las cuales la mitad son menores de edad y 80 de cada 100
personas sometidas a este crimen son mujeres y niñas. Asimismo,
según la Organización
Internacional del Trabajo- OIT, en su informe del año 2005, señaló
que al menos 12 millones de personas son esclavizadas, principalmente, en
prácticas como el trabajo forzado, la servidumbre por deuda y la
explotación sexual”.[16] Otro
desgarrante dato especifica que:
“Según datos de UNICEF más de 12 millones de niños en el mundo entero
son prostituidos por estas mafias. Por cada menor explotado sexualmente,
se puede obtener 13.000 dólares mensuales o alrededor de 130.000 por año.
En América Latina se calcula que entre 700 mil y 2 millones de personas
son víctimas de trata por año, la que es motivada por demanda interna e
internacional.”.[17] La
impune circulación de estas heterogéneas redes globales para las cuales
existen en la mayoría de los casos sanciones –aunque con amplias
grietas por donde escapan los tratantes-disfrutantes en detrimento de sus
presas- posee entre otras causales, el que las mismas no se encuentran
articuladas con otros delitos que atentan contra los derechos humanos
elementales, y que por tanto, las
sanciones existentes queden suspendidas en el aire por sus desconexiones
con la totalidad en su diversidad. No
es fortuito entonces, que en el levantamiento de los derechos humanos en
toda su variedad y universalidad topemos con barreras infranqueables hasta
en la comprensibilidad de sus esencias. La veracidad referida a la activísima
expansión de las transnacionales del sexo –desde las más sofisticadas
hasta las más burdas, con sus imbricaciones lógicas- es que no pueden
existir de no ser custodiadas por los Estados con todo el andamiaje
nacional e internacional que poseen para darle curso a su misión de
garante del “Estado de Derecho”, y con el chantaje que implica su
“educación” para el modelo de “ciudadanía” que imponen o venden.
Una
síntesis de un extenso informe sobre estos conocidos problemas afirma
entre otros valiosos pasajes: “Estos
policías son la parte visible de un entramado de complicidades. Los
funcionarios políticos, los jueces, las fuerzas de seguridad, y
empresarios son parte del negocio, aportando la documentación falsa para
las mujeres, avisando cuando va a haber inspecciones o allanamientos,
cambiando silencio por dinero o pases gratis con las chicas. El Estado y
sus distintos poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) no persiguen a
los explotadores, ni respetan los derechos humanos de las víctimas.
Tampoco crean programas ni leyes para la asistencia médica o contención
psicológica de estas mujeres, ni brindan capacitación laboral, viviendas
y creación de empleo para las violentadas. En definitiva, lo que hace el
Estado es mantener todas las condiciones que llevan a miles de mujeres a
encontrarse en situación de prostitución. "Además, no se toma en
cuenta que hay un 90% de posibilidades que en esos allanamiento puede
encontrase víctimas de trata, ya que en estos lugares es donde se
materializa la explotación sexual”.[18] La
trata con todas sus implicaciones antihumanas se encuentra integrada
estructuralmente al sistema capitalista, es hoy parte sustancial para su
mantenimiento y reproducción ampliada.
A dónde va la civilización contemporánea, es una pregunta que no debe
olvidar nadie. La memoria histórica activa tiene que rescatarse
revitalizarse, ello impedirá que mañana enseñen ciudadanía quienes hoy
torturan y enmudecen a sus congéneres.
La connivencia, la apatía y hasta
desconocimiento dentro de los propios sistemas políticos y sociales
allanan el camino al desarme de la condición humana. Cuba debe prever, si
no quiere sucumbir a tales prácticas hiperorganizadas, pues puede y
sucede, que similares conductas transiten por nuestros predios hoy espero
desarticuladas, pero con presencia hasta en los sistemas de creencias que
nos pueblan. Evocando a Ortega y Gasset, “No
sabemos lo que pasa, y eso es lo que pasa”. La
pregunta e indicación a meditar sería, cuántas
cosas pasan y desconocemos realmente que pasan –en particular, prácticas
que despojan de la condición humana a sus víctimas-. En primarias
observaciones en nuestros predios sobre esta problemática, podemos
encontrar una postura preocupada por conocer más, por pensarse
comprometidamente estas cuestiones, en tanto otra se desentiende o
minimiza la vocación de estudio científico que reclamamos. Desde
esta última y casi predominante posición nos preguntamos, cómo
puede ser posible que una simple referencia a este tema en distintos
entornos cubanos –incluyendo el académico y a los académicos- se
desconozca o apenas se le considere ficción -por aquello de que lo han
visto en películas-. O en su lugar se cambie de tema pues
no es “teóricamente” importante, a lo que pueden añadir, ¿qué
hace usted en una disciplina que no es la suya investigando? Aunque también
puede aparecer “científicocracia especializada en el sabelotodo y el
reino de las fronteras sin fronteras porque incorporaron a su discurso la
palabra mágica de complejidad, indicando amigable, altanera y sabiamente
¿desde qué aparato conceptual usted trabaja ese temita? Desvalorizando
así todo lo que pueda desvalorizarse, pues no se aviene a su concepción
de complejidad=solución, en lugar de complejidad=interrogación=desafío;
apelando para sintetizarla a una geometría “comprensible” pero
abrumadoramente excluyente. Por eso, inexcusablemente, “El agua del río
va huyendo de sí misma. Tiene miedo de su eternidad”[19].
Tales
conductas prosperan en el escenario de las Ciencias Sociales no vinculadas
directamente a investigaciones y centros de estudios especializados en
estos temas. Todo lo cual evidencia las serias implicaciones en cuanto a
la necesaria contribución a la sociedad a las que se encuentran
convocadas, y que se origina entre otras razones desde los modelos de
interacciones científicas construidas desde la fragmentación
estructural, orgánica y funcional, donde la llamada integración no es más
que un problema de puertas afuera de la interacción científica real. Cabe
aquí en esta agotadora búsqueda de argumentos aquello de que: “Posiblemente
todos hemos sentido, en una u otra ocasión, lo
difícil que se torna ser aceptado por “los expertos” especializados
en una u otra disciplina cuando no se procede de la misma –o procediéndose[20]-
y se intenta vincularse con ella. Tales conformaciones (prácticas) de saber-poder-disciplinario
han sido –y lo son aún– uno de los principales obstáculos para el diálogo
multi, inter y transdisciplinario”.[21]
Y de suyo para una impronta investigativa más diversificada y
aportativa desde una impronta en el hacer que ensanche horizontes a las
realidades que nos circundan. En
Cuba la connivencia, la apatía y el desconocimiento con relación a éstos
dramáticos asuntos prevalecen, tienen raigambres disímiles. No
es suficiente su presencia en análisis, debates u otras modalidades en
centros de investigación, cátedras, grupos especializados es pertinente
que trasciendan que se desfrontericen, que se socialicen, que sus
nutrientes se incluyan como ámbitos de reflexión plural más allá de
una especialización que propende a una compartimentalización estrecha la
cual no siempre proviene de una posición cosmovisiba cerrada de los especialistas de éstos temas, sino
de otras herencias fragmentadoras de la existencia. A lo que se añade, el
apremio de conocimiento en el tejido social para abrir cauces científicos
a un saber-hacer contributivo al país y al mundo, a partir el estado real
de los mismos en sus actuales variantes; dado que sus escalas de
manifestación van inexorablemente en ascenso. Esto,
no sólo porque formamos parte del mundo y estamos penetrados de él, sino
porque también le penetramos y aportamos a partir de nuestras históricas
modalidades de sometimiento que no han desaparecido, sino que han ido
metamorfoseándose en las transiciones culturales que hemos experimentado
y que para nada son lineales ni evidencian únicamente lo que se ha diseñado
en el deber ser desde los diferentes discursos políticos, o lo que es lo
mismo fuera de las interacciones reales que van resultando. Adiciónese
a todo lo antes explicado el que “Por
ejemplo en Cuba la discusión plantea que la desigualdad social abarca
tres zonas: género, raza y territorial, los tres elementos más fuertes
de brechas de equidad. Aquí se ve muy bien que igualdad de
oportunidades no garantiza igualdad de resultados. Mujeres,
negros y mestizos y los diferentes territorios del país han sido
cubiertos por políticas universales para todo el mundo, sin embargo,
estos tres elementos han ido quedando rezagados o son los más afectados
por la crisis. Ello está asociado a un punto de partida inferior a
otro grupo social, y por lo tanto aprovechan menos las oportunidades
iguales.”[22] Todo
lo cual demanda de otras visiones de entendimiento de los problemas, y en
consecuencia, de sus soluciones ante el proceso de incremento de las
desigualdades y empobrecimiento que se confirman a diario, junto a salidas
de sobrevivencia individuales conformadas por exclusiones
individualizantes. Las políticas sociales han de abandonar las grandes
soluciones macrosociales “homogenizantes” que discurren por cauces
predeterminados, y pasar a una diferenciación actuante que penetre en el
tejido social, en sus capilares y que de margen a los sujetos concretos a
construir y autoconstruirse en sus soluciones a partir las realidades que
le acompañan, lo que puede redundar en la gestación de autoaptitudes
nuevas posiblemente fecundantes, sin que esta percepción que se apunta,
sea asimilada en sí misma como postura diluyente o de varita mágica. Desde
la globalidad que le asiste a la cuestión de la Trata con fines de
explotación sexual sé es del criterio, de que en la desnaturalización
continuada de los seres humanos, la supremacía mercadopolítica ha hecho
una labor encomiable a sus apetencias de potestad. Ha excomulgado todo
atisbo de independencia individual mediante la fragmentación el
desvinculo y el miedo. Ha sabido utilizar en su provecho todos los
recursos que la propia labor de gobierno colocó en sus manos. Ha creado
nuevos y cada vez más perfectos métodos de reducción, ha incursionado y
subordinado para ello, una buena parte de los adelantos de la ciencia y ha
explotado, como cúspide de insultos a la humanidad, los factores psicológicos,
religiosos y tradicionales, de tan nefasto hado, que ha logrado hacérsele
imprescindible a los individuos para su existencia. Las
desigualdades, hijas genuinas de las posibilidades, para apropiarse del
pan y del alma ajena mediante la violencia, las supersticiones, los dogmas
santificados y las leyes inhumanas, han asentado a los privilegios como
inherentes a sectores exclusivos humanos.
Con ello, han acuñado a la historia de la humanidad como la historia de
la rivalidad; como los anales de la superioridad de unos sobre otros, ya
sean sobre la base de la fuerza física, las riquezas que se posean, el
poder del que se disfruta, los
sistemas de creencias o todos ellos juntos en una alternancia insostenible
para la civilización. En
tal sentido, la trata y la
prostitución son escalas desvalorizantes, son rostros diversos
concentrados en la Hidra de Lerna enajenante que se alternan y coexisten a
lo largo de los tiempos, concentradas todas ellas en los tiempos de hoy.
Ningún artificio debe desvirtuar este eje, que a veces se muestra endeble
en muchos análisis, incluso dentro de los movimientos que luchan por los
derechos de las mujeres y que hoy no pueden abrirse espacios de no
defender los derechos de todos. La
prostitución, que hoy no es atributo sólo de la mujer, -aunque conforme
la mayoría despojada de su humanidad- se encuentra directamente asociada
a una construcción social de seres – objetos para el disfrute de otros,
de aquellos que puedan pagar o violentar la integridad de la víctima en
su totalidad. La Trata pone en evidencia peldaños de ascenso organizado
–hiperorganizados- en sus praxis. Invisibilizar esas conexiones, es
pecar de una cultura falocéntrica, venga de donde venga la perspectiva. “Soy
feo, pero puedo comprar para mí las más hermosas mujeres. Por
consiguiente, no soy feo, porque el efecto de la fealdad – cualidad
negativa- se anula por el dinero. Yo, en mi carácter de individuo, soy
cojo, pero mi dinero me dota de 24 pies. Por consiguiente no soy cojo. Soy
maligno, deshonesto, inescrupuloso estúpido; pero el dinero recibe honras
y también su poseedor. El
dinero es el supremo bien, luego su poseedor es bueno. Soy estúpido,
pero el dinero es la verdadera inteligencia de todas las cosas ¿y cómo
puede ser estúpido el que lo posee? Además,
puede comprar a gente talentosa para mí y el que tiene poder sobre la
gente de talento, ¿no es más talentoso que el talentoso? Yo, que
gracias al dinero puedo todo lo que ansía el corazón humano, ¿no tengo
todas las capacidades humanas? ¿Es
que el dinero no transforma todas mis limitaciones en sus contrarias?”.[23] La
cosificación de la mujer, el atentado a su integridad, su mercantilización
extrema fruto de la feminización de la pobreza es una realidad abrumadora
en el presente. No obstante a su
cronística indefensión, las luchas por el rescate de sus valores más
preciados necesitan nuevos replanteos en el mundo de inicios del presente
milenio, dadas las complejidades del parasitismo y patriarcalismo
conceptual del capitalismo como sistema de dominación pues, “Se
asiste, además, a un fenómeno relativamente nuevo – al menos debió
ser sólo capilar en otros periodos – y es la procura de sexo comprado
por las propias mujeres, y esto francamente no ha sido investigado. Bajo
diversas condiciones y orientaciones de la sexualidad, ha crecido la
adquisición de servicios sexuales por muy diversos tipos femeninos, pero
ingresar a estos análisis parece subvertir lo políticamente correcto. ¿Que
decimos frente a estas nuevas formas?”. [24]
Dada
esta arista del problema, entre otras evaluables como pudiera ser el
ejercicio de la violencia de mujeres sobre los hombres, el planteo
tendencial del sistema en una crisis global que se nos enseñorea ha de
ser más totalizador, más unitario sin desestimar lo diverso que le
constituye y para el que apremian respuestas a interrogantes concretas. La
esclavización de todo lo esclavizable –hoy en lo preferencial mujeres,
niñas, niños, adolecentes en interminable cadena- es la máxima de su
supervivencia en cualquier ambiente que reporte ganancias y los espacios
de ganancia en un mundo en crisis, han de propender a una exacerbación
del mercado humano en todas sus dimensiones. Cuba
no se encuentra exenta de los conectores y causales que mundialmente dan
curso a tales abominables prácticas. No decimos con ello que participe
hoy en la Trata humana para fines sexuales –no tenemos datos para ello-,
pero de que existen otros Tratos
como hemos afirmado antes, que en su devenir les pueden ensamblar con
tales procesos globales, son transiciones en curso de las que no podemos
desentendernos so pena de gravar el futuro, desde una recurrente tendencia
a invisibilizar lo ininvisibilizable hasta que nos damos de bruces con una
aplastante e indetenible realidad. Conocer,
argumentar, dialogar interrogando a la vida en su cotidianidad
convivencial, son aspectos ineludibles que aún no se han incorporado como
prácticas en ese mundo mejor que queremos construir, autoconstruyéndolo
desde cada cubano y cubana de hoy. Ya que el peor vacío que nos acuñaría
sería aquel que movió a la Avellaneda a clamar en sus
“Contradicciones”: “No encuentro paz, ni me permiten guerra; de
fuego devorado, sufro el frío; abrazo un mundo, y quédome vacío; me
lanzo al cielo, y préndeme la tierra. Ni libre soy, ni la prisión me
encierra; veo sin luz, sin voz hablar ansío; temo sin esperar, sin placer
río; nada me da valor, nada me aterra”.[25] Qué
nos une, más que qué nos separa, qué hacer, haciéndolo, porque los desaparecidos y la trata
para cualquier fin de lucro han colonizado las desangradas tierras del
planeta azul indicando apremios humanos a resolver, provocando búsquedas
protecciones y autoprotecciones.
Qué tipologías de presas se impondrán de moda para los paladares de los
pagadores, eso lo dictará su majestad el mercado y lo cumplirán
puntualmente las politomercadocracias existentes. Socializar
en mi país estos problemas a los que parece estar ajeno, mostrar la
magnitud de sus daños, argumentar sobre sus naturalezas, alertar
ante dispositivos que pueden detonarle y ensamblarnos a esos mecanismos de
esclavitud universal he ahí motivos para mis palabras; pues “La
palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla. (…) el que,
por miedo a la verdad y al necesario sacrificio, contribuya a sostener,
contra su propia opinión la esperanza hueca de un país (…) en una política
sin pan ni porvenir, en una política sin seguridad y sin honor, en una
política de quiebros y de bofetadas, ese es culpable de veras, porque es
desleal”.[26] No
a la Trata, al tráfico, a la prostitución humana. No, a la mercadopolítica
de
quiebros y de bofetadas, seamos leales, seamos verdaderos. Referencias: [1]
Doctora en Ciencias Filosóficas.
Profesora Titular de la Universidad de la Habana. E mail: dvb@ffh.uh.cu [2]
“Piden conectar la ruta efedrina y la trata de blancas. Las
organizaciones que luchan contra el tráfico de mujeres y niñas
reclamaron a la justicia que busque vínculos entre ambas problemáticas. Existe el paralelismo y hay que tomarlo como una línea de
investigación más para poder encontrar a las mujeres
desaparecidas, castigar a los responsables y desmantelar estas redes ”,
Fabiana Tuñez: “Secuelas del triple crimen”, en Foro http://www.martazabaleta.com
[3]
La trata, el comercio de
seres humanos –en su mayoría mujeres y niñas- con fines de
explotación. La trata de personas es una violación a los derechos
humanos más elementales de las personas. En coincidencia con el
Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la
trata de personas, especialmente mujeres y niños (2006), es
comprendida como: la captación, el transporte, el traslado, la
acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso
de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño,
al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión
o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de
una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines explotación.
Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la
prostitución ajena u otras formas explotación sexual, los trabajos o
servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la
esclavitud, servidumbre o la extracción de órganos. Protocolo de
las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la trata de
personas, especialmente
mujeres y niños (2006), en http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/1305.pdf
[4]
Alejo Carpentier, Los pasos perdidos, Editorial Letras Cubanas 2002, pág.
246. [5]
De conformidad con el Protocolo de las Naciones Unidas contra el Tráfico
de Migrantes por tierra, mar y aire, el
tráfico de personas es “la facilitación de la entrada ilegal
de una persona en un Estado Parte del cual dicha persona no sea
nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero
u otro beneficio de orden material”, Protocolo de las Naciones
Unidas contra el Tráfico de Migrantes por tierra, mar y aire, en
http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/1306.pdf [6]
En 1949 las Naciones Unidas dicta el Convenio Contra la Trata de
Personas y la Explotación de Prostitución Ajena. En
el mismo la Trata es considerada violación de los derechos humanos.
No es hasta el año 2000 en que aparece otro documento, ahora de
carácter penal, en la Convención de Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, y su Protocolo para prevenir,
reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños,
también conocido como Protocolo de Palermo. [7]
Entrevista en París con
Edgar Morin. Por Nelson
Vallejo Gómez, en www.pensamientocomplejo.com.ar [8]Con
relación a la ley argentina se afirma: “La ley propuesta contiene términos
inadmisibles como la de eludir una definición universal de la noción
de trata y también hace lugar al consentimiento – puesto que expresa que la
figura se constituye “cuando mediare engaño”, algo casi imposible
de constatar - cuando se trata de mayores de 18 años. El concepto
de explotación es consustancial al de trata, y es un delito
aberrante, aunque las y los explotados hayan consentido debido a tantas razones
coercitivas. Feministas y no feministas saben que la nueva ley y
la vieja normativa serán absolutamente inocuas si jueces, policías y
representantes del poder político son parte del negocio de la trata,
tal como ocurre en nuestro país”. Dora
Barrancos: “Feminismo, prostitución y trata”, Ponencia
presentada en el marco del I Foro Interamericano de Mujeres contra la
Corrupción organizado por la Fundación Mujeres en Igualdad 29 de
septiembre al 1 de octubre de 2008 Buenos Aires. [9]
“conjunto de relaciones sociales entre los hombres que tiene una
base material, y aunque son jerárquicas crean o establecen
interdependencia y solidaridad entre ellos que los capacitan para
dominar a las mujeres”, Fontenla, Marta: “Patriarcado”, en
Gamba, Susana: (coord.) Diccionario
de estudios de género y feminismos, Buenos Aires pág. 256-258. [10]
Ídem, pág. 245 [11]
Véase: http://argenpressinfo.blogspot.com/2008/08/.
E Informe de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) 2006
y 2007, entre otros. [12]
Véase: “La dimensión
racial de la trata de personas, especialmente mujeres y niños”, en
http://www.un.org/spanish/CMCR [13]“ Policías
son propietarios de la mayoría de los prostíbulos en Tucumán”, en
http://www.argenpress.info/2008/12/ [14]
Teresa Ulloa Ziáurriz, “La
explotación sexual y la trata de mujeres y niñas en la zona norte de
México”, (2008) en www.inmujeres.gob.mx/dgpe/migracion/res/
Anexo_43_10.pdf. [15]
Véase: http://www.un.org/spanish/CMCR/
minority 08 [16]
“Con prendas femeninas
simbolizan los secuestros de argentinas por la trata de blancas”, en
http://www.argenpress.info/2008 [17]
Alberto B. Ilieff, “La
Trata de Personas y el capitalismo”, Primer Congreso Latinoamericano
sobre Trata y Tráfico de Personas Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires 4-5-6 de Junio de 2008, en http://www.argenpress.info/2008/12/ [18]“Policías
son propietarios de la mayoría de los prostíbulos en [19]
Dulce María Loynaz, Poema
“La fuga inútil”, Juegos
de Agua, El Parnasillo Simanca Ediciones 2002, Pág. 86. [20]
Nota de la autora. [21]
Pedro Luis Sotolongo Codina
y Carlos Jesús Delgado Díaz, Capítulo IV. “La complejidad y el diálogo
transdisciplinario de saberes”, en La revolución contemporánea del
saber y la complejidad social. Hacia unas ciencias sociales de nuevo
tipo, 2006, pág. 5, en http://www.clacso.org.ar/biblioteca -
biblioteca@clacso.edu.ar [22]
Entrevista a Mayra Espina, “Igualdad/desigualdad: desafíos de la
Cuba actual”, 25 de Enero del 2008, por Maité Hernández Lorenzo,
en http://laventana.casa.cult.cu;
Véase además, el libro: Políticas de atención a la pobreza y la
desigualdad [23]Carlos
Marx, Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, Editora Política
la Habana 1965, págs. 145-146. El inicio de esta idea indica: “Lo
que es para mí a través del medio del dinero-por lo que puedo pagar
(es decir lo que el dinero puede comprar)-soy yo, el poseedor del
dinero. El alcance del poder del
dinero es el alcance de mí poder. Las propiedades del dinero son
mis propiedades y mis potencias esenciales: las propiedades y las
potencias de su poseedor. Así, lo
que yo soy y lo que puedo no está en manera alguna determinado por mi
individualidad”. [24]
Dora Barrancos:
“Feminismo, prostitución y trata”, Ponencia presentada en el
marco del I Foro Interamericano de Mujeres contra la Corrupción
organizado por la Fundación Mujeres en Igualdad 29 de septiembre al 1
de octubre de 2008 Buenos Aires.
[25]
Gertrudis Gómez de
Avellaneda, “Las contradicciones”, en La
Noche del Insomnio, Antología Poética,
Pág. 53, Editorial Letras Cubanas 2003. [26] José Martí, “Ciegos y desleales”, “Patria”, New York, 28 de Enero de 1893. |
Dolores Vilá Blanco
Ponencia presentada al VII Taller Internacional Mujeres en el siglo XXI,
que incluyeron en sus memorias CD ISBN 978-959-7139-93-5.
Luego fue seleccionado en el mes de Agosto por el SEMLAC para integrar su directorio especializado.
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