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“En tiempos científicos, Universidad Científica.[1]

Perfiles desde las ciencias sociales”.

Dolores Vilá Blanco.[1]
Doctora en Ciencias Filosóficas 
Profesora Titular de la Universidad de la Habana

“Poner la ciencia en lengua diaria: he ahí un gran bien que pocos hacen”.[2] 

Resulta imposible en el mundo de hoy ahondar en experiencias educativas en cualquier contexto, en particular en el universitario, sin aproximarnos al menos en pensar y develar ejes esenciales que segmentan, aíslan y pueden llegar incluso a amputar a la larga cualquier iniciativa por loable que resulte, por enormes que sean los denuedos para desplegarla si en su diseño y conformación se ha concentrado en la especialización, en el fragmento social directo con que interactúa, y no ha tenido en cuenta a la totalidad social en que se encuentra inserta con todas las aristas que le son consustanciales en sus articulaciones visibles e invisibles, en sus múltiples interdependencias. Las fragmentaciones y las dicotomías en los ámbitos del conocimiento no favorecen la sociedad del saber cómo conocer, para el saber cómo hacer recursivamente. Y son precisamente esos, los apremios actuales de la civilización del presente milenio 

Los tiempos científicos se construyen y la universidad que cualifique y potencie dicha propensión también. La intervincularidad e inherencia que acompaña a esos transcursos humanos es ostensible; las barreras tradicionales para vencerlos -aun conociéndolos- penetran por todos los intersticios sociales frenando los impulsos y corriendo sin cauces. La impronta con que marcan a las alternativas emancipatorias, a los nuevos paradigmas que intentan gestarse también; pues, “Estos entendimientos levantados se han dedicado a una sólida tarea: la explicación, la cientificación -palabra nueva pero precisa- de la libertad”.[3] Por tanto, las Ciencias y las Universidades científicas intervinculadas e intervinculándose a perpetuidad abren espacios posibles en la contribución a ese viejo anhelo humano de independencia, del cual Cuba se precia, pero que tiene que reorganizar venciendo las enmohecidas formas de conducir la cultura que persisten por sobre lo logrado. Ya que, por lo muy sabido es probable que aún no encontremos las articulaciones y mediaciones que fomenten al “ser cultos como única manera de ser libres”.

Cómo acercarnos desde las limitantes de la Cuba de hoy a que el conocimiento contribuya a emergencias organizacionales nuevas, capaces de  encauzar recursivamente las integraciones verídicas, las intervincularidades de saberes y praxis científicas que se demandan hoy, no declaradamente sino actuadamente, por todos y para el bien de todos. El paradigma cultural que aspira a crear la nación cubana como alternativa a las tendencias globalmente imperantes ha de gestarse mancomunadamente, ha de vencerse a sí mismo, ha de sobrepasar su propia historia -desde ella misma- o no habrá historia, ni cultura, ni país. 

Los perfiles que se presentan en el trabajo aspiran a contribuir, a socializar ideas que marchan en el sentido de que la comunidad científica ha de fraguar la nueva universidad científica, pues a “nuevo continente nuevo contenido”. La organización, estructura y funcionamiento ha de crearse con-ciencia, permitiendo que la novedad como no-verdad de la cualidad que resulte se regenere constantemente. Ya que, “A nuevas ciencias que todo lo invaden, reforman y minan nuevas cátedras[4], nuevas organicidades científicas o no nos prepararemos ni prepararemos a Cuba para la vida.

Los problemas relacionados con la construcción de la universidad científica en la actualidad, se encuentran asociados a una pluralidad de ejes y conectores civilizatorios y contextuales de difícil aprehensión e inclusive aproximación. Con lo cual subrayamos las interdependencias –no puede ser de otra manera-, entre los transcursos sociales y las transformaciones en los ámbitos académicos de la Educación Superior, acotando objeto de reflexión. Puede parecer esta última afirmación demasiado sabida, conocida, o dicha por decir algo más, pues se sobreentiende. Lo cierto es, que en las praxis históricas, ya en nuestro país o en el mundo, el retardo o aceleración de ambos componentes han sido una constante en sus decursos. Retardo o aceleración, -entre otras posibles variantes intermedias- que han incidido por ausencia de imbricación real con el tejido social donde operan, en que los sentidos transformadores, superadores no se abran espacio en cuanto a la calidad diferente que pregonan.

Es por ello, que en los apretados espacios de esta presentación realizamos algunas distinciones metodológicas orgánicas que propicien un acercamiento entre lo logrado y los desafíos que aun nos rondan, cual preguntas a flor de piel, cual asunción de la propuesta martiana de SERVIR, COMO CONDICIÓN DE NUESTRA EXISTENCIA COMO EDUCADORES.

Lo que desde hace algún tiempo en Cuba se llama batalla de ideas, entendido como activismo que ha de propiciar un nuevo paradigma cultural con sus consustanciales significados y significantes, también se encuentra formulado en el mundo, desde las propios problemas y las consiguientes bridas que otros sistemas sociales le imponen. Así las cosas, cuando Edgar Morin se refería al asunto, indicaba con acierto: "Tenemos que comprender que la revolución se juega hoy no tanto en el terreno de las ideas buenas o verdaderas, opuestas en una lucha a vida o muerte a las ideas malas y falsas, sino en el terreno de la complejidad del modo de organización de las ideas". [5] A lo que añadiríamos, el modo de organizar científicamente las praxis que den cauces a esas nuevas y apremiantes ideas, es decir derrotar a las cronísticas dicotomías que acompañan en el pensar y el hacer.

Hablamos pues, no sólo de las crisis epistémicas, sino conjuntamente de los métodos que demandan complexiones científicas de mayor alcance en la comunidad académica en general, para ir eliminando los modelos mentales que se han construido cronísticamente desde la linealidad, unidireccionalidad, unidimensionalidad y la estática. En donde, por demás, la gestación del pensar y actuar preñados e interconectados de nuevos contenidos reales de intelección de la vida, aún no cuajan en ese andar y desandar de las Ciencias en general y de las Ciencias Sociales, en especial.[6]  No es sólo referirse a la revolución contemporánea de los saberes, sino al modo en que es potenciable, desde las peculiaridades históricas que nos acompañan la gestación de emergencias organizacionales generadas desde las ciencias mismas –y no desde fuera de ellas-, para dar curso a esos urgentes tránsitos acorde a las dinámicas del mundo de hoy, y de la nación que tenemos hoy.

Todo lo cual coloca en el tapete, entre otros posibles asuntos, hasta que punto, las tomas de decisiones cuentan realmente con la comunidad científica que ha de respaldarlas objetivamente con la calidad que requieren, sin que los profesionales y los educandos sufran tensiones adicionales a las existenciales, por la ausencias de infraestructuras adecuadas a las nuevas peculiaridades que se asumen, o porque no se fomentan emergencias organizacionales transicionales acordes a la nueva cualidad, que nunca es dada en sí por declarada o implementada, sino por llegar a ser gradualmente actuante. Ya que puede suceder -y sucede- que los nuevos escenarios y propuestas, continúen discurriendo desde modalidades de dirección  y organización que han agotado sus posibilidades pero que permanecen, pautando rumbos, intenciones y precipitaciones.

No se niegan con las presentes preocupaciones los intentos aislados, grupales e incluso regionales de la comunidad científica que han tenido y tendrán impactos en ese despertar y repensar; de lo contrario es probable que no habitaran en esta autora, ni se escribieran estás ideas. A lo que se alude, es a buscar avances mancomunados y coligados, organizativos y autoorganizativos de dichos propósitos hacia complexiones de incidencia y autoincidencia en el imprescindible y difícil proceso de reorganizar el pensamiento, en el modo de reaprehender desde el plural estado de entendimiento actual de los procesos, formas más inteligentemente deliberadas de abrir caminos contributivos a los estudios y praxis sociales.

La lid científica entonces, no es sólo de pensamiento por pensamiento, de ideas por ideas, sino de cómo se interorganizan, intercomplementan, interdialogan desde un modo complejo, que cierre espacios a todo lo que cercena el conocimiento y la práctica desde los ancestrales estándares intelectuales monolíticos de toda horma. Con lo que se indica, que en tales transcursos no puede perderse de vista el papel de la política, que abre o marca espacios de movimiento dentro de las políticas públicas a sus intereses educacionales, sin que sean respaldados por estudios científicos presentes y perspectivos. La cuestión de la educación, no sólo se mueve y adelanta desde el optimismo en la voluntad, sino desde una voluntad que se articule con la realidad. Pues, “El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu”.[7] 

Priorizar consiguientemente, una educación que incluya y no excluya en el sentido de que tiene que ser extendida dicha condición a la búsqueda de organización de esos procesos como consustancial a todos, en la toma de decisiones por todos, que promueva a pensar y no a indicar cauces estrechos, predeterminados al pensamiento en especial en la superior, significa dotar un eje primordial para la calidad del funcionamiento democrático, pues construir y gestionar conocimientos pluraliza visiones heterogéneas y perspectivas políticas múltiples[8].

El doctor Lino Borroto escribía en el 2006: “Muchos autores apuntan hacia el hecho de que la universidad atraviesa una crisis de identidad a su interior. Ampliando este aspecto de la cuestión, nos encontramos que, en un primer nivel de análisis, la copia de los modelos europeos de estructura y funcionamientos universitarios (esencialmente los de Alemania y Francia) llevan a las universidades latinoamericanas a oscilar en un péndulo que va desde el aglutinar en el departamento docente (modelo alemán) a profesores que imparten las materias propias del departamento y de las investigaciones que llevan a cabo los mismos profesores, hasta separar (modelo francés) las investigaciones de la docencia propiamente dicha, al crear, en unos casos dentro de las estructuras universitarias y fuera de ellas en otros, institutos o centros de investigaciones”.[9] 

Con lo que cabría preguntarnos, hasta que punto nuestras urgencias no conllevan a precipitaciones que conducen también a calcos o a irrealidades que pueden gravar el futuro, desde lo que actualmente se delinea que debe ser el futuro, cuando aun no participan activamente desde un interdialogar verídico en tales movimientos todos sus implicados.

Por lo que, los problemas estructurales, orgánicos y funcionales mundiales en la educación superior, extendidas a otros centros de producción científica, despliegan fisionomías de intelección de la varificada realidad muy similares que hipotecan no sólo el sentido de lo diverso, sino de lo universal en sus contingencias propias, de lo cual no nos encontramos libres tampoco en Cuba. Todo lo que quebranta, entre otras incidencias posibles, en la capacidad valorativa respecto a los transcursos civilizatorios y nacionales existentes desde los macro y micro escenarios plurales en que se desenvuelven y desde las articulaciones interconstitutivas que les son inherentes.

Entre los obstáculos a meditar, en el sentido de estructuras, organización y funcionamiento real, -pues puede suceder que se consideren que están ahí, que no se utilizan correctamente, entre algunos de los argumentos que comúnmente se escuchan cuando los pensares se adentran en esos espinosos senderos- se encuentran los relacionados con los llamados mediadores actuales de los procesos, pues los métodos de evaluación de lo que los sujetos proponen y opinan –venga de arriba o de abajo- puede encontrarse discurriendo por senderos “articuladores”  de los puntos de vista recogidos, propuestos no del todo loables. Por ejemplo, desde la lectura, relectura y síntesis de lo dicho en diversos enclaves mediante y por la subjetividad de quién o quiénes elaboran dichas conclusiones o informes conclusivos o propositivos.

Razón por la cual pierden vida, verbo e indicación objetiva. Y es que su gradual instrumentación, articulación regenerativa como cuerpo integro, diverso, cambiante e imbricador no se ha potenciado. Precisemos, no se potencia el potencial con que se cuenta y esto ahonda dramáticamente la credibilidad del proceso. Lo que parece directo, se convierte por obra y gracia de la costumbre en extremadamente indirecto, inverificable, excluyente en los resultados iníciales y terminales de los procesos. Tal parece entonces, que lo que se propuso, incluso se estudio, se le dedicaron horas –en una variada gama situacionales- jamás sucedió, en ese diluirse “democráticamente por los senderos científico organizativos” por donde transcurren.

Poner la ciencia en lengua diaria, dotar de ciencia la vida, la libertad –ya que no es ser culto por ser cultos sino para ser útiles y autoútiles-, entrañan más significados que los que hasta hoy les podemos haber dado, razón de más para volver sobre ellos, para penetrar en las raíces o ir a las entrañas como proponía Martí. Pues en consecuencia con él, “Un progreso no es verdad- sentenciaba Martí- sino cuando invadiendo las masas, penetra en ellas y parte de ellas; cuando no es solo el Gobierno quien lo impone, sino las necesidades de él, que de la convicción unánime resulta”.[10]

La propuesta ante tales apremios indicaría que no es sólo pensar y actuar desde y como disciplinas, cátedras, departamentos o grupos de investigación que son las formas en que cronísticamente nos han y hemos estructurado en el ejercicio de la profesión y sobre las que existe una amplia polémica. Por el contrario, es la de proponernos imprimir a los desempeños científicos de una dinámica que retroactúa activísima por excelsitud, que es lo que le tipifica desde sus cambiantes, interconstituyentes e interrelacionados objetos tejidos en su conjunto. Todo lo cual, puede contribuir a una práctica de organización capaz de producirse a sí misma y regenerarse, para dar curso al surgimiento de cualidades nuevas cual emergencias organizacionales que abonan en el mejoramiento del todo, por sobre las disposiciones organizativas que se imponen desde fuera de la ciencia, y contra las que es increíblemente más difícil transgredir, pues son resultado de unos anales de funcionamiento donde no siempre lo científico, lo objetivo es la causa de su preexistencia y permanencia[11].

Esos formatos parciales, “especializados”, fragmentados no sólo quebrantan lo que se enseña, en el modo en que incluso se propende a investigar, sino en la resultante de lo que se trasmite, que ahonda el aislamiento entre los educandos y los docentes, o simplemente para con los sujetos históricos de la actividad que se intenta explicar o sobre los que inclusive se supone que se teoriza, dado que los canales intervinculantes se han desdibujado o perdido, lo que conduce a que el sujeto continué atado irremisiblemente a las esencias que dicen negar. Aspectos que han conllevado a olvidar la internalidad e internalización de los individuos en el juego de acciones y reacciones recombinadas infinitamente y que nos aleja de las intenciones por las que iniciamos itinerarios emancipatorios desde la convicción y los estímulos que eran propios.[12] 

La extrema segmentación de voluntades cognitivas y prácticas, no constituye un inconveniente privativo de Cuba como ya se ha explicado. Esta vertiente tiene hondas raíces en la conformación, colonización y asimilación sin procesamiento de las estructuras, organizaciones y funcionamientos vigentes internacionalmente,[13] los cuales se fueron reacomodando en diversas variantes desde las singularidades históricas que le dieron origen y que marcharon modificándose y favoreciendo esa dirección.[14] Orientación a su vez, proveniente de la misma fragmentación que le es consustancial a la reproducción ampliada de las interrelaciones sociales dominantes a escala planetaria.

Lo cierto es, que en esos escenarios, en ocasiones en condiciones más difíciles, los debates, las búsquedas contextuales evidencian mayor activismo movilizativo e inclusivo que en el nuestro, desde los niveles de incidencia social en que impactamos, dado que la universalización es un desafío a la calidad y cualidad del magisterio y las ciencias en Cuba. Lo que convocaría por tanto, a concursos y aportaciones mayores desde las especificidades alternativas que el proyecto cubano posee y de conjunción con su propia construcción.

Por lo que, el replanteo de los tradicionales modos de pensar y actuar, hijos de las costumbres, la inercia y otra gama de factores, tienen que aflorar desde los espacios de posibilidad interno y externo de los profesionales en el abordaje de las cuestiones constantemente cambiantes a desentrañar y que se desarrollan lo quieran o no, ya que “todo lo sólido se desvanece en el aire”. En este punto, la simultaneidad de voces presentes en el enclave cubano en co-evolución multidimensional, debe dar cabida a flujos más enriquecedores en lugar de monólogos y tertulias -aisladas obligadas[15] o casuales-. Es momento dentro de la diversidad de hermanarse y espigarse por la obra común del futuro.

Pues sucede, con más frecuencia de la que debiera, y no por razones del azar -cuestión esta que la ciencia no puede descartar para no dejar de ser ciencia- que las “sorpresas” que las realidades exhiben, no son más que ausencias flagrantes de los desempeños científicos, para las que no existen ni siquiera intentos autoexplicativos por sobre las disposiciones o autolimitaciones que imponen no sólo camisas de fuerza a los saberes, sino que propenden por su permanencia, a la conversión de una buena parte de la comunidad científica en un conglomerado que pudiendo, no alcanza a tener incidencia en el rumbo social. Dado que funcionan entre otras variantes, desde los ucases que estipulan qué se debe enseñar, investigar o cómo deben transcurrir dichos procesos a despecho del tiempo transcurrido y de lo muy “criticado” del asunto. Sin menospreciar por cierto, el acomodamiento mediocre a lo indispensable que también campea dentro de un ambiente donde el potencial científico no es potenciado, entre otras posibles explicaciones.[16] 

Cuando desde otros tiempos y realidades con las complejidades que les eran consustanciales, se enfrentaban problemas recurrentes a los de hoy, Hipócrates nos legaba: “El arte es largo, la vida breve, la ocasión fugitiva, la experiencia falaz, el juicio dificultoso. No basta que el médico haga por su parte cuanto debe hacer, si por otro lado no concurren al mismo objeto, los asistentes y demás circunstancias exteriores”. (Hipócrates c.460-c. 377 a.C.) Por lo que, tampoco bastaría con lo que haga el profesor o la comunidad de profesores si en las direcciones donde se concentren los esfuerzos, los transcursos humanos mismos no concurren también todos los sujetos de la actividad no sólo científica, sino cultural en general, en el sentido de contribución real que propende al desarrollo al unísono, a una cualidad de interactividad realmente diferente.

Las perspectivas de una Universidad Científica se encuentran en las potencialidades que se potencien desde una sociedad en transición de nuevo tipo, gestada desde el saber puesto en lengua y praxis diaria que se proponga penetrar y autopenetrarse verídicamente, para que los tiempos alcancen su valor de científicos, para que la libertad se construya científicamente, o lo que es lo mismo humanamente posibles.

[1] Doctora en Ciencias Filosóficas. Profesora Titular de la Universidad de la Habana. Email: dvb@ffh.uh.cu

En CD-ROM Multimedia de la Asociación de Pedagogos de Cuba ISBN 9789591610010

NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

[1] Martí José: “Escuela de Electricidad”, “La América”, Nueva York, Noviembre de 1883.

[2] Martí José: “Las leyes de la herencia”. “La América” Nueva York, Enero de 1884.

[3] Martí José: “La Democracia Práctica”, “Revista Universal”, México, 7 de Marzo de 1876.

[4] Martí, José: Escuela de Electricidad, “La América”, Nueva York, Noviembre de 1883.

[5] Morin, Edgar: El Método, tomo 4, “Las ideas”, Madrid, Cátedra, 1992. Pág. 238.

[6]Véanse entre otros Zemmelman, Hugo Conocimiento y Ciencias Sociales. Algunas lecciones sobre problemas epistemológicos México, Colección reflexiones 2003. Morín, Edgar, Introducción al pensamiento complejo, Parte 6,  Epistemología de la Complejidad, en  Editorial Gedisa 2000. Pozzoli, María Teresa, “El sujeto de la complejidad. La construcción de un Modelo Teórico Transdisciplinar” www.complejidad.org.ar. 2006. Sotolongo, P.L. “La incidencia en el saber social de una epistemología de la complejidad contextualizada” en Materiales de la Cátedra de la Complejidad, La Habana 2002.

[7] Martí, José: “Nuestra América”, “El Partido Liberal”, México 30 de Enero 1891.

[8] Vilá Blanco, Dolores, “Lo único que sé es que no soy marxista”. Primer Manuscrito de Manuscritos a Contraluz. Cuba entre Imaginario y Realidad. Mención en el Certamen Iberoamericano de Ética Elena Gil 2009. 27 pág. El Libro completo puede consultarse en: http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/vila_blanco_dolores/index.htm

[9]Borroto López, Lino T: “Postmodernidad: Realidades y desafíos para la universidad latinoamericana y caribeña”. Ponencia presentada en la Convención Internacional de Educación Superior “Universidad 2006”, La Habana, Cuba, febrero de 2006.

[10] Martí José: “Reflexiones destinadas a preceder los informes traídos por los jefes políticos de Guatemala a las Conferencias de Mayo de 1878”.

[11]Vilá Blanco, Dolores, “Lo único que sé es que no soy marxista”. Primer Manuscrito de Manuscritos a Contraluz. Cuba entre Imaginario y Realidad. Mención en el Certamen Iberoamericano de Ética Elena Gil 2009. 27 pág. El Libro completo puede consultarse en: http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/vila_blanco_dolores/index.htm

[12]“Según la concepción de Marx, toda la marcha de la historia -tratase de los acontecimientos notables- se ha producido hasta ahora de modo inconsciente, es decir, los acontecimientos y sus consecuencias no han dependido de la voluntad de los hombres; los participantes en los acontecimientos históricos deseaban algo diametralmente opuesto a lo logrado o, bien, lo logrado acarreaba consecuencias absolutamente imprevistas”. Engels, Federico: “Carta a Werner Sombart, Londres, 11 de marzo de 1895,  Marx, Carlos y Engels, Federico: Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974.

[13] Véanse, entre otros muchos, los trabajos de Kozlarek, Oliver: Crítica, acción y modernidad. Hacia una conciencia del mundo, en  Editorial Dríada 2006. Dubiel, Helmut: La teoría crítica: ayer y hoy, en México UAM – Plaza Valdés 2000.

[14] “Haciendo suyos estos supuestos, las ciencias sociales realizaron varias operaciones de simplificación para delimitar sus objetos y potenciar su poder explicativo y manipulador, garantizando con ello su condición de “ciencia normal”,  (Kuhn 1992). estas operaciones son las de fragmentación o atomización, binarización, disyunción y objetivación. La fragmentación o atomización es un proceso fundacional de estas disciplinas, que perdura hasta hoy, y que consiste en delimitar el objeto de estudio y profundizar  sucesivamente en su manejo a través de separaciones, de delimitar partes del todo. (…)Lo que interesa es llamar la atención sobre el hecho de que las disciplinas sociales desde su fundación como áreas autónomas de producción de conocimiento asumieron una lógica de particiones sucesivas, como vía de profundización y de manejo y control posible de los fenómenos que estudiaban, sentando el precedente de la especialización y la  fragmentación como fórmula casi única de hacer “ciencia verdadera”. Espina Prieto, Mayra: “Complejidad y pensamiento social”, en Complexus Revista de Complejidad, Ciencia y Estética 2004.

[15]Véase: Díaz Canals, Teresa: Una profesora que habla sola. Enigmas del civismo cubano, en Publicaciones Acuario, Centro Félix Varela, La Habana 2006.

[16]Es imprescindible no dejar de lado el hecho de que este proceso de apertura teórica epistemológica y metodológica ha tenido también su lado negativo. Por una parte, la recuperación del marxismo es parcial e incompleta. Abarca a figuras esenciales, y preferidas por diversas razones, pero aún no ha logrado rescatar, publicando y debatiendo, a los marxistas europeos y norteamericanos más contemporáneos. Por otra, se aprecia una especie de empobrecimiento del uso del marxismo, identificándolo muchas veces con su versión soviética manualista, y desdeñando con superficialidad sus potencialidades de aplicación a las circunstancias actuales de Cuba y la sociedad global”. Espina Mayra:Cuba: La hora de las Ciencias Sociales”, CIPS 2006.

Dolores Vilá Blanco
Doctora en Ciencias Filosóficas. 
Profesora Titular de la Universidad de la Habana.
Email: dvb@ffh.uh.cu 

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