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Desde el Sur: Pensarnos La Trata con fines de explotación
sexual.[1] |
“La
crisis de unos conocimientos fragmentados y unas respuestas deshilvanadas
a la que nos enfrentamos agrava un delito que es una vergüenza para todos
nosotros”. |
Informe
Mundial sobre la Trata de Personas. Resumen Ejecutivo
Febrero de 2009. “Entre
las penas sin nombre” que avergüenzan a la civilización contemporánea
se encuentra la Trata con fines de explotación sexual. Ella se imbrica
orgánicamente a los modernos mercados de esclavos, es más, a la altura
del 2008-2009, sus volúmenes de ganancias le permitieron pasar del tercer
negocio ilegal internacional al segundo, desplazando así al tráfico de
drogas según recientes estimaciones. En febrero del año en curso, el
reclamo de la Comunidad Internacional para enfrentarla se trasladó
meridianamente al ámbito de los conocimientos, en especial “en
el terreno de la complejidad del modo de organización de las ideas"[1],
tan ausente en la intelección de la esclavitud sexual hoy. “A lo que se
alude, es a buscar avances mancomunados y coligados, organizativos y
autoorganizativos de dichos propósitos hacia complexiones de incidencia y
autoincidencia en el imprescindible y difícil proceso de reorganizar el
pensamiento, en el modo de reaprehender desde el plural estado de
entendimiento actual de los procesos formas más inteligentemente
deliberadas de abrir caminos contributivos a los estudios y praxis
sociales, atisbos que avizoran métodos válidos”[2]
. Cuánto conocemos de esos complejos procesos
mundiales. Cuán preparados estamos para enfrentar esos desafíos, de
entenderse que Cuba y lo cubano no se dirime sólo en la isla. En especial, porque la Trata en relación
con la prostitución –con quien comparte ambientes reflexivos- indica, escalas
en ascenso de organicidades en el tejido social que maximizan ingresos en
un mundo de finanzas en quiebras a perpetuidad, y donde por añadidura,
los patrones culturales que le reproducen actúan y retroactúan
planetariamente dentro de una diversidad de prácticas autocambiantes. Los
estudios y presentaciones realizadas por la autora sobre el tema en Cuba
evidencian entre otros, desconocimiento, subvaloración e inoperancia
científica. Razón por la cual, a la presente exposición le asisten como
objetivos: 1-Sensibilizar
a la comunidad científica cubana ante este problema mundial y las
complejidades que le son inherentes. 2-Estimular
la elaboración de proyectos conjuntos que contribuyan a la socialización
científica del problema de la Trata, lo cual puede revertirse a su vez,
en impactos preventivos eficaces. 3-Aunar
esfuerzos desde las potencialidades científicas alcanzadas para
contribuir desde el Sur, y desde Cuba a “una
visión global de la cuestión, y de la forma en que sus distintos
elementos actúan recíprocamente para constituir el todo”[3],
así como las conexiones activas que la reproducen ampliadamente en la
presente y futura esclavitud en expansión, la cual sobrepasa con creces a
todas las experimentadas en los anales de la humanidad. La
trata con fines de explotación sexual, es uno de los problemas que demandan contribuciones científicas y prácticas
transrelacionales, capaces de desbordar los
estrechos cauces por donde aún transitan como pueden ser los del Derecho,
pues las leyes existentes –allí donde existen y se practican con toda
la variabilidad de matices presentes en la expresión- no han logrado ni
siquiera frenar su indetenible marcha[4].
Por
otra parte, es pertinente destacar que si bien Cuba participa activamente
en las Comisiones de Derechos Humanos que sancionan este delito
internacionalmente, sí además lo tiene incluido con penalidades severas
en su Código Penal[5],
y que lo referido a Trata y Trafico humano se ha convertido en tema de
debate de Política Internacional por los recurrentes ataques recibidos en
los diferentes Informes Anuales sobre Trata de personas difundidos por el
Departamento de Estado[6].
Todos estos elementos no impiden, por el contrario refuerzan los objetivos
propuestos. Porque lo cierto es, que a todo lo reglamentado le falta lo
fundamental la socialización de saberes a toda la sociedad que les
legitima. Recalcamos
entonces, que la finalidad suprema que le asisten a estos análisis es
tensar el pensar y el hacer ante las múltiples variantes que esclavizan a
los seres humanos -con fines de lucro o de simple sobrevivencia-, las que
transitan en sus autoconformaciones perspectivas invisibilizadas, en
segmentos, casi inaprehensibles. En este punto cualquier discurso se queda
vacío, pues “el negocio no tiene
rostros tiene ganancias y la idea de ganancias es peregrina. Nadie
se encuentra seguro en el planeta bajo tales dictados culturales hegemónicos
reales, los cuales precisan absorber todo lo absorbible metamorfoseándose
en su perpetua reproducción competitiva y autocompetitiva”.[7]
Cuando
hablamos de Trata humana a qué nos referimos: Según
el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños (2006), es
comprendida como: la captación, el transporte, el traslado, la acogida o
la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza
u otras formas de coacción, al rapto, al
fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o
recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre otra, con fines explotación. Esa
explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución
ajena u otras formas explotación sexual, los trabajos o servicios
forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud,
servidumbre o la extracción de órganos.[8]
De
ese amplio abanico de esclavitud “la
explotación sexual es, con gran diferencia, la forma de trata de
personas detectada con más frecuencia (79%)”[9] . Hasta que punto éstas
conceptualizaciones e incluso datos brindan marcos referenciales para la
inteligibilidad de los peligros que nos rondan cuando los propios
especialistas de Naciones Unidas declaran que es “una crisis de
conocimientos sobre un delito que es una vergüenza para todos nosotros
–que- (…) No
contamos aún con las categorías lógicas que se precisan para establecer
bases de datos multidimensionales. Deberíamos
estar en condiciones de diseccionar los actuales mercados de esclavos en
sus partes componentes (demanda, oferta, trata, y precios conexos), -y
en consecuencia- (…) formular una
política de lucha contra la esclavitud basada en pruebas científicas.[10] Estableciendo
precisiones desde el Sur y desde Cuba sé es de la consideración que: 1- El comercio humano con fines de lucro, ha sido en los anales
civilizatorios una abominable y cambiante práctica. La trata en la
actualidad, es heredera de dichas experiencias culturales. No existe por sí
misma, es decir, sin asideros históricos que religuen la magnitud y
diversidad que les puebla. Lo cual se refrenda en la coexistencia de
formas retardadas y avanzadas de servidumbre, en ese versátil tablado en
que se reproducen y autoreproducen ampliada e intervinculadamente en función
de las “verdades de la mercadocracia” imperante. La
explicación coherente del papel de la esclavitud en la actual civilización
capitalista fue expuesta por Carlos Marx, cuando afirmaba: “La
sociedad burguesa es la organización histórica de la producción más
desarrollada y compleja. Las categorías que expresan sus relaciones,
la comprensión de su organización, permiten comprender
al mismo tiempo la organización y las relaciones de producción de todas
las formas de sociedad pasadas, con cuyas ruinas y elementos ella ha sido
edificada, de los cuales ella continúa arrastrando en parte consigo
restos todavía no superados, mientras que meros indicios han
desarrollado en ella todo su significado. (…) Es una iluminación
general en la que se sumergen todos los demás colores y que los modifica
en su particularidad. Es un éter particular que determina el peso específico
de todas las formas de existencia que destacan en él”.[11]
Y que son utilizadas por él acorde a los tiempos reasignándole nuevos
significados. 2- Entre los principales problemas para el entendimiento, y en
consecuencia enfrentar la Trata en su especificidad de explotación sexual
se encuentra la ausencia de un enfoque dialógico, recursivo y generativo
-entre otras carencias posibles de constatar -, es decir de
profundización en la complejidad de los antagonismos presentes, de las
praxis organizacionales activas que gestan sus propias autonomías, lo que
redunda en una pérdida total del norte de análisis en los procesos de
generación y regeneración, organización y autoorganización presentes
en los vaciamientos científicos existentes a la hora de asumir estos
problemas. Y en consonancia con ello, el primado de los enfoques lineales,
automaticistas típicos de una lógica identitaria incapaz de aproximarse
a entender las dinámicas civilizatorias reales, donde “no sólo hay
diversidad en lo uno, sino también relatividad de lo uno, alteridad de lo
uno, incertidumbre, ambigüedades, dualidades, escisiones,
antagonismos”.[12]
3- El parasitismo clásico de las relaciones capitalistas, en el
presente más acentuado que nunca, ha tomado cuerpo definitivamente en una
empresa de cuerpos con fines de esclavización sexual –entre otras
modalidades de vasallaje-. Ha asociado a dicha maquinaria de acuñar
dinero-poder todas las ligazones de
sujeción humana contenidas en las simultaneidades culturales presentes,
en la diversidad de procesos que confluyen en la construcción y
autoconstrucción de identidades y en las relaciones de poder que le son
consustanciales; porque en la lucha cotidiana por existir todo vale,
todo se cosifica. Con lo que se recalca, que dicha propensión no sólo
debe ser analizada desde factores puramente económicos, o desde la raíz
cultural patriarcal[13] del sometimiento –que
le son ingénitas-. Las múltiples dimensiones e intervincularidades que
le acompañan aún no son develadas, profundamente investigadas, de
conformidad con sus dinámicas internas y externas. 4- La trata con todas sus implicaciones antihumanas se encuentra
integrada estructuralmente al sistema capitalista, es hoy parte sustancial
para su mantenimiento y reproducción ampliada. A dónde va la civilización
contemporánea, es una pregunta que no debe olvidar nadie. La memoria histórica
activa tiene que rescatarse revitalizarse. La connivencia, la apatía y
hasta desconocimiento dentro de los propios sistemas políticos y sociales
allanan el camino al desarme de la condición humana. Cuba debe prever, si
no quiere sucumbir a tales prácticas hiperorganizadas, pues puede y
sucede, que similares conductas transiten por nuestros predios hoy,
-espero desarticuladas- pero con presencia hasta en los sistemas de
creencias que nos pueblan. Evocando a Ortega y Gasset, “No
sabemos lo que pasa, y eso es lo que pasa”.
A
cuánto ascienden los ingresos anuales de estos comercios de vidas. Según
datos aproximados del Primer Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico
de Personas, celebrado en Buenos Aires en el 2008: “Este delito genera
unos ingresos anuales de 32.000 millones de dólares en todo el mundo y
el 85 por ciento de ese dinero proviene de la explotación sexual,[14]
Nos encontramos pues, ante un negocio preferencial, ya que su demanda va
en aumento y sus costos desde la barbarie y mecanismos que les asiste son
bajos. En
tal sentido durante el 2008, los informes de la Organización de Naciones
Unidas “estiman la trata, en cuatro millones de mujeres reclutadas cada
año y dos millones de niñas”[15]
. Más de un analista considera que: “Aunque es difícil obtener cifras
fiables, se calcula que entre 45.000 y 50.000 mujeres y niños son
trasladados cada año por los traficantes únicamente hacia los Estados
Unidos”.[16]
Otro desgarrante dato especifica que: “Según datos de UNICEF más
de 12 millones de niños en el mundo entero son prostituidos por estas
mafias. Por cada menor explotado sexualmente, se puede obtener 13.000 dólares
mensuales o alrededor de 130.000 por año. En América Latina se calcula
que entre 700 mil y 2 millones de personas son víctimas de trata por año,
la que es motivada por demanda interna e internacional.”[17]
Se
observa, por tanto, dentro de todas las movilidades planetarias
esclavizantes, que el Sur es un suministrador preferencial de
cuerpos-mercancías para las relaciones monetarias entre tratantes-disfrutantes
y aún y cuando, sean las mujeres y los niños los más golpeados éstas
mafias operan ya sin distinción de sexo o edades[18]
en esos terribles procesos de reciclar vidas, las cuales van desde el
trabajo el sexo o la extracción de órganos indistintamente. Las
imbricaciones de la Trata humana en general, y su movilidad interna como
fenómeno en cuanto a todo lo capitalizable en sus transcursos, son
desconocidas aún. Lo cierto es que la pregunta ¿A dónde van los
desaparecidos? Sigue sin respuesta. Por lo que, a cuánto hacienden los
desaparecidos producidos por la Trata tampoco.[19]
Pronósticos que aumentan según avanza la crisis civilizatoria actual. La
pregunta e indicación a meditar como cubanos sería, cuántas
cosas pasan y desconocemos realmente que pasan –en particular, prácticas
que despojan de la condición humana a sus víctimas-. En primarias
observaciones en nuestros predios sobre esta problemática, podemos
encontrar una postura preocupada por conocer más, por pensarse
comprometidamente estas cuestiones, en tanto otra se desentiende o
minimiza la vocación de estudio científico que reclamamos. Se
ha hecho recurrente en mi país, como en otras partes del mundo según
trabajos consultados, el desconocimiento no del fenómeno en sí –aunque
también existe en gran medida-, sino de sus honduras, imbricaciones orgánicas
globales e indetenibilidad en ascenso. En tal sentido, la fragmentación y
desconexión humana en que existimos, y
como corolario la comprensibilidad de lo que acaece limitará toda acción
común posible ante una totalidad que se diluye en sus segmentos, que se
descerebra en la inmediatez conocida, repetida. Son
tiempos en que razón y pasión han de ir juntas, al decir del presbítero
Félix Varela; la inherencia humana toma cuerpo en su salvaguarda, en el
cuidado y la prevención ante cualquier atentado a su integridad suceda
donde suceda, pues la indolencia y la indiferencia son el invierno de la
civilización. Tomarle el pulso al país, pasa por interrogar
perennemente a la diversidad existencial real y aproximarnos lo más
cercanamente posible, a las múltiples salidas que en lo individual se
gestan, ante una acumulación de problemas y de recurrentes soluciones que
no los resuelven en los micros escenarios sociales, y donde las salidas
individuales o grupales son insospechadas.
Los
modestos estudios realizados clarifican al desconocimiento como el
problema más recurrente incluso en la comunidad científica, todo lo cual
impide dar seguimiento a las plurales transiciones que se generan entre
prostitución, violencia -por sólo referirme a dos de ellas- y atisbos de
Trata, porque hasta su conceptualización se encuentra entredicho según
el Informe Mundial sobre la Trata de Personas, de Febrero del 2009. Así
mismo, se ha evidenciado -a medida que he insistido en la vitalidad de su
conocimiento, en la necesidad de su activa divulgación y de su debate en
nuestros predios a modo de prever posibles consecuencias- la
presencia de una reticente resistencia para asumir el mismo como objeto de
reflexión dentro la pluralidad de estudios sociales que se despliegan. El
argumento más repetido es el de que no existen estudios estadísticos que
vinculen a Cuba a dichos engranajes, así que el asunto no tiene mayor
impacto que el de la solidaridad, utilizando un término que nos es común
para una “comprensibilidad” discursiva que “jerarquiza asuntos”.
Como dijera el poeta: “Mi compromiso es sencillo, sólo hay dos formas
de estar: o bien cogiendo el martillo o bien dejándose dar”.[20]
Lo llamativo ante las variopintas salidas “estadísticas” es que jamás
esta autora ha afirmado que Cuba participe de la Trata, sino que la estudiemos, que colaboremos desde un pensarnos el problema
desfronerizadamente y actuemos en avenencia con la vocación ética que
nos asiste como herencia universal y nacional. Sé
es de la consideración, de que estudios la Trata con fines de explotación
sexual imbricados a una
multiplicidad de proyectos que se despliegan, -por ejemplo en los ámbitos
de la violencia, aunque sus multidimensionalidades la desbordan- no se han
desarrollado, es más no siempre se conoce la magnitud del daño a escala
global e individual. No basta que tales cuestiones transiten por nuestros
medios como noticias aisladas, en ocasiones con tonos alarmistas, en lugar
de la mesura y el análisis contributivo que tanto apremian. Esto,
entre otras razones, porque en el escenario cubano actual no existe Trata estadísticamente constatable –desde las ya
cuestionadas definiciones[21]
en que la enmarcan fundamentalmente desde el derecho-, pero sí operan otros Tratos que pueden abrir cauces a implicaciones
de mayor calado. Pero por otra parte insisto en que tampoco se estudian,
debaten y socializan resultados. Por
lo que, ya por desconocimiento, o subvaloración del asunto entre otras
muchas causales, lo cierto es que las prácticas relativas al comercio
sexual no son asumidas aún con voluntad investigativa, realista, pensante
y actuante. Las praxis esclavizantes en materia sexual penetran por todos
los intersticios sociales asumiendo diferentes rostros, de los que en
ocasiones es imposible percatarse a partir de las desconexiones que
peculiarizan la convivencia. Las
voces no siempre se traducen en ecos efectivos, de ahí que
inexcusablemente rija el silencio, en un voltear el rostro en otro
sentido. En
Cuba la connivencia, la apatía y el desconocimiento con relación a éstos
dramáticos asuntos prevalecen, tienen raigambres disímiles. Y se insta a
su evaluación, no sólo porque formamos parte del mundo y estamos
penetrados de él, sino porque también le penetramos y aportamos a partir
de nuestras históricas modalidades de sometimiento que no han
desaparecido, sino que han ido metamorfoseándose en las transiciones
culturales que hemos experimentado y que para nada son lineales ni
evidencian únicamente lo que se ha diseñado en el deber ser desde los
diferentes discursos políticos o sociales cotidianos en sus
construcciones a partir de los diversos imaginarios, o lo que es lo mismo
fuera de las interacciones reales que van resultando. Adiciónese a todo
lo antes explicado el que “Por
ejemplo en Cuba la discusión plantea que la desigualdad social abarca
tres zonas: género, raza y territorial, los tres elementos más fuertes
de brechas de equidad.”[22]
Las
políticas sociales han de abandonar las grandes soluciones macrosociales
“homogenizantes” que discurren por cauces predeterminados, y pasar a
una diferenciación actuante que penetre en el tejido social, en sus
capilares y que de margen a los sujetos concretos a construir y
autoconstruirse en sus soluciones a partir de las realidades que le acompañan,
lo que puede redundar en la gestación de autoaptitudes nuevas
posiblemente fecundantes, sin que esta percepción que se apunta, sea
asimilada en sí misma como postura diluyente o de varita mágica. Puesto
que Cuba no se encuentra exenta de los conectores y
causales que mundialmente dan curso a tales abominables prácticas y las
leyes por sí solas no resuelven los asuntos humanos. Socializar
en mi país estos problemas a los que parece estar ajeno, mostrar la
magnitud de sus daños, argumentar sobre sus naturalezas, alertar
ante dispositivos que pueden detonarle y ensamblarnos a esos mecanismos de
esclavitud universal, he ahí motivos para mis palabras; pues ante
esas enormidades no cabe decir: “No
importa, mañana volveremos a decir, era ayer y apenas lo supimos. Lo
cierto es que es ahora, ahora donde estés, ahora siempre”.[23] [1]Doctora en Ciencias Filosóficas. Profesora Titular
de la Universidad de la Habana. Email: dvb@ffh.uh.cu En
CD-ROM Multimedia de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas
ISSN-1028-0847.
El presente estudio incorpora ideas expuestas en
“La
trata con fines de explotación sexual. Percepciones desde Cuba”, y
avanza por sobre ellas dada su desconocimiento en Cuba a manera de
tender puentes coherentes con una memoria histórica activa en la
comprensibilidad del mismo. NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. [2]
Dolores Vilá Blanco, “La fuga inútil”, en Manuscritos
a contraluz. Cuba entre imaginario y realidad, véase en http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/vila_blanco_dolores/index.htm
pág. 49 [3]
Informe Mundial sobre la Trata de Personas. Resumen
Ejecutivo Febrero de 2009, pág.2, Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC) [4]
“Estos
policías son la parte visible de un entramado de complicidades. Los
funcionarios políticos, los jueces, las fuerzas de seguridad, y
empresarios son parte del negocio, aportando la documentación falsa
para las mujeres, avisando cuando va a haber inspecciones o
allanamientos, cambiando silencio por dinero o pases gratis con las
chicas. El Estado y sus distintos poderes (ejecutivo, legislativo y
judicial) no persiguen a los explotadores, ni respetan los derechos
humanos de las víctimas. Tampoco crean programas ni leyes para la
asistencia médica o contención psicológica de estas mujeres, ni
brindan capacitación laboral, viviendas y creación de empleo para
las violentadas. En definitiva, lo que hace el Estado es mantener
todas las condiciones que llevan a miles de mujeres a encontrarse en
situación de prostitución. "Además, no se toma en cuenta que
hay un 90% de posibilidades que en esos allanamiento puede encontrase
víctimas de trata, ya que en estos lugares es donde se materializa la
explotación sexual”. Véase “Policías
son propietarios de la mayoría de los prostíbulos en [5]
Véanse Código Penal Cubano y Ramón De La Cruz Ochoa, Delitos
de trata y tráfico de personas,
en Revista
Cubana de Derecho - Núm. 30, Diciembre 2007, [6]Véanse
Informes anuales de los EU sobre la Trata de personas difundidos por
el Departamento de Estado, las respuestas dadas por el MIREX y entre
otros, “Rechaza Cuba informe anual de Estados Unidos sobre trata de
personas” [09.06.2008], El
Habanero, Intervención de
la Jefa de la delegación cubana, Admi Valhuerdi, en el III Congreso
Mundial de Enfrentamiento a la Explotación Sexual de Niños, Niñas y
Adolescentes, Río de Janeiro, Brasil, del 25 al 28 de noviembre del
2008, EU preocupado por trata de personas, miércoles 4 de
junio, 2009, CNN, en cnnexpansión.com, “EE.UU. dice que Belice,
Cuba y Venezuela no combaten la trata de personas”, Internacionales
en universo.com del 06 junio 2006, “Otra advertencia al país por
trata de personas”, Junio 04, 2005 [7]
Dolores Vilá Blanco, “La trata con fines de explotación sexual. Percepciones
desde Cuba”, en el CD MUJERES EN EL SIGLO XXI,
ISBN 978-959-7139-93-5 , y Directorio especializado del SEMLAC
semcuba@ceniai.inf.cu
[8]Protocolo
de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la trata de
personas, especialmente mujeres y niños (2006), en http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/1305.pdf
[9]
Informe Mundial sobre la Trata de Personas. Resumen
Ejecutivo Febrero de 2009, pág.2, Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC) [10]
Informe Mundial sobre la Trata de Personas. Resumen
Ejecutivo Febrero de 2009, pág.2, Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC) [11]
Carlos Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía
política (Grundisse) (1857-1858), A.
Introducción, en http://www.ucm.es/info/eurotheo/hismat/materiales/grundrisse.htm
[12]Entrevista
en París con Edgar Morin. Por
Nelson Vallejo Gómez, en www.pensamientocomplejo.com.ar [13]
“conjunto de relaciones sociales entre los hombres que tiene una
base material, y aunque son jerárquicas crean o establecen
interdependencia y solidaridad entre ellos que los capacitan para
dominar a las mujeres”, Fontenla, Marta: “Patriarcado”, en
Gamba, Susana: (coord.) Diccionario
de estudios de género y feminismos, Buenos Aires pág. 256-258. [14]
Véase: http://argenpressinfo.blogspot.com/2008/08/.
E Informe de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) 2006
y 2007, entre otros. [15]
Teresa Ulloa Ziáurriz, “La
explotación sexual y la trata de mujeres y niñas en la zona norte de
México”, (2008) en www.inmujeres.gob.mx/dgpe/migracion/res/
Anexo_43_10.pdf. [16]Véase: http://www.un.org/spanish/CMCR/
minority 08 [17]Alberto
B. Ilieff, “La Trata de Personas y el capitalismo”, Primer
Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires 4-5-6 de Junio
de 2008, en http://www.argenpress.info/2008/12/ [18]“La trata de personas en Colombia no tiene distingo de raza, género ni
edad. No obstante, la mayoría de las víctimas son niñas
y mujeres adolescentes, según reveló una investigación. (…)El informe reveló que 54 por ciento de las víctimas son mujeres y 60
por ciento tienen entre siete y 18 años de edad. EL
SIETE POR CIENTO SON INFANTES DE AMBOS SEXOS ENTRE CERO Y SEIS AÑOS;
23 por ciento, personas entre
19 y 25 años; ocho por ciento, adultos
entre 26 y 60 años; y uno por ciento
colombianos mayores de 60 años”. “Colombia: La trata de personas,
mucho más que prostitución”, Ángela Castellanos Aranguren, SEMlac
Abril del 2009. [19]
El presente informe mejora nuestra visión parcial de las fuerzas
que actúan EN LOS MODERNOS MERCADOS DE ESCLAVOS. Sin embargo, no
se dispone aún de datos normalizados de carácter internacional,
restricción ésta que impide la puesta en común de información
entre los Estados, así como entre éstos y la ONUDD. (…) UNA DE LAS
PREGUNTAS FUNDAMENTALES PERMANECE SIN RESPUESTA: EL ALCANCE MUNDIAL
DEL PROBLEMA DE LA TRATA DE PERSONAS. Sin una idea de la magnitud del
problema, es imposible establecer una prioridad en lo referente a la
trata en relación con otras amenazas locales o transnacionales, y es
difícil evaluar la efectividad de cualquier intervención. Si bien
sería prematuro hacer una valoración sobre la base de la información
disponible, incumbe a la comunidad internacional reunir la información
necesaria para colmar esa laguna. Para evaluar el tamaño real del
mercado de personas es necesario contar previamente con un mayor
conocimiento del problema y esa información podría reunirse mediante
un programa sostenido de intercambio de datos.
Informe Mundial sobre la
Trata de Personas. Resumen Ejecutivo Febrero de 2009, pág.6
y 22, Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) [20]
Silvio Rodríguez, canción “Los compromisos”, véase en Silvio
Poeta, de Suyín Morales, Ediciones la Memoria, Centro Cultural
Pablo de la Torriente Brau, 2008, pág. 138 [21]Informe Mundial sobre la Trata de Personas. Resumen
Ejecutivo Febrero de 2009, pág.2, Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNODC). “La crisis de unos
conocimientos fragmentados y unas respuestas deshilvanadas a la que
nos enfrentamos agrava un delito que es una vergüenza para todos
nosotros”. [22]
Entrevista a Mayra Espina, “Igualdad/desigualdad: desafíos de la
Cuba actual”, 25 de Enero del 2008, por Maité Hernández Lorenzo,
en http://laventana.casa.cult.cu;
Véase además, el libro: Políticas de atención a la pobreza y la
desigualdad [23] Pablo Armando Fernández, “Las ínsulas extrañas”, Escalas de Ascenso, Letras Cubanas 2002, pág. 23 |
por Dolores Vilá Blanco
dvb@ffh.uh.cu
Doctora
en Ciencias Filosóficas y Profesora Titular de la Universidad de La Habana
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