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Sangre, sudor y gloria (2013) Crítico
de cine La Nación |
El director Michael Bay tiene maña para el cine de acción. Su filmografía lo confirma y sus seguidores lo admiran. Ahora sorprende a tirios y troyanos con su película titulada Sangre, sudor y gloria (2013), título para América Latina que plagia el de un filme de David Lean, de 1942. En España se le ha titulado Dolor y dinero, de manera más exacta y con menos plagio. El título de esta película viene del refrán “no pain, no gain” para indicar que no hay dinero o ganancia sin dolor, o sea, “a quien quiere celeste, que le cueste”. Por ahí va el argumento. La trama narra la historia de tres tipos musculosos que se pasan la vida activa entre pesas y gimnasios, amén de drogas para fortalecer y ver crecer los músculos de sus cuerpos. Un día deciden irse por lo “fácil” para hacer dinero y secuestran a un judío de origen colombiano para robarle el dineral que tiene. A los tres forzudos les va a salir más caro el caldo que los huevos, por lo que les ocurre antes, durante y luego del secuestro. Los eventos, más bien, son excéntrica locura (tres chiflados) y los personajes bordean lo esperpéntico, como si ellos fuesen caricaturas de sí mismos. No está mal el planteamiento. Es cuando el filme bien se muestra con su calidad descriptiva (desde los personajes) y con su habilidad narrativa (desde las visiones diferentes de esos antihéroes). Incluso, se llega a un ejemplar manejo del monólogo interior para introducirnos a las distintas facetas del relato. |
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Michael Bay nos sorprende con la mostración de los puntos de giro, que son, más bien, eslabones férreos del conjunto narrado. Por supuesto, Bay también es habilidoso con la composición visual, aunque su afán por ser ultra-sulfuroso lo hace perder el equilibrio con muchas de sus imágenes. Así, Sangre, sudor y gloria peca por el exceso de sangre y sudor, lo que torna menos creíble y desproporcionado el relato dentro de su coherencia interna; igual lo afecta en el ritmo de los hechos mostrados, o sea, en el cálculo de los tiempos (“timing”), por lo que pierde su compás por secuencias. En lo formal, se agradece el ejemplar manejo de la cámara lenta y de planos circulares. En lo conceptual, la película se ríe de la vida moderna y del “sueño americano” en presente: la rutina de los gimnasios (¡la moda del “gym”!). “Estados Unidos es el país más musculoso del mundo”, dice uno de los personajes, y la acidez salta desde la pantalla. Para esta película, todo es digno de burla quemante: la jactancia, los esteroides, las obsesiones sexuales del “gran macho”, las ventas de comida rápida de marca mundial, el narcisismo físico, la ropa deportiva, la religiosidad, el consumismo… en fin. Para lograrlo, con el buen diseño de personajes se tienen buenas actuaciones (sorprende Dwayne Johnson, ¡muy bien!). El elenco se luce porque Michael Bay logra muy buena dirección de actores. Es parte del humor azufrado y rabioso de esta sátira sobre las normas sociales. Aún más, Michael Bay llega incluso a burlarse de de sí mismo: esos forzudos son metáfora socarrona del robot tipo “transformers”, el de sus películas más conocidas. Ese es el tono (humor negro) presente en esta película aquí recomendada. ¿Sorprendidos?
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SANGRE, SUDOR Y
GLORIA |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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