Priest: El vengador (2011)
o "El sicario de Dios" William
Venegas Crítico
de cine La Nación |
He aquí una película de comienzo interesante, con la recreación de una sociedad futura donde la religión ha triunfado de manera total y su absolutismo se impone como modo de vida. Se trata de Priest: El vengador (2011), dirigida por Scott Stewart. En España, este filme se titula El sicario de Dios, título más expresivo, porque el de aquí no es más que una tonta muestra del ahora llamado “espánglish”. Lo cierto es que el personaje principal de la trama no se llama “Priest”, sino que se trata de un sacerdote, miembro de una congregación especialmente preparada para vencer a vampiros (en esa lucha que ya cansa entre vampiros y humanos). Sucede lo siguiente: cuando la especie humana casi tiene perdida la batalla contra esos furiosos vampiros, se acude a la religión (por sus rasgos en la película, es la católica). Esta no solo reza, sino que conforma un poderoso batallón de guerreros, especie de cruzados futuristas, tatuados con una cruz en sus rostros. Lo hace quitando niños bien dotados –física y mentalmente– a las familias. Con gran preparación, estos guerreros –hombres y mujeres– vencen a los espectrales vampiros y los encierran para siempre. La Iglesia ha ganado. Sin embargo, teme a sus propios caballeros, por lo que los dispersa y prácticamente los desaparece. Entonces, el poder eclesiástico monta un aparato político-religioso oscurantista, con el criterio de que desobedecer a la Iglesia es desobedecer a Dios. Hay
un registro absoluto por medio del rito de la confesión: las confesiones
se guardan en archivos de alta tecnología para controlar a todos los
ciudadanos. Es una sociedad regida por el miedo religioso, por la
desconfianza y por la obediencia incondicional a los obispos, quienes
conforman un grupo privilegiado dirigido por una especie de Papa llamado
monseñor Orelas (buena actuación de Christopher
Plummer). |
En este momento, el filme deviene cine de
acción al uso más corriente, se evade la transgresión conceptual que
traía, se hace a un lado la complejidad de lo insólito y tenemos un
filme de acción con moquetes y demás formas de lucha entre vampiros
colmilludos y guerreros humanos. La puesta en imágenes no está mal, sobre todo con el buen manejo del espacio fílmico. Es mejor cuando acude a los laberintos del mundo sombrío, donde los vampiros se preparan para invadirnos de nuevo. Tampoco está mal el estilo de cine de vaqueros que asume en repetidas secuencias, pero se pierde todo ese extraño mundo interior que le daba una riqueza conceptual muy interesante al filme. |
Toda arma vale contra los vampiros |
Un sacerdote se ve obligado a liquidar vampiros en contra de su propia iglesia |
A lo sumo, presenta algunos dilemas melodramáticos (el sacerdote que debe salvar a su hija y ella no sabe que él es su padre), pero se pierde la sintaxis cinematográfica capaz de crear un sincero clima de terror, donde las actuaciones –salvo la breve presencia de Christopher Plummer– van de mal en peor. El exceso de música más bien distrae. La lógica interna de la trama se pierde fácilmente al convertirse en un pastiche de distintas fórmulas cinematográficas (terror, ciencia-ficción, drama, Oeste, melodrama, acción). Más bien, aparecen cosas superfluas mal ordenadas y el conjunto peca por convencional. Al final, el argumento quiere volver al concepto de la religión totalizante, pero es tarde, muy tarde. Lástima. |
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El mundo es devastado por la lucha entre vampiros y humanos |
Priest:
El vengador Estados
Unidos, 2011 Género:
Ciencia-ficción Dirección:
Scott
Stewart Elenco:
Paul
Bettany, Cam
Gigandet, Maggie
Q, Karl
Urban, Christopher
Plummer Duración:
89 minutos Cines:
CCM Cinemas, Cinépolis, Cinemark, Citi Cinemas, Nova Cinemas |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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