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Operación Monumento (2014) Crítico
de cine La Nación |
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Por distintas razones, el nombre de George Clooney está ligado más a su carrera de actor que a la de director. Así es, pero lo cierto es que –como realizador– tiene títulos interesantes y propuestas nada conservadoras en términos políticos.
Ahora nos llega su más reciente filme donde actúa y dirige a la vez, con una historia que empodera el valor del arte en la cultura universal. Se titula Operación Monumento (2014). Dicha historia se basa en hechos reales; sin embargo, como sucede mucho en estos casos, el cine la presenta de manera tal que se le encuentran hilos sueltos y pierde veracidad.
Sucede durante la Segunda Guerra Mundial, al final de la misma. Narra el afán de personas ligadas al arte (hasta directores de museos), personas no tan jóvenes, quienes se meten en la ardua tarea de ir al frente de batalla, ante la caída del régimen nazi de Hitler, tan solo para rescatar obras de arte (pinturas y esculturas, en lo básico), obras de las que se han apoderado los nazis.
Como se dice en uno de los parlamentos del filme, para esos hombres se trataba de evitar la destrucción de mil años de cultura. Por eso, se jugaron la vida para retomar importantes logros de la humanidad en el campo del arte.
Como ven, la idea es bastante atractiva, tanto como el propio elenco que encarna a los personajes en cuestión. El problema es que George Clooney le metió a la película demasiadas cucharadas de buen humor, por lo que el filme pierde ímpetu dramático y se desestructura fácilmente.
¿Por qué ese perfil? Lo cierto es que Clooney lo marca como director y lo subraya como actor (la suya es la actuación más débil del filme, con Matt Damon atrás de él). Resulta más sensible ver actuar a “secundarios”, que aquí no lo son tanto, como Bill Murray, Jean Dujardin, Cate Blanchet (enigmática con su personaje) y, sobre todo, a ese enorme actor que es John Goodman.
Esa decisión de George Clooney hace que Operación Monumento, como narración, pierda un interés más acentuado por una historia valiosa, digna de ser conocida. El filme no lo engancha bien a uno, sin que por ello deje de ser valioso con su asunto (esto sí lo enfatiza el argumento a cada momento).
También es cierto que Clooney, como director, no tiene el más aventajado arte para manejar el ojo de la cámara; con todo, uno siente que su estilo o tratamiento puede ser más bien clásico, antes que llamarlo conservador. Aquí sí hay méritos valiosos al narrar como una sola historia lo que son fragmentos de ella (los personajes no siempre están todos juntos).
Con ese criterio unificador, hay que destacar el buen trabajo de Alexandre Desplat con la música (Desplat es colaborador habitual de Clooney). La música contribuye, con otros elementos, a quitarle al filme cualquier opción de ser cine de correntada. Al final, Operación Monumento es cine para recomendar.
Como glosa, no pude evitar –durante la proyección– dejar de recordar aquella película con historia semejante (sobre recuperación de obras de arte robadas por el nazismo) titulada El tren (1964), de John Frankenheimer, con gran reparto: Burt Lancaster, Paul Scofield, Jeanne Moreau y Jean Rémy. Ojalá los nuevos cinéfilos la busquen.
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OPERACIÓN MONUMENTO
Título original:
The Monuments Men
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por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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