Los Pitufos (2011) William
Venegas Crítico
de cine La Nación |
Los queridos y simpáticos Pitufos tienen la habilidad de saltarse racionalidades y de llegarle al corazón de quienes los vemos. Ahora le toca al cine con la película Los Pitufos (2011), dirigida con evidente irregularidad por Raja Gosnell, quien repite lo que ya hizo con Scooby-Doo (en el 2002 y en el 2004). Gosnell también hizo cosas semejantes con un chihuahua desatado por Beverly Hills (2008), con resultados más malos. En fin, es un director mediocre, salvado esta vez por la simpatía de los personajes, los pequeñitos azulados, que por un desatino van a parar a Nueva York, perseguidos siempre por el hechicero Gargamel, quien no aprende de su experiencia y sigue llevándose golpes. Con Gargamel va el famoso gato, Azrael. Este despierta varias risas del público, con la ayuda de los harto conocidos efectos especiales. Los niños son quienes más lo gozan y, de paso, son quienes más disfrutan de la película. De esto no hay duda, pero igual es cierto que la cinta mantiene apetecible tono familiar, incluyendo el discurso tradicional sobre la familia y demás menesteres. El filme da lo que se espera con su mezcla de animación y actores reales. Uno termina viéndola más con el sentimiento que con espíritu crítico. Eso sí, prefiero los populares y bien logrados capítulos que antes veía por tele. Esta cinta, con su historia neoyorquina, si se cae es por la melosidad del relato cuando hay actores reales. Las actuaciones de los histriones son tan poco convincentes, que es mejor lo obtenido con las expresiones animadas de los pequeños Pitufos. La excepción es la del actor Hank Azaria, como Gargamel, a quien –parece– le dieron licencia abierta para hacer de su personaje lo que quisiera, y a fe que lo logra llevar bien al sitio de lo caricaturesco y esperpéntico. Muy bien por Azaria. Lo más valioso de la historia narrada con esta película, es que –cuando se concentra con los personajitos azules– mantiene la naturaleza que les conocemos: el filme no los traiciona. Le es fiel al espíritu que nace con la historieta creada, en 1958, por la imaginación de Pierre Culliford, mejor conocido como Peyo, dibujante belga (1928-1992). De vuelta a la película, esta tiene un comienzo inquietante, tierno, aventurero y bien logrado con el primer diseño de los personajes. La ternura no la pierde el filme, aún con el riesgo de caer en el “ternurismo” a lo Disney, pero –poco a poco, como quien pierde la piel luego de una quemadura de Sol–, la trama va malgastando su ímpetu y ahí no más comienza a repetirse con pérdida de originalidad. Sucede también en el aspecto formal: lo creativo se diluye y hasta su tercera dimensión (3D) se pierde en términos comerciales (ya a menos de la mitad de la película yo me había quitado los consabidos anteojos e igual seguí viéndola). Su 3D no es más que un pretexto para poner el boleto más caro de la cuenta. ¿Eso cómo se llama? ¿No merece la atención de las oficinas defensoras de los derechos del consumidor, como lo he planteado otras veces? Creo que la película viene también en formato corriente de 35 mm., doblada y subtitulada, por lo que, aunque siempre recomiendo que se vea a Pitufina y a otros Pitufos, la verdad es que no hay necesidad de estar ante una tercera dimensión deficiente. |
Al final, tales personajes me metieron una pitufiada nostalgia en el ánimo y esto se los agradezco bastante. Ojalá igual les suceda a mis lectores adultos. Los niños solo se divierten con envidiable frescura: ¿para qué más? |
Los Pitufos Título original: The Smurfs EE.UU., 2011 Género: Comedia Dirección: Raja Gosnell
Elenco:
Animación,
Hank Azaria,
Neil Patrick Harris,
Jayma Mays,
Sofía Vergara Cines: CCM Cinemas, Cinépolis, Nova Cinemas, Citi Cinemas, Cinemark, Variedades Calificación: TRES estrellas de cinco posibles |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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