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Los juegos del hambre: En llamas (2013) Crítico
de cine La Nación |
La tendencia primera cuando se juzgan películas en serie es la de compararlas unas con otras, lo cual puede ser o no válido. Lo mejor es reputarlas a cada una por separado (en sí mismas) y de ahí escribir la crítica o calificarlas. Esto segundo es lo que haremos con ese buen filme titulado Los juegos del hambre: En llamas (2013), dirigido por Francis Lawrence.
Es posible que los productores encargados de esta saga se asustaran cuando Gary Ross, director del primer filme, del 2012, les avisó que no seguiría con el proyecto. De ello, salió la escogencia de Francis Lawrence, realizador venido de la televisión y con una cinta valiosa en su libreta: Agua para elefantes (2011).
Lo mejor de este nuevo trabajo de Francis Lawrence es que ha sabido hilvanar muy bien un relato donde lo fantástico del género, el drama de los personajes y el umbral político están unidos con firmeza. El tejido mostrado en Los juegos del hambre: En llamas va conforme en pespunte, o sea, retoma cada puntada anterior para ir hacia delante con eficacia.
Sin duda, el filme habría ganado más con menos tiempo de metraje: habría sido menos superficial y menos discursivo, con más acción y más intensidad. Aún así, el argumento es emocionante, incluso con la desventaja de ser película puente entre el filme anterior y el que le sigue (o los que le siguen). |
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Este filme supera su propia condición de ser frase ilativa y logra atemorizar ante la posibilidad de un futuro deshumanizado, donde los poderosos concentran aún más su poder para ejercerlo de manera bestial. ¡Qué bien muestra esta película su carácter distópico!
La alegoría política es sustancial y está ahí metida, entre los dilemas de los personajes. Son asuntos tan dramáticos como revolucionarios; así, en el caso de la joven heroína y de sus aliados. Los juegos del hambre: En llamas es cine de riqueza conceptual, con diálogos valiosos y agudeza visual para su riqueza temática.
Por supuesto que está el elemento propio del cine de acción envuelto con romanticismo, lo que se entrevera muy bien con el ardor épico del guión y con el carácter subjetivo de las emociones de los personajes: sus recuerdos, decisiones, afanes, traumas, angustias y esperanzas.
Con esmero y coraje, lo visual de esta película capta al detalle las secuencias con más pasión. Cierto que hay espacios muertos durante el relato, pero el filme se recupera de las debilidades que le son inherentes.
Sin duda, Jennifer Lawrence es actriz excelente: ella es punto alto con su personaje principal, la joven Katniss. No sucede igual con Josh Hutcherson, como Peeta, y la trama se resiente con la diferencia. Hay tres secundarios de lujo: Woody Harrelson, Donald Sutherland y, sobre todo, como siempre, Philip Seymour Hoffman, gran actor dramático.
Lo demás funciona bien en el engranaje: fotografía, música, efectos especiales e, incluso, el montaje (edición), al que podemos acusar de alguna pérdida del mejor ritmo narrativo.
Filme para recomendar, sin duda, del que queremos repetir –por valiosas– las palabras del crítico español José Arce: “Buena demostración de que pueden lanzarse productos de calidad sin tratar a los adolescentes como sacos de hormonas sin cerebro”; así es.
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Los juegos del hambre: En llamas
Título original:
The Hunger Games: Catching Fire
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por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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