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La verdad oculta (EE.UU, 2015)
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Crítico de cine La Nación |
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Hay actividades letales encubiertas tras ciertos deportes. Se habla de entretenimiento, pero este se sustenta en actos muy claros de agresión física. Así, con tales “deportes”, afloran definidos instintos destructores del ser humano, sin contar con la idiotización social de sus fanáticos. En muchos casos, alrededor de dichos eventos se conforman poderosos círculos de dirigentes quienes, incluso, tienen conductas cerradas en defensa del negocio millonario que ahí se mueve y no del deporte exactamente. El cine ha tratado este tema de distintas maneras, sobre todo con el boxeo. Ahora nos llega un filme que busca desentrañar la conjugación de ambas situaciones (la agresión física y el negocio millonario) con una sola trama médico-deportiva El título en español de dicha película es, por sí, expresivo: La verdad oculta (2015), dirigida por el periodista y cineasta Peter Landesman, también guionista de este filme. Landesman se ha caracterizado por sus artículos diversos a favor de los más urgentes derechos humanos. De su pluma salió una película recién exhibida en Costa Rica, dirigida por Michael Cuesta, titulada Matar al mensajero (2014), sobre el tráfico de drogas generado por la propia agencia de seguridad de Estados Unidos para darle armas a la “contra” de entonces en la Nicaragua sandinista. |
Si embargo, ahora, con La verdad oculta, pese a tratarse de un tema igual de polémico, provocador y acusatorio, Landesman, como director, no logra hacer vibrar el tono dramático de la denuncia presente en su filme. La verdad oculta, con su trama, narra las investigaciones del patólogo forense Bennet Omalu, quien descubrió la así llamada encefalopatía traumática crónica (ETC), crisis cerebral degenerativa que ha llevado a la locura y al suicidio a distintos jugadores del futbol americano en Estados Unidos. Dicho resultado médico enfrentó a la ciencia con los intereses monetarios de la Liga correspondiente de dicha actividad, que mueve a miles de personas y millones de dólares. Sin embargo, la película se queda en puro nadadito de perro con el tratamiento de su argumento. Digamos que esta es una película muy llena de buenas intenciones, pero que solo puso el dedo en la llaga sin revolverla. Es una especie de producto que se modera a sí solo, por lo que pierde intensidad en su dinamismo dramático: podría inquietar la epidermis del tema, pero sin ir adentro de él. Flojera narrativa. Además, el guion se repite de manera cíclica en situaciones; esto le da al filme el estilo de un trompo volteretero, por lo que se alarga de manera innecesaria la duración de la película. En tanto, Will Smith… Sí, Will Smith (como el doctor Omalu) se pasa todo el filme con cara de estar en otra película, más bien como si estuviera suplicando un Oscar para la próxima entrega. Su actuación semeja lágrimas de cocodrilo dentro de las buenas y plausibles intenciones del filme. Lo que sí hace muy bien la película es explicarnos al detalle las características, causas y consecuencias de la enfermedad. De esa manera, La verdad oculta explica bien lo que dijimos al principio: hay actividades dañinas para la salud humana que se disfrazan de “deportivas”, pero… ¿quién las detiene o modifica? Son intocables. |
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LA VERDAD OCULTA
Título original:
Concussion
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por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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