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La chica del dragón tatuado (2011)
Título original: The Girl with the Dragon Tattoo
El arte de Fincher  - Es cine de laberintos
William Venegas
http://lahuelladelojo.blogspot.com/ 

Crítico de cine La Nación
San José, Costa Rica
wvenegas@nacion.com
 

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H   He aquí una bonita discusión: ¿es la película La chica del dragón tatuado (2011) un refrito de la película homónima del 2009 o estamos ante una nueva versión?

La  Laque se estrena ahora en el país es del director David Fincher, la anterior –de origen sueco– está dirigida por Niels Arden Oplev. Ambas se basan en la conocida novela del sueco Stieg Larsson, parte de la trilogía Millennium, que –en los países de habla

Hay quienes creen que, si se hace una película sobre una novela, las demás son refritos de ese primer filme. Así sea la enésima película sobre el Hamlet, de Shakespeare, por ejemplo. Esto puede ser cierto y no. Debemos aguzar la mirada: hay nuevas versiones de una obra literaria que nada tienen que ver con filmes anteriores.

En este caso, creo que David Fincher propone una relectura directa de la novela de Larsson, sin importarle el guión ni la puesta en escena del anterior largometraje.

¡No es refrito! Es una nueva versión, con esa hondura que tiene Fincher para entrar a los más oscuros laberintos de la conducta humana. Si se quiere, más que una trama de tipo policial, Fincher logra un filme espeleológico. David Fincher parte de un guion muy bien pulido, bien acicalado, escrito nada menos que por Steven Zaillian.

Es una joyita de guion que solo muestra un resquicio emocional y narrativo al pasar de la emotividad del clímax hacia un final sentido como artificioso (planteado como anticlímax). Si no fuera por esto, sería una película de cinco estrellas, pero igual se trata de una muy buena cinta.

En lo correspondiente a Fincher, hay que ver con cuánta inteligencia ahonda él en lo cavernoso de lo humano, a tal punto que esta película –como otras suyas– se convierte en estupendo análisis de la maldad. Su suspenso parte de la angustia que genera el comportamiento de las perversiones como motores del accionar humano.

Como ven, no es cine del montón: imagen a imagen, Fincher reflexiona a la vez que agudiza o demuestra la violencia presente en la maldad. O sea, simple: la maldad es solo el ejercicio de la violencia desde los instintos destructores de la persona (tánatos); es algo más que una reacción: las perversiones son gustadas por aquellas personas que las practican.

Para comprobarlo, David Fincher le da rienda suelta a la gran capacidad creadora que tiene como realizador cinematográfico. Sus imágenes son estupendas, cierto, pero igualmente son apabullantes. Hay arte visual, pero en función del fenómeno de la angustia humana.

Es cine sin concesiones, sin aquiescencias de ningún tipo. Por eso, esta película es algo más que la suma de sus imágenes. Las actuaciones corresponden bien al ánimo fincheriano, sobre todo la de Ronney Mara (excelente ejercicio sobre la diversidad del temperamento).

De acuerdo, la película pudo ser más perturbadora, pero igual la recomiendo a quienes gustan del mejor cine y del diferente.

 

por William Venegas 
cocuyos@racsa.co.cr 
Gentileza de La huella del ojo 
http://lahuelladelojo.blogspot.com/   

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