La chica de la capa roja (2011) ¿Lobo, dónde estás? (Está en el cine) Crítico
de cine La Nación |
La historia del lobo feroz y la Caperucita Roja ha sido más tocada que pila de agua bendita. Lo ha sido de las maneras más diferentes, desde el humor hasta la tragedia. Ahora tenemos una película que bordea dicho texto para concentrarse en las comilonas que se pega un lobo sanguinario, durante ciertos movimientos de Luna. El filme se titula La chica de la capa roja (2011), dirigido con ineptitud y de manera cursi por la desafortunada realizadora Catherine Hardwicke. Todo sucede en un pueblo montañés, que la película describe con estilo recargado en todos sus detalles: es un poblado ridículamente barroco, con las cámaras metidas adentro del pueblo como si fueran semilla de aguacate dentro del aguacate, así el exceso de primeros planos de casi todo lo que vemos. Esa comunidad es visitada por el lobo, quien siempre llega a la hora del burro y tiene la mala costumbre de matar a alguien del vecindario. Es cuando toca puertas un clérigo curandero. Él viene a poner orden y a atrapar al lobo feroz (pésimamente hecho de manera digital, peor que como me quedan a mí los nudos de la corbata). Pues bien, el fulano en cuestión advierte que ese lobo es alguien del pueblito montañés, o sea, un humano que se convierte en animal salvaje para comerse a los vecinos. La desconfianza cunde entre todos los colindantes y cada quien está que se lo lleva la trampa (si no se lo lleva el lobo). Por ahí aparece una abuelita, quien vive sola en un bosque cercano y quien decide irle a la raíz del cacho del problema, como si fuera una detective sacada de alguna novela policial. La abuela tiene una nieta que es muy apetecida por el lobo, tanto que el lobo le habla y le pide que huya con él. Por eso, la abuela le regala una caperuza más roja que el hocico sangriento del lobo. La trama de la película va por ahí, a brincos y tropiezos, mientras se hincha de tonteras muy mal estructuradas, porque esta película –con su narración– está hecha un ay de mí. El filme pierde su coherencia interna a cada rato y camina por donde sea, como si fuera un chancho sin horqueta. El guion es excusa para ejercitarse en el desastre de hacer cine malo y tratar de ganarse algunos dólares de más. Lo único bueno de este guion es que tiene final. |
Amanda Seyfried es caperuza roja y actúa mal |
Amanda Seyfried y Gary Oldman en otra historia de lobos lunáticos |
Por culpa del lobo digital, tanto los vecinos del pueblo como los sucesos mal narrados corren si ton ni son como pollitos sin cabeza, sin definición puntual de personajes, con enredado planteamiento de situaciones y con diálogos intrínsicamente tontos. Escenario, fotografía y música nos dan una imagen muy cercana al signo kitsch, o sea, se da una presencia aparentemente artística, pero falseada por falta de adecuación estilística o por hipersensibilidad cursi. Las malas actuaciones van parejitas con el desastre de película que tenemos: son actuaciones sin rostro, con un Gary Oldman que da pena ajena y con una Amanda Seyfried que le da pena hasta el lobo. Yo tengo que ver estas pésimas cintas por razones de trabajo, ustedes no sé, pero les sugiero gastar el costo del boleto con otro filme que haya por ahí: cualquiera es mejor |
La
chica de la capa roja Estados
Unidos, 2011 Género:
Terror Dirección:
Catherine
Hardwicke Elenco:
Amanda
Seyfried, Shiloh
Fernandez, Max
Irons, Gary
Oldman, Julie
Christie, Virginia
Madsen Duración:
100 minutos Calificación: UNA estrella de cinco posibles |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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