Hace mucho que te quiero |
Cuando uno ve y, sobre todo, siente la emoción tensa y aguerrida presente en la película francesa Hace mucho que te quiero (2008), lograda con gran calidad académica, se asombra uno de que sea la primera cinta del director Philippe Claudel, quien es –además– el guionista, para mayor mérito suyo. Se trata de una película dura con su historia. Sin embargo, el filme va desentrañando poco a poco su propio misterio. Lo hace con tal percepción humana, que se siente la luz venidera al fondo del callejón. No hay dramatismo innecesario, pero tampoco hay concesiones melodramáticas ni frivolidades en la categorización y visualización de la trama. El filme comienza desde la salida de una mujer de la cárcel (actuación perfecta de Kristin Scott Thomas). Ella ha estado en la más absoluta soledad y arrastra un penoso estado de ánimo, entre el rechazo ajeno y sus adheridos sentimientos de culpa, pues mató a su propio hijo, cuando este era apenas un niño. Su personalidad es un laberinto y el porqué de su crimen es secreto que ella oculta. Juliette, que así se llama la mujer, ha sufrido 15 años de cárcel y continúa su personal martirio aún fuera de las celdas. Solo su hermana menor se atreve a recibirla, pese a que le han presentado a Juliette como la versión femenina de algún demonio maldito. La hermana se llama Léa. Léa no escapa al horror de lo sucedido: la marcó de tal manera que prefirió no tener hijos y, más bien, fue a Vietnam a adoptar dos niñas (esto le permite al filme tocar de manera solapada el tema de los inmigrantes en Europa). El encuentro de las hermanas reventará en fuertes acontecimientos emocionales: con el guion de esta película, siempre la procesión va por dentro. |
La actuación de Elsa Zylberstein, como Léa, está hilada de manera convincente, acertado contrapunto del trabajo de Kristin Scott Thomas. A partir de un acabado diseño de personajes, ambas son cuerpo y alma de la trama. El filme define su impulso dramático a partir de una narración sólida con sus personajes en proceso hacia algo, siempre en proceso. Esta narración es, si se quiere, necesariamente lenta, porque debemos ir con las pasiones en juego, más que con los acontecimientos. Con dicho proceso narrativo, el filme no reniega de su carácter intelectual (no es cine para cualquier tipo de espectador, aunque todo cinéfilo debe ver esta cinta). Por eso, sus diálogos son tan ricos y, a la vez, son parámetros del propio filme, al contextualizarse con la literatura de Fiódor Dostoievski, con el teatro de Jean Racine y con las críticas de cine y el cine mismo de Éric Rohmer. Les digo que me encanta este cine que corre, desde su argumento, como un ensayo sobre la vida, sobre la relación entre la tragedia y el optimismo; pero la carga académica del filme es su desventaja narrativa, porque afecta su desarrollo dramático y la entraña misma de las emociones. Pese a esto, Hace mucho que te quiero es película que veré varias veces. A ver si nos encontramos en la Sala Garbo. |
Hace mucho que
te quiero (Il
y a longtemps que je t'aime) Francia,
2008 Género:
Drama Dirección:
Philippe Claudel Elenco:
Kristin
Scott Thomas,
Elsa
Zylberstein Duración:
115 minutos Cines:
Sala Garbo Calificación: CUATRO estrellas |
por William Venegas
wvenegas@nacion.com
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
diciembre de 2010
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