El gran concierto
(2010) William
Venegas Crítico
de cine La Nación |
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¡Sorpresa! De verdad que ha sido una grata
sorpresa encontrarse en pantalla grande con la película El gran
concierto (2010), dirigida con absoluta y noble sensibilidad por
Radu Mihaileanu, que igual pasa por ser comedia de costumbres como
sátira política y, además, especie de melodrama contenido con exquisitez
musical. La historia no solo es divertida, sino que sabe punzar en términos políticos; aunque uno debe tragarse antes –como algo posible– el que un grupo de músicos rusos sea capaz de reunirse nuevamente, 30 años después de haber sido quitados de la orquesta del teatro Bolshói, en Moscú, para irse a París a tocar como nunca el concierto en re mayor opus 35 para violín y orquesta de Chaikovski, ¡sin ensayarlo siquiera! Eso se llama forzar la imaginación; pero luego de “creernos” esa premisa narrativa, nos encontramos ante una comedia que sabe retratar –con mucho cariño– a sus personajes. Estos son tipos perdedores por culpa de las manifestaciones aplastantes, en el campo de la cultura, del estado soviético en la época de Brézhnev. Ellos son músicos despojados de sus virtudes como tales, tan solo por defender a sus compañeros judíos en la mencionada orquesta. De pronto, por intervención de quien antes fuera su director orquestal, los músicos tienen la oportunidad se hacerse pasar por los ejecutantes en ejercicio del Bolshói e irse a Francia, luego de varias y graciosas truculencias, y triunfar con Chaikovski en sus instrumentos.Algunos subtramas permiten ir escudriñado las conductas y las almas de los rusos en las nuevas condiciones políticas del país, donde las mafias aparecen desde los cargos públicos desempeñados antes por comunistas, prácticamente en una relación de causa y efecto. Está muy claro el contenido ideológico, sin que –por ello– se afecte el bien logrado tránsito narrativo de la película. |
De lo mejor del filme son las actuaciones. Ningún actor o actriz falla en la carnalidad de sus personajes, por lo que el filme –con su humor negro– nos resulta cercano en términos de percepción humana sobre la vida y, por esa ruta, nos convence del papel revitalizador que tiene la música. El filme comienza con el andante del concierto número 21, para piano y orquesta, de Mozart, y cierra con el de violín, de Chaikovski. Son los paréntesis que internan un relato muy bien contado, donde nada le queda suelto al guión ni a la puesta en escena, con sobresaliente trabajo de dirección y con expresiva fotografía. |
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Lo que no puedo dejar de destacar es la brillantez que adquiere este largometraje en su último tercio, cuando aparecen las actrices Mélanie Laurent y Miou-Miou, la primera como la solista que le da vida al concierto del caso y, la segunda, como su instructora y representante. Entonces, la comedia pasa a un bien tejido melodrama, puntual, nada cursi, y se cierra El gran concierto que, con entusiasmo, recomiendo desde estas líneas. |
El gran concierto Título original: Le Concert Francia, Rusia, 2010 Género: Comedia Dirección: Radu Mihaileanu Elenco: Alexei Guskov, Mélanie Laurent, Dimitri Nazarov, Miou-Miou Duración: 119 minutos Cines: CCM Cinemas, Cinépolis, Nova Cinemas Calificación: CUATRO estrellas de cinco posibles |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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