De amor y otras adicciones por
William
Venegas Crítico
de cine La Nación |
Como a mí, posiblemente a ustedes les ha tocado alguna vez bañarse bajo una ducha de esas que tiran el agua para todo lado, menos para donde se supone que debe hacerlo. Entonces el agua no lo busca a uno, sino que –al revés– uno debe encontrar el punto del baño donde más agua le caiga al cuerpo. Algo así pasa con la comedia romántica De amor y otras adicciones (2010), dirigida con empeño por Edward Zwick. Si el filme se hubiera concentrado con su historia como debe ser, sin diluirse tanto en asuntos menores, sin duda el metraje habría sido más corto, obvio, pero la calidad podría haber mejorada en sabiduría narrativa. La trama es poco novedosa: ella y él, chica y chico, se conocen en condiciones inesperadas: en el consultorio de un médico. El joven está ahí porque es vendedor de productos farmacéuticos. En un momento ella le muestra al médico uno de sus senos porque tiene una mancha, que resulta ser una picadura de araña o algo así. El chico está ahí, simplemente, y ha de ver el órgano mamario de la joven. Es el comienzo de una historia de amor: por un pecho y no por una cabeza. Sin embargo, la chica tiene un serio problema de salud y su futuro es ciertamente incierto, lo que le acarrea –además de sus problemas físicos– un sentido dolor emocional que la lleva a aislarse y a no contraer compromisos de ningún tipo. En ella no está la idea de ennoviarse, pero se enamora. Se enamoran ambos, pero luego tendrán que separarse, como sucede con este tipo de comedias sentimentales. El final pueden ustedes suponerlo. Es feliz, aunque por momentos la película tenga escenas casi de tragedia, esto porque nadie está libre de una desgracia. Si todo termina bien dentro de este argumento, es solo porque entre bueyes no hay cornadas. Ya sabemos lo que es el amor y lo que son los enamorados: entre más aspirina se les dé, más se les sube la calentura. De paso, por ahí surge otro pretendiente de la joven bonita. Es cuando el filme comienza a diluirse en devaneos necios y se ahoga con el discursito de la pura paja. El filme tiene un contexto interesante: el universo utilitarista y neoliberal donde se mueve la poderosa industria de las medicinas en Estados Unidos. Por aquí va la denuncia social presente en la trama. |
Por otro lado, De amor y otras adicciones es una película saboteada (no se me ocurre otra palabra) por su actor principal, Jake Gyllenhaal, quien no pasa de poner “cara de tonto sin mama”, Él comienza su actuación con brío y la termina con frío. Es chocante el desgano con que trabaja este joven actor, sin que el director le haya jalado el aire en algún momento. La película se cae a cada momento por culpa de la abulia histriónica de Gyllenhaal. Entre este actor y la actriz Anne Hathaway no hay ninguna química como pareja protagónica, pero ella actúa de manera tan seductora, lo hace con arte tan natural y se muestra tan fascinante, que se convierte en trapito de dominguear de esta película, venida a menos por la dispersión de su relato. Anne Hathaway es razón válida para ver esta cinta, por su trabajo y por su inacabada belleza, que nos pone la película para mayores de 18 años, porque la Oficina de Censura se espanta con cierto erotismo y con cuerpos desnudos. De paso, las escenas eróticas son las mejor logradas, por su mezcla de sexo, amor y fidelidad mutua de los personajes (capaces de devorarse en cualquier rincón) y, aunque el filme sea crítico con respeto a la poderosa e inescrupulosa industria farmacéutica, su moraleja nos dice que la mejor manera de pasar la vida es consumiendo Viagra y Prozac. Quienes ya vieron la película, saben de lo que hablo. El problema básico de De amor y otras adicciones es que tenía el sustrato para ser una película más inteligente y esto ha sido tontamente desaprovechado. Por eso mismo, deja de ser una comedia coherente y, más bien, se desarrolla a la bulla de los cocos o, si ustedes me lo permiten, de los pechos de la actriz principal. |
De
amor y otras adicciones (Love
and Other Drugs) Estados
Unidos, 2010 Género:
Comedia Dirección:
Edward
Zwick Elenco:
Jake
Gyllenhaal, Anne
Hathaway Duración:
112 minutos Cines:
CCM Cinemas, Cinépolis, Cinemark, Nova Cinemas Calificación: DOS ESTRELLAS |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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