Burlesque: Noches de encanto
(2010) Crítico
de cine La Nación |
Némesis
es la diosa mitológica de la venganza. Digo esto para recordar que fue
ella quien hizo que Narciso, joven bello, se enamorara de su propia imagen
reflejada en una fuente (ahora cada quien se enamora frente a un espejo).
Narciso fue incapaz de apartarse de su imagen en el agua y, en exceso de
amor propio, acabó arrojándose a la fuente natural. Luego, allí mismo,
creció una flor que lleva el nombre del galán a su memoria. El filme en cuestión es un musical, por supuesto, y se titula Burlesque: Noches de encanto (2010), que igual pudo titularse “Noches de Aguilera”. El director es alguien puesto al servicio de este culto “christiniano”, buen artesano para plasmar ciertas coreografías rituales (las mismas de siempre). Por cierto, este director se llama Steve Antin. Para atraer más público a las boleterías, los productores contrataron a la apergaminada Cher, quien hace milagros para tratar de ocultarse sus 64 años. Su trabajo es secundario, con dos canciones a su haber frente al chorro de melodías cantadas por Christina Aguilera (algunas de su propia composición). Con solo esas dos canciones, la momificada Cher demuestra tener mejor estilo y mejor voz que la más joven Aguilera, nacida en 1980. Por lo demás, la historia es harto usual (lo que no es malo por sí), pero el tratamiento de la trama es de lo menos creativo que pueda uno imaginarse. El filme no se cansa, pero sí lo cansa a uno de repetirse secuencia a secuencia: a cada momento sentimos que el filme cayó en un remolino del que no puede salir, hasta el final, de un solo y rebuscado sopetón. |
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El argumento nos cuenta cómo es que nace una estrella. Se llama Ali (encarnada por Christina Aguilera), chica de pueblo que se marcha a la ciudad con su voz en la mochila. Ella va con una mano atrás y otra adelante, pero con ganas de cantar, por lo que va a Los Ángeles, donde pega de frente con la Sala Burlesque, majestuoso teatro de variedades que está a punto de quiebra. La dueña del Burlesque es Tess (Cher), quien convierte a las chicas en estrellas. |
Ali comienza como camarera (lógicamente), pero ella se sueña en el escenario, lo que le sucederá pronto para, de paso, salvar a la sala de la quiebra. Es todo. Ah, no, también se enamora del joven del bar, aunque la pretende un tipo ricachón. Ella no es como la Cenicienta, quien se casa con un príncipe; Ali prefiere al muchacho bueno con quien comparte el apartamento. En tanto, asistimos a una pasarela de coreografías, a subtramas inútiles y a ver y ver y ver a Christina Aguilera (pésima actriz). El montaje del filme es deficiente, por lo que su ritmo pierde vivacidad. La fotografía se apelota. La música es tan solo funcional y la simpleza inútil se apodera de la cinta. Como dijo alguien: es una oda egocéntrica que llega a cansar y, lo peor, le toca al público pagar el boleto. Noches de encanto tiene, a lo sumo, el “encanto” de un objeto herrumbrado. Sin serlo, suena a puerta vieja. Parece concierto de un maniquí frente a otros, solo que saben moverse. Es película tan irregular como cigarro mal fumado, que puede gustar –sí– a los más fanáticos del género o de las actrices, lo que no significa que sea buena película. ¡Para nada! |
Noches de encanto (Burlesque) Estados
Unidos, 2010 Género:
Musical Dirección:
Steve
Antin Elenco:
Christina Aguilera, Cher Calificación: UNA estrella de cinco posibles |
por
William Venegas
cocuyos@racsa.co.cr
Gentileza de La huella del ojo
http://lahuelladelojo.blogspot.com/
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