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Ministerio de Salud Pública Universidad de Ciencias Médicas de la Habana Facultad de Ciencias Médicas "Dr. Salvador Allende” |
La Violencia en la Mujer, reflexiones sociales |
Autoras: |
Dra. Regla Lidia Vázquez Abreu Espec. I Grado en MGI. MSc. APS. Profesora Asistente.
Dra. Lliliams Rigñak Ramirez Espec. I Grado en MGI. Profesora Asistente.
Dra. Florángel Urrusuno Carvajal. Espec. II Grado en MGI. MSc. APS. Profesora Auxiliar |
La violencia, como un problema social y de salud, afecta a todos sin distinción del país, ni de capas o clases sociales. Ha adquirido resonancia social en los últimos tiempos, no porque ocurra con mayor frecuencia sino porque hoy son más conocidas y estudiadas estas conductas. Para estudiar el fenómeno de la violencia debemos comenzar por contextualizarla[1] y aceptar que ciertamente es compleja, pero comprensible y superable, y que el problema no es realmente su complejidad, sino que la creamos simple y pretendamos entenderla y enfrentarla como tal, como plantea Saúl Franco, o que nos resistamos a abordarla en su complejidad y a pagar los costos que demanda la transformación de las condiciones que la generan y mantienen[2]. De acuerdo con el I Informe Mundial sobre la violencia y la salud de la OPS- OMS, en el año 2000, perdieron la vida 1,6 millones de personas en todo el mundo por actos violentos, lo que representa una tasa de casi el 28,8 x 100 000[3]. Sin embargo, las cifras de muertes violentas sólo reflejan una parte de la historia. En todos los países se infligen diariamente malos tratos físicos, sexuales y psicológicos que además de menoscabar la salud y el bienestar de muchos millones de personas, cuestan cada año a los Estados grandes sumas de dinero en atención sanitaria, costas judiciales, absentismo y pérdida de productividad ([4],[11] La preocupación por la violencia doméstica en la mujer nace, bajo la égida del movimiento feminista, como una cruzada contra la violencia que padece la mujer en el hogar. Si bien desde 1975 ya los foros internacionales se ocupan de este tema, en 1981 se presenta un hito relevante en estas cruzadas al realizarse en Bogotá el Primer Encuentro de Feministas Latinoamericanas que declaró el 25 de Noviembre como el Día de la No Violencia en Contra de las Mujeres.[12],[13] Los efectos de la violencia se reflejan especialmente en los grupos más vulnerables de la sociedad: las mujeres, los niños y ancianos mostrando estadísticas iguales y hasta superiores, sin obviar a los enfermos mentales y discapacitados que en particular, son frecuentemente víctimas de violencia de toda índole. Es un problema social insidioso y con frecuencia mortífero. Millones de mujeres mueren, quedan mutiladas, heridas o traumatizadas psicológicamente por el resto de sus vidas debido a la violencia en sus hogares, un drama que se produce por igual en los cinco continentes. La expresión "violencia contra la mujer" se refiere a muchos tipos de comportamiento perjudicial para las mujeres y las niñas por pertenecer éstas al sexo femenino. En 1993 las Naciones Unidas ofrecieron la primera definición oficial de ese tipo de violencia cuando la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer[14]. De acuerdo con el artículo 1 de la Declaración, la violencia contra la mujer incluye: Todo acto de violencia basado en el género que resulte, o tenga probabilidad de resultar, en daño físico, sexual o psicológico o sufrimiento de la mujer, e inclusive la amenaza de cometer esos actos, la coerción y la privación arbitraria de la libertad, sea que ocurran en la vida pública o en la vida privada. Tal como lo refleja esta Declaración, existe el consenso creciente de que el abuso de las mujeres y las niñas, independientemente de dónde y cómo tiene lugar, se comprende mejor dentro del marco del "género" puesto que deriva en parte de la condición subordinada de las mujeres y las niñas en la sociedad[15]. Violencia es la expresión de agresividad manifiesta o encubierta que tiene consecuencias negativas para todo aquel que se ponga en contacto directo con ella. La violencia es la agresividad destructiva. Indudablemente que la palabra violencia esta relacionada con malestar, maltratar, violar, forzar, se puede decir que siempre implica el uso de la fuerza para producir daños[15]. La palabra violencia viene del latín violare, significa infringir, quebrantar, abusar de otra persona por violación o por astucia. Se define también como una fuerza o coacción sobre una persona[15]. Jorge Corsi de Argentina, estudioso del tema, plantea que en sus múltiples manifestaciones, la violencia siempre es una forma de ejercicio de poder mediante el empleo de la fuerza (ya sea física, psicológica, económica, política...) e implica la existencia de un “arriba” y un “abajo”, reales o simbólicos, que adoptan habitualmente la forma de roles complementarios: padre- hijo, hombre-mujer, maestro-alumno, patrón-empleado, joven-viejo, etc.
La ONU define la violencia
como "todo acto violento basado en el uso del poder que tiene como
resultado real o posible daño físico, sexual y psicológico, incluyendo
las amenazas, la coerción o la privación de libertad, ya sea su
ocurrencia en la vía pública o privada, ejercida por parientes o
convivientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de
afinidad".[16] El Ministerio Público de Guatemala[17] plantea que es "cualquier acción u omisión que ocasione daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o patrimonial a un miembro de la familia, por parte de parientes, convivientes o ex - convivientes, cónyuge o ex cónyuge, o quien haya procreado hijos o hijas. Las mujeres, niños, niñas, jóvenes, ancianos y personas con alguna limitación física son en su mayoría, las víctimas". Según la OPS[18] es "toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia en relación de poder, sin importar el espacio físico donde ocurra, que perjudique el bienestar, la integridad física, psicológica o la libertad y el derecho al pleno desarrollo de otro miembro de la familia". El Dr. Saúl Franco Agudelo, Presidente de la Asociación Latinoamericana de Políticas de Salud, y profesor de la Universidad Nacional de Colombia ofrece un concepto de violencia en el cual subraya la intencionalidad, y es que se trata de toda forma de interacción humana en la cual, mediante la fuerza, se produce daño a otro para la consecución de un fin. Violencia doméstica o contra la mujer: cualquier acto de violencia de género que resulte, o pueda resultar en daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, incluyendo las amenazas de dichos actos, coerción o privaciones arbitrarias de la libertad, que ocurran ya sea en la vida pública o privada.[15] Dentro de esta definición general, el informe divide la violencia en tres categorías según el contexto en el que se produce: La violencia auto infligida es aquella en la que el agresor y la víctima son la misma persona, y se subdivide en autolesión y suicidio. La violencia interpersonal es la violencia entre las personas y se subdivide en «violencia familiar y de pareja» y «violencia comunitaria». La violencia familiar y de pareja incluye el maltrato de los niños, la violencia contra la pareja y el maltrato de los ancianos. La violencia comunitaria se subdivide en violencia de conocidos y violencia de extraños, e incluye la violencia juvenil, las agresiones por parte de extraños, los actos de violencia relacionados con delitos contra la propiedad, y la violencia en el lugar de trabajo y en otras instituciones. La violencia colectiva es la perpetrada por grupos más grandes de personas, y se subdivide en violencia social, violencia política y violencia económica. El terrorismo (acto superior del imperialismo) es el uso de la violencia, o amenaza de recurrir a ella, con fines políticos, que se dirige contra víctimas individuales o grupos más amplios y cuyo alcance trasciende con frecuencia los límites nacionales. Dominación por el terror. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.[ El terrorismo, como táctica, es una forma de violencia política que se distingue del terrorismo de estado por el hecho de que en éste último caso sus autores pertenecen a entidades gubernamentales. Se distingue también de los actos de guerra y de los crímenes de guerra en que se produce en ausencia de guerra. La presencia de actores no estatales en conflictos armados ha creado controversia con respecto a la aplicación de las leyes de guerra.[19] Transversalmente a cada una de estas categorías, la violencia puede infligirse en cuatro modalidades: agresión física, sexual y psicológica, y las privaciones: entre ellas las más observadas: financieras, económicas, políticas, torturas (casi siempre son físicas pero pueden ser sexuales, económicas, etc.). Se presenta diferentes formas según su naturaleza: Emocional o psicológica: Es toda acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamiento, creencias, y decisiones no solo de la mujer u otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la autodeterminación o el desarrollo personal. Física: Es la forma más clara y evidente de maltrato a través de actos que van generalmente asociados desde el simple empujón, halarle el pelo hasta tomar un arma u objeto para acusar daño físico o incluso la muerte. Sexual: Es la imposición (generalmente del hombre) para realizar el acto sexual en contra del a voluntad del otro (generalmente en la mujer). Se produce cuando el marido, (aunque hay algunas féminas que son muy fuertes de carácter) utiliza el grado de fuerza necesario para hacer coercitivos con sus esposas respecto al sexo, y puede ocasionar daño físico y psicológico. Otras (financieras, políticas, económicas, etc.). La violencia es considerada como la trasgresión de normas, valores y pautas de conducta predeterminadas a nivel social, ya sea por una aceptación de consenso mayoritario, o por la imposición de una clase social muy fuerte socio económicamente. La violencia se produce en situaciones conflictivas cuando el individuo, grupo o conjunto grupal entra en contradicción con esas normas, valores y pautas, o no encuentra la vía para solucionarlos[15]. En el Informe mundial sobre la violencia y la salud se define a la violencia como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones[16]. Con motivo del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el ex Secretario General de la ONU, Kofi Annan, lamentó la persistencia de la violencia de género en el mundo y pidió que este tema "sea una de las principales prioridades para la comunidad internacional". Clasifica la violencia contra las mujeres como un fenómeno global, que se manifiesta "en todas las sociedades y culturas, cualquiera que sea la raza o el origen social"[16]. Según las investigaciones internacionales que se han llevado a cabo, la violencia contra la mujer es un problema mucho más grave y generalizado de lo que se había sospechado hasta el momento. Tras examinar una serie de estudios realizados antes del año 1999 en 35 países, se comprobó que entre el 10% y el 52% de las mujeres había sufrido maltrato físico por parte de su pareja en algún momento de su vida, y entre el 10% y el 30% había sido víctima de violencia sexual por parte de su pareja. Entre el 10% y el 27% de las mujeres declaró haber sido objeto de abusos sexuales, siendo niñas o adultas. No obstante, los datos de los países en desarrollo eran, por lo general, escasos[20]. En un contexto de violencia familiar persistente, sólo 44 países en el mundo adoptaron una legislación al respecto. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) de estos países, 17 incluyeron a la violación en la lista de infracciones penales, 27 adoptaron leyes contra el acoso sexual y 12 tienen una legislación que prohíbe la mutilación sexual femenina. El concepto de "género" se ha convertido en un eufemismo que escamotea la presencia de la sexualidad y encubre las relaciones de poder entre hombres y mujeres, considera la psicoanalista Silvia Tubert. "Llamar violencia de género a la violencia contra las mujeres es ocultar, en nombre de una neutralidad imposible, que hay dos sexos, que nuestra cultura se construye sobre cuerpos masculinos y femeninos que se interpretan", afirma la autora del ensayo “Del sexo al género. Los equívocos de un concepto”[21]. Tubert, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, muestra en este nuevo libro un mosaico de reflexiones críticas que dan cuenta de un malestar con la noción de "género" en varias disciplinas y perspectivas teóricas, países y líneas feministas que se han servido del término[21]. En España - donde el número de mujeres asesinadas por sus actuales o antiguas parejas aumenta cada año, llegando a 68 en el año 2003, según datos oficiales- la lucha contra la violencia de género es "una prioridad absoluta" del gobierno español de José Luís Rodríguez Zapatero. Considerada como un "paso de gigante" en materia de violencia doméstica, la ley integral, pionera en Europa y que entró en vigor a principios de 2005, busca reforzar la protección jurídica y policial de las víctimas antes de que sea demasiado tarde. También en Europa, el gobierno francés presentó "un plan global de lucha contra la violencia de la cual son víctimas las mujeres". Este plan gubernamental en Francia -donde según estimaciones de la prensa unas seis mujeres mueren cada mes a manos de su pareja o antigua pareja- retoma varias medidas, algunas de las cuales ya se aplican, para acompañar a las víctimas "desde la primera llamada pidiendo socorro hasta que vuelven a ser autónomas"[21] En África, por su parte, la violencia contra la mujer comienza a ser reconocida, pero las leyes que están destinadas a protegerlas a menudo no son aplicadas, denunció la Ministra de Justicia de Cabo Verde, Cristina Fontes Lima, durante la Sexta Conferencia de Mujeres Africanas. En ocasión de esta jornada, las mujeres de Arabia Saudita, un país que aplica rigurosamente el islam, pidieron a su gobierno que instaure una política que las proteja contra la violencia en sus hogares. Sin embargo, no existen cifras sobre el número de mujeres víctimas de la violencia de sus esposos o de otros miembros de sus familias en el reino[21]. La violencia o malos tratos hacia la mujer afecta a millones de mujeres en el mundo entero, independientemente de su situación socioeconómica y cultural. En documentos editados por Naciones Unidas “Derechos Humanos”[12] se plantea: “Los actos de violencia contra la mujer en el hogar se producen tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Durante largo tiempo las personas que presenciaban, principalmente los vecinos, la comunidad y el gobierno, lo han considerado un asunto privado”. Sin embargo, esos asuntos privados suelen convertirse en tragedias públicas[22]. En los Estados Unidos donde una mujer es golpeada cada 18 minutos, la violencia en el hogar es la principal causa de las lesiones de que son victimas las mujeres en edad fecunda. Entre 22 y 35% de las visitas de mujeres al servicio de urgencia se deben a ello. En Perú 75% de los delitos denunciados a la policía están relacionados con casos de mujeres golpeadas por sus maridos y en la provincia Paquistaní de Punjab, casi la mitad de los 400 casos ocurridos en el año 1995 terminó con la muerte de la mujer[14]. En la Cuarta Conferencia sobre la Mujer, que se celebró en Beijing, en septiembre de 1995 se definió la violencia contra la mujer como: “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como la amenaza de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la vida privada”[22]. Históricamente las mujeres en su mayoría han vivido en mayor o menor intensidad formas de violencia. Existen ejemplos cuando no se reconoce por ellas mismas su trabajo, cuando plantean que su opinión no es importante y las hacen callar, cuando han sido tratadas como objetos sexuales en mensajes publicitarios, cuando sienten al miedo caminar solas y cuando se utiliza un mensaje sexista[23]. En estudios realizados por el Instituto Nacional de la Mujer de Venezuela (INAMUJER) se plantea que aproximadamente el 92% de mujeres son victimas de algún tipo de maltrato y solo el 27% de estas son capaces de dar cuenta a las autoridades como resultado del miedo hacia el esposo o a posteriori lo que le pueda suceder. El por ciento de mujeres violadas diariamente en este país es alto pero ese dato no es exacto o existe un subregistro en los informes estadísticos denunciando tal abuso o maltrato hacia la mujer. Se plantea que a las mujeres les está permitido expresar su temor a la violencia y por tanto, la exteriorización del miedo se traduce como algo femenino, pero cobardía para los hombres, en los cuales el miedo es transformado en la agresión y en las mujeres en sumisión[22]. En Guatemala en los primeros días del mes de Mayo de este mismo año se habían registrados 1600 fallecidos por esta causa, sin embargo solo un 3% se registraron como denuncias[23]. Las mujeres maltratadas no buscan ayuda, lo que hace que continúe la violencia, tanto las victimas como los victimarios se sienten incapaces de cambiar la situación, convirtiéndose en un circulo vicioso ya que se sienten atrapadas por falta de alternativas, temor, vergüenza, aislamiento, falta de información, poca esperanza y falta de protección. Teniendo en cuenta que la violencia contra la mujer constituye una problemática actual de carácter universal, de la cual es imposible conocer su comportamiento estadístico real, puesto con los que se cuentan son relativos, evidenciándose que existe un subregistro, o sea, que no todos los casos son estudiados o procesados, si está demostrado que en el caso de los países subdesarrollados constituye uno de los problema de salud más importantes de la comunidad evidenciándose que aún se necesitan más de las acciones de prevención para lograr una mayor incorporación a la vida socialmente de éstas mujeres. El desarrollo y la aplicación de estas acciones se deben sustentar sobre condiciones sociales y económicas que contribuyan de forma primordial para el establecimiento de programas de prevención de la violencia que puedan llevar a una importante disminución de los niveles de violencia interpersonal y a la mejora de los servicios para las personas afectadas. Bibliografía:
[1]
Franco Agudelo, S. El quinto,
no matar. Contextos explicativos de la violencia en Colombia. TM
Editores, Colombia, 1999.
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Autoras Dras. Regla L. Vázquez A., Lliliams R. Ramirez y Florángel Urrusuno C.
Texto ingresado el 29 de junio de 2013 en Letras-Uruguay
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