Instrumento Vilma Vargas Robles
El tiempo detrás de cada árbol nos despoja. Vamos de un sitio a otro como si nada existiera, como el viento que huye. Las campanadas no se detienen: racimos negros que el oído recibe. Fui el huésped que en la maleza grabó el brío como una estrella. Pero vienen los de mi casa y me rodean llenos de compasión. Yo pienso en la tierra y sus terrones violentos. Se apaga el golpe de los trenes. Queda sólo la mandolina que abrió la sangre y aguzó la voz.
Vilma Vargas Robles El fuego y la siesta
Ir a índice de América
Ir a índice de Vargas Robles, Vilma
Ir a página inicio
Ir a mapa del sitio