Zapatero para el ciempiés |
Zapatero a tus zapatos, susurraron silenciosos parroquianos aquélla calurosa tarde de abril, cuando en la zapatería, pausadamente, se presentó el ciempiés que de tanto andar descalzo, se quejaba de los intensos dolores producidos por callos, llagas y yuyos. Paciente, el buen zapatero fijó la mirada en la angustia de su cliente y con la ayuda del Todopoderoso que no abandona a los sufridos, con seda y de lindo estilo, confeccionó los zapatos a tan delicados pies. |
Eliseo Valverde Monge
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