Prólogo de frío |
De repente, en aquella vasta meseta, la densidad de la niebla oscureció la mirada mientras el viento, enloquecido, susurró a los oídos sordos de la lluvia. Una cortina de cristal inicio el descenso desde la cima celestial del agua hasta la llegada de las largas noches del invierno. Preciosa es esta calma de visiones blancas en medio de una época que detrás de una cortina espera por la primavera. |
Eliseo Valverde Monge
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