Aquellos potros |
Abro el álbum, sacudo el polvo, y leo en la foto a mis amigos. Palomo invita a la monta. Casimira juega consentida, Ciclón, de mirada tétrica, vigila. Cuántas mañanas rechinaron sus dientes, moviendo las colas, para después cabalgar los horizontes de mi infancia. Al llegar la tarde los guardábamos en el potrero de la casa, pero esta noche, cincuenta años después, mis amigos duermen. |
Eliseo Valverde Monge
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