Solo mujer |
Junto
a los rosales del huerto el
hálito del viento palpa
de suavidad mi piel. Me
encuentro sentada en el tiempo en
un peldaño olvidado de amor.
Recorro
mi niñez; pobreza
en senderos de yedras carentes
de infantes quimeras. En
mi mocedad de capullo fresco supe
lo que era abrirse a
la pasión de amores recónditos
y de inmortales sueños. Avancé
por la vida y
en los brazos vacíos de
la madurez juvenil percibí
el laberinto amargo de
las flores marchitas por el sol. Mujer
de pasiones infieles, conocí
la existencia del hombre; del
amor carnal y divino. La
devoción oculta en mi ser me
llevaron a recluirme en Dios. Hoy
vivo la fragancia de la vida regida
por un Padre Celestial, quién
guía mis pasos y los de mi amado por los caminos de la fe. |
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