Tal vez la poesía inglesa es muy buena, genial, con el aburrido John Milton,
con el ofuscado John Donne, con el metálico Samuel Taylor Coleridge o
con el furibundo William Shakespeare y el insignificante Thomas Stearns Eliot
Tal vez la poesía cubana es muy buena, genial, con el fascista José Martí,
con el elástico Nicolás Guillén, con el ascético Eliseo Diego o
con el irresoluto Cintio Vitier y el prostático José Lezama Lima
Tal vez la poesía francesa es muy buena, genial, con el famélico Charles Baudelaire,
con el mercenario Paul Valéry, con el fermentado Tristan Tzara o
con el capicúa Guillaume Apollinaire y el sofista Arthur Rimbaud
Tal vez la poesía española es muy buena, genial, con el peripatético Jorge Manrique,
con el exotérico San Juan de la Cruz, con el córvido Francisco de Quevedo y Villegas o
con el vagabundo Luis Cernuda y el desconcertado Federico García Lorca
Tal vez la poesía alemana es muy buena, genial, con el insolente Friedrich Schiller,
con el gobio Friedrich Holderlin, con el inmaculado Friedrich Nietzsche o
con el saboteador Hermann Hesse y el renacuajo Heinrich Heine
(Puntos suspensivos: LIBERTAD
Para seguir pensando, reclamando o escribiendo encima de los idos)
Pero es seguro, yo lo sé, hay una poesía extraña y más genial
Tal vez la poesía de la vida o
Tal vez la vida pútrida de la poesía
Tal vez la poesía peruana es muy buena, genial, con el nazista José María Eguren,
con el gárrulo Emilio Adolfo Westphalen, con el sedoso César Vallejo o
con el rimbombante Martín Adán y el homofóbico César Moro
Tal vez estoy tan borracho o gnóstico que me elevo al excremento
Entre el tú y el yo, igual, el té y él
La divina poesía que puteando con la Internet está
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