Retazos de tiempo |
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Maestro, / discordar es una tangente / que
cruza dos líneas, que partiendo de un mismo punto, / se proyecta en sentido diferente. La diferencia tiene origen común / en la premisa de una coincidencia. Nosotros somos coincidencia / de una diferencia. La vida / es un número impar en el infinito, / sucesión de experiencias inconclusas, retorno a vientres primitivos, / renacer nuevamente a la esperanza. La esperanza / es una interrogante sin punto / en órbita inconclusa. Maestro, / hay puntos finitos / que pueblan en paralelo el universo. El universo / es compendio de energía total, / sumando de constantes e inconstantes que regulan mediante leyes / el comportamiento humano. Peregrino / he descendido a los umbrales del miedo,/ recorrido la distancia que me agita; superado, / me he levantado de la ruina / para alcanzar la gloria del éxtasis. El éxtasis / es un estado superior de la conciencia / en el cual los poetas dialogan con los dioses. Programado / he viajado por mares sin puerto, / poblado de células arenales sin nombre. Humano, / respirado vida en cada huerto ileso, / transitado entre dados curvados por la asfixia que hiere los pulmones. La contaminación es morir al contado, /es desandar lo andado. / Es opacar la belleza de las flores. La vida en ciclo de espiral, /oscila cual péndulo de tiempo, / en límites de espacio. El espacio está regulado / por puntos cardinales, / que se cruzan y entrecruzan, / entre líneas paralelas. Maestro, / desde siempre, mis pasos rutinarios / han recorrido kilómetros de historia, computarizada en ADN. Crucificado entre dudas y temores / dejé viajar el pensamiento / por caminos diferentes. ¿Si dejara de ser? / ¡Pienso!Será deambular dentro de mí / la sabia inconmensurable de lo gris. Lo gris, / es la inercia que incita a morir. Morir, / es silenciar el canto de las aves, / es caminar sin levantar polvo,/ es cargarse de energía cósmica. ¿Seré la voz de la conciencia? / ¡Tal vez seré oído! Sentiré el latido de la sangre, / porque pensando sé que aún vivo. Y en la rutina de las tardes solitarias, / he sentido temor que mis pasos andariegos no dejen profundas huellas, / en las conciencias más oscuras / y audaces de mi pueblo. El temor es un dardo que se clava / en el vértice del encéfalo, alterando el equilibrio / entre el ser y no ser. Mi temor tiene el color de la noche. / ¡No temáis hermanos! El temor es como el viento / que se disipa en la rutina. Mis pensamientos ya divagan con rumbo / de nostalgia por caminos de vértigo. Viajan en la penumbra de las tardes inciertas, bordeando el diámetro de la conciencia acuarelada de negro. En el vértigo del éxtasis / me he quedado solo. Un Cristo abandonado / a las pasiones ocultas de los hombres. ¿Dónde están mis apóstoles?¡No los veo! Son sólo sombras / que se mueven con el viento. El retumbar de un viejo camión / que alborota la tarde /impregnada de silencio, es una nota discordante en el / pentagrama natural de la rutina. La sirena de una ambulancia / cortando la noche, / es una oleada de viento / que entumece los tímpanos. La rutina es morir a plazos. En la penumbra de las noches solitarias, / mis versos adquieren la nostalgia / de las tardes mudas. ¡Oh dioses míticos! / iluminad el aura de mi gnosis. Permitidme, / descubrir la dimensión del infinito, / sin atormentar la sustancia gris /de mis neuronas. De dendritas con su belleza estrellada, / se han versado poemas inconclusos, la Novena Sinfonía de Beethoven, / ¨Guernica¨ de Picasso, / la ¨Divina Comedia¨de Alighieri, Los Heraldos Negros de Vallejo. Soliloquio de múltiples yoes. / Construí puentes sobre el curso / estéril de los ríos secos. Pentagramas / con el giro matemático de los astros. En cada anillo negro descendí, / a la dimensión desconocida, / donde moran inmortales / los poetas olvidados de la tierra. Con poemas / levanté polvareda de millones / de átomos ionizados; de esperanzas, / cubrí cada rincón de barrio pobre / que pueblan las orillas del universo. Embriagado de nostalgia, / hurgué en el umbral de lo ignoto; entre notas discordantes, / rescaté el eco de lo extraño. Sin brújula navegué en las aguas de lo incierto. / Buscando el rumbo me reencontré a sí mismo. Hoy, / mis versos tienen el mensaje sonoro de las tardes silenciosas, / que cortan el viento / roiéndolo a pedazos. / Viajan en la penumbra de las noches /solitarias, revestidos de nostalgia Mujer, con mis toscas manos /palpé la dimensión desconocida. Hombre, quiero volar tras el viento / en busca de la incógnita del infinito. Maestro, con puntos y líneas, / reconstruí la historia, en retazos de tiempo. |
Víctor
Nolberto Unyén Velezmoro
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