Desde el nuevo apartamento Warren Ulloa Argüello |
A Danilo Pérez. |
“
Querida
madre
”. Lee la primera frase y rompe el papel. La
considera una entrada muy cursi y trillada. Toma otra hoja y escribe: “
Día
tal, fecha tal.
S
eñora viuda de
Barcaza, se le comunica mediante esta misiva que yo, su hijo, me he mudado
de apartamento
.” Tampoco le gusta, la arruga, le parece muy burocrática;
toma otra hoja y escribe:
“Hola mamá, espero que
estés gozando de buena salud. Te escribo para saludarte y comunicarte que
me he mudado de apartamento. No vivo más en la calle catorce de nuestra
capital. He preferido por motivos de salud, que bien conoces, trasladarme
a vivir a las afueras de la ciudad en donde el aire es más fresco”.
Le gustan esas primeras líneas, y continúa.
“No te preocupes, el doctor
me dijo que mi presión arterial se mantiene en los parámetros normales,
eso, siempre y cuando mantenga la dieta que él me recetó para no sufrir
problemas, de modo que me cuido la mayoría de las veces. De vez en cuando
rompo las reglas. Pero, aunque no me guste, debo tragarme todas esas
comidas dietéticas, ensaladas, muchas frutas y muchas verduras.”
Relee la carta, corrige problemas ortográficos y de puntuación.
Su madre es muy estricta en cuanto al uso correcto del idioma.
“
Te puedo asegurar, es más me
arriesgo a jurar, que de este apartamento nunca más me voy a mover, es
casi perfecto. La vida de nómada quedó atrás. Siempre fui así, por
diferentes motivos, por trabajo o por amor, más precisamente, por
matrimonios fracasados. Cuando tenga la oportunidad te mandaré a traer
para que conozcas mi nueva residencia; a estas alturas no puedo, estoy
apenas acomodándome.”
Queda pensativo, considera que debería agregar algo más, no
quiere que sea una carta escrita por mero compromiso. Debe hurgar motivos
para extenderla un poco, en su memoria centellea un motivo:
“
Ahora
que recuerdo, dile a Beatriz que el día de mi revisión médica, me
encontré con su primer novio (por cierto, antes de seguir, recuerdo que
hubo algo en el hospital que me llamó la atención. La sala de
emergencias era muy blanca y, contrario a lo que normalmente se percibe,
la atmósfera era relajante, las enfermeras y los médicos siempre
(poner
algo aquí relativo a las características de los médicos y enfermeras,
por ejemplo, “parecían tranquilos y sensibles” en lugar de repetir lo
“de blanco impecable”).
Como te iba diciendo (
poner
un nombre, “Raúl o Damián”, en lugar de “el ex novio de mi hermana
”),
me reconoció apenas entré; (
eliminar “de
otro modo me hubiese sido imposible reconocerlo”, me parece que de
mantener esta expresión debería vincularse a un rasgo físico o a alguna
vestimenta
). Me saludó con palmadas en la espalda, (
me
parece que debería agregarse otro movimiento en el saludo, por ejemplo,
“se acercó o me abrazó” para justificar mejor lo relativo al perfume
)
y lo que más detesto, me dejó oliendo a su colonia. El tipo está peor
que yo, sufrió un pre-infarto según me dijo. Como era de suponer, me
preguntó por ella y acerca de su vida (espero que Beatriz no se enoje por
lo que conté de ella), le dije que sigue siendo la misma amargada, por
ende una solterona capitalista. Pero no hablemos de ella, hablemos de cómo
me va, estoy seguro que eso es lo que te interesa, suelo desviarme de los
temas”.
“Este lugar es
diferente. Por ejemplo, en las afueras del apartamento hay una placa con
mi nombre y apellidos inscritos. Es la primera vez que me hacen ese honor.
Los vecinos se ven tranquilos y de seguro no me molestarán pidiéndome
una taza de azúcar o una herramienta y dista mucho del antiguo
residencial, en donde se escuchaba la intimidad del vecino de al lado. Éramos
por decirlo así, arañas de distintas razas que convivían en una misma
tela. Valga recalcar que el guardia de aquí es un hombre muy callado, se
parece mucho a tío Emiliano, con ese rostro grave como esculpido en un leño
quemado. Se dedica de lleno al trabajo. En sus horas libres –cuando no
atiende a nuevos clientes- decora los jardines, barre el polvo, o prepara
los cimientos para un nuevo inquilino”.
“Como todo condominio,
las casas son iguales, sin embargo hay unas que son un poco mas amplias;
supongo que para la gente rica.
Lo único que no me gusta
–no te alarmes- es que el apartamento es
un poco oscuro y angosto
(eliminar lo
del teléfono aquí, pues luego se retoma y tiene a la confusión)
y se percibe en las paredes cierta humedad. Por eso, la luz de las
candelas es esencial. ¡En qué ha parado el mundo que vivimos, cada día
los espacios son más reducidos!
(Incluir aquí
el párrafo siguiente que aparece casi al final)
Pero a pesar de
todo, me gusta mi nueva morada, es íntima, tranquila y se puede respirar
un ambiente de paz”. (
eliminar esta expresión
“y todo acá huele a perfume e incienso.”)
“Y te escribo para
evitar alguna de tus trágicas especulaciones, supongo que has estado
llamando con insistencia al teléfono del anterior apartamento”. (
Eliminar
“fue clausurado desde hace un mes.”)
Sacude la mano. La luz de la vela parece titubear y el lapicero se está
quedando sin tinta. Lo frota para que se caliente un poco y, luego en otra
hoja, hace un par de garabatos para asegurarse que la tinta ha vuelto;
sigue.
“Te pido un favor,
ahora que se me ocurre; por falta de tiempo sólo pude traer conmigo una
mudada (dicho sea de paso es la única que traigo puesta). Ve al viejo
apartamento, las llaves están ocultas en la jardinera, debes escarbar un
poco y las podrás encontrar
entre
la hierba. Sí por alguna razón alguien te pregunta, sólo respóndele
que vienes de mi parte. Te advierto esto porque los vecinos son muy
quisquillosos, y desconfiados.
Ahora bien me despido con
todo cariño. Un beso muy grande para
ti
y otro para Beatriz, que Dios me
las proteja y las espero pronto por acá, cariños, tu hijo.”
Posdata:
“Quizá mi carta no te
llegue a tiempo y por el medio habitual, pues el guarda quien se ofreció
a hacerme el favor, (por que no tengo forma personal para hacerlo) de
depositarla en el correo, me advirtió que una nota como la mía y en el
estado en que me encuentro, sólo podría leerse en el obituario del periódico
local.” |
Warren Ulloa Argüello
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