Por aquí pasaron |
Preñadas sus maletas de esperanzas, arrastrando la pesada carga de un ayer signado por la estrechez, y entreviendo un mañana colmado de incertidumbres. |
A partir de la inteligente decisión de extender los rieles del Ferro Carril Andino través del país – empresa llevada a cabo por el Gobierno Nacional en 1871-, se produjo en nuestra región un fenómeno económico social de proyecciones incalculables: la colonización agraria, repitiéndose lo que estaba sucediendo en otras provincias Argentinas. “ La Revolución de la Pampa”, como también se la designó, no fue otra cosa que aprovechar la fecundidad de nuestro suelo mediante la práctica de la agricultura, y en la faz social, poblar el territorio, inmenso y deshabitado, con una hornada de “ Colonos” o “ Chacareros”, nuestros queridos “gringos”. La empresa tuvo carácter de desafío nacional reflejado en el axioma “cultivar el suelo es servir a la patria”, de vasta difusión entonces. |
Pero todos los recién llegados de consagraron a las tareas agrícolas, los hubo también criadores de ovejas en su mayoría vascos, tamberos , comerciantes y pequeños industriales, y aquellos que desarrollaban oficios varios, radicados principalmente en los centros urbanos. |
Los diarios de la época, con gran pesar nuestro, no publicaron crónicas, ni escenas pintorescas del arribo de un contingente de inmigrantes a Río Cuarto. Tampoco disponemos de registros gráficos no existía aún la fotografía social, como pudo ser una vista del andén del Andino a la hora de la llegada del tren. De manera que debemos imaginarnos el animado espectáculo. |
El edificio de la estación es inmenso, particularidad que se deduce por la longitud del andén. La despedida con los paisanos y amistades hechas durante el viaje retarda la salida. Cada beso o apretón de manos sellan el compromiso de volver a encontrarse en la nueva residencia. La compacta hilera, lentamente se encauza hacia el exterior, previo paso por el gran hall central donde las filas se estrechan y se produce el póster contacto íntimo con hasta hace un rato compañeros de vagón. |
Adelante de ellos está ayer como hoy la gran puerta que conduce a la calle, hacia donde todos concentran la mirada, tratando de captar la primera visión de la tierra prometida, de la ciudad que el destino les ha señalado para forjar la felicidad y la fortuna que su país de nacimiento les ha negado. |
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