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La historia de Mayta: 
entre Lima la horrible y las cumbres de la revolución
 
por Carlos Luis Torres Gutiérrez
ctorres@eeb.com.co
 

La novela "Historia de Mayta" de Mario Vargas Llosa[1] es mucho más que un relato sobre uno de los revolucionarios de mitad de siglo en el Perú. Claro que lo primero que atrae al lector es la trama, una historia apasionante, llena de acontecimientos, cada página en ascenso. Es en esto, donde Vargas Llosa es un maestro: hacer que la novela sea primero historia, peripecia... luego lenguaje. Pero aquí, con sorpresa, se da un salto, con esa combinación de lo anecdótico con una peculiar manera de combinar tiempos, diálogos que coinciden en épocas distintas y frases que se continúan en otros contextos, o con la autoconciencia narrativa, como la del escritor-protagonista que convierte su oficio de rastreador de acontecimientos en la propia novela, o con esa otra, que vemos al acércanos a una reflexión sesuda sobre la vida y destino del Perú.

Buena parte de lo anterior se da en el escenario de Lima, la horrible. Los personajes de la novela deambulan por una ciudad fea y desdentada, en una época emocionante para los hombres latinoamericanos, como fue aquella del intento por realizar la revolución. La otra parte de la novela transcurre sobre los Andes Peruanos : la ruta de la ciudad al campo, el camino estratégico escogido por la mayor parte de los Partidos Obreros Revolucionarios de América Latina.

Es la aventura más alucinante que sobre este hecho se haya escrito pero al mismo tiempo, brinda la oportunidad para que muchos de sus lectores vean reflejada irónicamente parte de sus vidas. En la novela, el lenguaje deja un sabor amargo en las manos del lector al sentirse también participe de la epopeya de Jauja. Caminamos con Mayta, nos sentamos junto a él y, al igual que a Anatolio o a Vallejos, nos seducen sus ambiciones, sus reflexiones y la idea de la oportunidad de dar el "salto cualitativo". Por ello la ironía, que se desliza desde esas frases cajón, cliché, pastiche, ilusión, ambición, utopía, troskistas, en último, seducen a la melancolía de los años cincuenta y sesenta, en una América donde sucedió lo mismo en cada uno de nuestros países.

La historia

La novela es también la Historia del POR(T)[2] , o del intento del mismo grupo de hombres que en la mayor parte de los países Latinoamericanos se lanzaron a construir un partido para hacer la revolución socialista. La "Historia de Mayta" es la crónica de un hombre (trotskista) que desde un pequeño garaje lleno de periódicos de izquierda, afiches y libros clandestinos intenta convencer a los siete del "Comité Central" que había llegado el momento de ir al campo y desatar la revolución.

Comprometido con un plan foquísta, ideado por un alférez de escasos veinte y tantos años, director de la cárcel de la pequeña población de Jauja, Mayta encuentra su única oportunidad para lanzarse a hacer la "revolución verdadera", con las armas desde el monte. La vida de Mayta fue siempre la contradicción de un hombre marginal en su propia búsqueda: un cincuentón "maricón" que vio naufragar su matrimonio, su paternidad, su posibilidad como político al pertenecer a un grupo trotskista, dividido y subdividido varias veces. Mayta se deja llevar por el sueño de tomarse el poder a partir de una aventura marginal, desde la casi inexistente población de Jauja, con un grupo de adolescentes, que como muchos en la novela lo señalan, más parecen un grupo de scouts, que de revolucionarios, y su intento, raya en lo ridículo. Solo el desespero por hacer lo que Mayta quería en la vida, puede hacer de esta acción un acto doloso, que sin rabia, nos permite llegar al final con una sonrisa en los labios, tal vez por nosotros mismos, lectores de una parte de la aventura de los hombres del continente en los años del cincuenta al setenta.


Lo político

La novela es un excelente mural de los grupos de izquierda de la época. Las discusiones al interior del partido, la manera de aproximarse a la contradicción interna, a la teoría marxista y la manera seria de cómo se hace la diferenciación entre los hombres del PC, los maoístas, los trotskistas (de diferentes vertientes), permiten una panorámica de la situación de la izquierda en Latinoamérica en casi tres décadas.

Evidentemente la novela conlleva a una "crítica certera" a la izquierda revolucionaria de América y especialmente a los grupos trotskistas. Pero es indudable que conforma una oportunidad para recrear un acontecimiento que se realiza casi simultáneamente con el de la revolución cubana.


Los signos escriturales

Se dijo al principio que la novedad de esta novela se da en los elementos escriturales, o mejor, la novela aquí, también lo es la escritura de la misma. No sólo porque el oficio de indagador que ejerce el narrador-protagonista-escritor se convierte también en una aventura, en un lugar de ficción y de crítica literaria.

No hay duda que esta novela incluye rasgos de la posmodernidad narrativa: La confluencia de tiempos, la mezcla de diálogos, de lo apocalíptico, la autoconsciencia narrativa, lo citadino, la crítica literaria como elemento constitutivo, la fraccionalidad de la historia, la simultaneidad de épocas y personajes y fundamentalmente, el contar conscientemente la historia del fracaso y de la desesperanza.

Algunos de estos rasgos, son lo que se desean analizar en este acápite :

El tiempo y espacio: El escritor-narrador, en la novela, va de un tiempo a otro, de un espacio a otro, y en algunas oportunidades, de forma casi inadvertida para el lector. No se le brindan señales, se hace por asociación de ideas o simplemente con frases que son tema de conversación de los personajes de la novela o del narrador-escritor con los personajes que entrevista, que también forman parte de la misma novela. Esa conjunción brinda un efecto que impide la monotonía, que obliga la atención y a ser un lector activo.

El presente de la historia ocurre unos veinticinco años después de los acontecimientos de Jauja. Sin embargo, parece esta una predicción futura, por los sucesos apocalípticos que enmarcan el momento en el cual el narrador-escritor construye la novela que leemos. El narrador realiza las entrevistas a los personajes en medio de un país invadido por tropas extranjeras. La ciudad de Lima ha sido sitiada y los invasores disparan a los cuarteles mientras la ex-mujer de Mayta recuerda los momentos mas dolosos de la vida junto a él. Disparos en la calle, disparos adentro del cuerpo de Mayta, caos en la ciudad, caos en la vida de Mayta, emoción en la novela y en el escritor que la construye en la línea de fuego : novela y escritura, ambas en la misma línea límite de la guerra.

Lo urbano: Un rasgo común de la novelística urbana contemporánea en América ha sido la ciudad futura[3] pero no un lugar amable sino, por el contrario, una extrapolación del caos actual. La "Historia de Mayta" se cuenta desde ese escenario, la guerra generalizada pero aquí, no como producto de su propia autodestrucción, sino de la invasión extranjera. Al Perú lo gobierna una Junta Militar, que se insinúa, ha llevado al país a la quiebra y la lucha total en medio de diferentes grupos armados y contras especializadas. El país es invadido por tropas cubanas y bolivianas (qué extraña mezcla!!) que obligan al gobierno militar a buscar la colaboración de marines norteamericanos. Esta situación deja al lector en medio de un leve rasgo anacrónico de realismo mágico, que nos hace sonreír.

De cualquier modo se trata de una novela urbana. Muestra la ciudad y su reflexión a través de ella. Deambular en esa Lima horrible que parece mas una haraposa mujer rugosa y desdentada, que se desanda, tanto en la época de Mayta y el POR(T) como la del presente narrativo de la misma. Caminar por Lima no es fácil, tres autobuses, recuerdos de un atentado, detritus por todas partes, entre otros aspectos.

Lo lírico: ¿La metáfora?, ¿la poesía?, ¿la alegoría?, ¿la palabra bella?, ¿la frase labrada con las manos?, ¿la prosa poética...?, ¿están ahí? No, están ausentes, casi en su totalidad. Se trata de un lenguaje directo, donde no existe ese elemento que suaviza la crudeza del tema o del Perú. Todo está ahí de forma directa, sin mediación, dando el efecto deseado, la nostalgia-desilusión de haber leído una historia que tenía la dureza de la vida. Aunque al final de la misma, vemos a Vargas Llosa escritor y advertimos su nostalgia por la ciudad de Lima pasada, sus frases arrastrándose por los recuerdos de aquello que fue y no hoy esta ciudad caótica donde lo apocalíptico es el escenario presente.

La autoconsciencia narrativa: Desde el inicio de la novela hasta su final el lector es consciente que se enfrenta a un narrador, que aquí es el mismo autor, que se lanza a la tarea de buscar información para la escritura de la novela. El narrador le cuenta al lector sobre su trabajo de escritor.

Asimismo mientras el narrador-escritor, se desliza sobre la historia de Mayta, recorriendo los lugares que éste ha desandado, entrevistándose con sus compañeros de aventura y confrontando opiniones sobre el movimiento, se adentra en la situación actual del Perú, y en su descripción y comentarios, produce una oportunidad de reflexión[4], de continuidad entre la realidad actual y la novela que describe.

La novela es asimismo una oportunidad para que Vargas Llosa ponga en escena (como en el teatro) su teoría acerca de la novela[5]. Las reflexiones que el narrador realiza al contarnos que en su recorrido intenta recopilar elementos para su novela y que la dificultad, así como la fortaleza, está en que no hace crónica, sino una novela de ficción, y de ahí el compromiso menor con la realidad y sus personajes y la potenciación con la literatura.[6]

La novela es también un ensayo, no por su reflexión profunda sobre el pensamiento. No, el secreto no está ahí, está en la forma. Esta novela es como un edificio realizado donde no se ocultan sus elementos constitutivos: vemos al igual que aquellos edificios modernos, la tubería de agua, bordeando las esquinas de sus tantos pisos, o las cañerías de aguas negras muy juntas de los ductos de cables eléctricos y las salidas de sus chimeneas. El escritor recoge material para su novela (no existe orden en esta tarea pues una entrevista le lleva la siguiente) y al mismo tiempo nos cuenta su preocupación literaria, opina sobre la situación política del momento y la conjuga con la actual, deja que Mayta hable y que los personajes, tanto sus compañeros de momento, como lo que queda de ellos hoy opinen, se contradigan y construyan por si mismos la historia. La lectura de esta novela es también recorrer la trayectoria de la escritura y la reflexión del escritor, o mejor, al igual que el escritor recoge los pasos de Mayta, el lector recorre la peripecia espacial y de pensamiento que sobre le tema tiene el escritor de la novela.

Pero el rasgo que con mayor fuerza caracteriza la novela en el orden de lo se ha venido señalando es su final. Vargas Llosa, se da a la tarea de buscar al verdadero Mayta y enfrentarlo al personaje de ficción. No sólo lo encuentra y se lo lleva a su oficina para confrontarlo sino además se lo cuenta al lector. De esto poco se enriquece el personaje, sino por el contrario, palidece ante el construido en el texto (otra parte de la teoría de Vargas Llosa en el texto crítico ya citado). El lector se da cuenta que el Mayta de Lima, es un hombre derruido, desesperanzado, consciente, cualquier cosa le da igual, todo ha pasado pero si algo mas grave sucede no importa el futuro, el presente es así.

Mayta es en la novela el verdadero revolucionario de la época. Mayta es en la realidad el verdadero producto de la ciudad actual proyectada en un futuro apocalíptico.

Novela de final de milenio, pensé al terminar su lectura, varios años después de su publicación.


Notas:

[1] Vargas Llosa, Mario. "La historia de Mayta". Seix Barral Editores.Colombia 1984.

[2]  Con una "T " adicional, para diferenciarlo del otro, del que se quedó con el nombre, este el de los trabajadores, de los Troskistas, de los traido...

[3] Obras como "Urbes Luminosas" de Eduardo García Aguilar, "El caballero de la Invicta" R.H. Moreno Durán, entre otras.

[4] Al encontrarse con el profesor Ubilluz, veinticinco años después de los acontecimientos, el narrador-escritor, recuerda la reflexión que se hacían los "intelectuales de café", como el mismo los llama, bajo la sombra de los castaños de París, al leer las noticias del Le Monde sobre los alzamientos indígenas en el Perú.

[5] Ver el artículo crítico del mismo autor titulado "La novela" y publicado en la recopilación de trabajos sobre el tema de María Eugenia Mudrovcic, "Espejo en el camino" de la Editorial de la UNAM, 1998. 

[6] "En una novela siempre hay mas mentiras que verdades, una novela nunca es una historia fiel" (pág. 320 ). Esta frase es textualmente enunciada en el trabajo del mismo autor "la verdad de las mentiras". 

© Carlos Luis Torres Gutiérrez 
ctorres@eeb.com.co
 

Santa Marta, 31 de diciembre de 1999
Tomado de Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid 

Autorizado por el autor

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