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La perra y los huelguistas |
Los llamados excluidos, marginados, segmentados, fragmentados, del sistema algopados en el centro mismo de la periferia, forman un núcleo denso, duro donde la reproducción y creación de la vida cotidiana nos muestra los hilos de la otra parte de la historia: el centro de la periferia.
Por la mañanita misionera, bien temprano se puede caminar, empezado enero del supuestamente inquietante cambio de siglo; comencé mi búsqueda de casa en este lugar que no es pampa: el caminar se siente.
No sé como llegué pero de pronto estaba viendo una casa para alquilar, tuve que bajar a algo así como como un valle dentro de una misma manzana casi pelada de construcciones: si allí abajo habían varias casas, y las personas mas simpática que conocí en todo Oberá.
Me mostraron que lo que ofrecían en alquiler, en realidad no era una casa si no una habitación con un casi hall, el baño se compartía. “nosotros casi no lo usamo” ; lo extraño de esta frase fue que la graciosa anciana lo dijo convencida; como si esto pudiera ser cierto. Mire las cosas, las habitaciones, y a ellos dos, pensé ¿podré con ellos dos?...
Me despedí de tanta simpatía, diciendo que lo pensaría.
Podía subir nuevamente a la faz que conocemos de la tierra sin tanto cuidado: Azul en este viaje exploratorio ( para hacerme de una casita) no me acompañaba. ¿Cómo bajaría con ella y su cochecito?, sus primeros pasitos en este casi barranco mm, es medio peligroso… Mis ideas fluían, había aire verde y luz, luz, podía respirar y el efecto lupa de las nubes no se me había presentado aún; de pronto, lo ví: pasa frente mío; como un bofetazo a mi cara, un camión grande repleto de personas, mujeres, hombres y niños y niñas, muchos niños. Todos vestidos de blanco desde la cabeza a los pies, callados mirando para adelante; ¿quienés son? el blanco planchado me queda rondando en la cabeza como si hubiese visto un cuadro…Ninguno me miró
Para ir al centro tenía un micro que pasaba cada hora en la ruta, se lo podía tomar desde el amanecer bie hasta las 22 horas, minutos mas, minutos menos. Esta inexactitud en el horario provocaba, como toda inexactitud, por suerte en la vida; diálogos salidos del mismo aire con nubes; las bocas que hablaban eran de personas. Así constituído, en este salón improvisado entre yerbatales y ruta; pude oír debates acalorados entre algunas vecinas mujeres, cosa que me despertaba a la vida:
-“ la huelga de maestros empezará el lunes y será por mucho tiempo- dato que me interesaba de sobremanerá ya que tenía planeado que Luz curse su séptimo grado cerca de nuestro; cerca de su mamá y de su hermanita.
- Sí, si ya lo creo, se le van a descontar los días, vamos a ver si se animan.- La mujer que decía esto me pareció un perro con rabia, adelantaba un pié cuando hablaba, su pelo negro cortito,cortito parecía también refunfunear en la nada.
- Las maestras no quieren empezar así. Habrá que guardar los delantales. - Zisaneba la huelguista. Yo quería intervenir pero algo me lo impidió y pude escuchar al perro decir.
- Vamos a ver, (se balanceó en un pié como dándose envión para continuar categórica)…vamos a ver quien le tuerce el brazo al gobernador. (termino estirando el brazo, acalorada)
En esos momentos de sopor, no solo misionero, con poco me entusiamaba y con poco me deprimía. Ensordecí, ví movimientos en sus bocas y en las hojas de los árboles; ya se acercaba el micro, en fila mientras nos ordenábamos para subir sentí lo que siempre presentí una sociedad intacta en su confederación.
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Miriam
Tasat
prismamet@yahoo.com.ar
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