Representantes artísticos y trata de Blancas Por Carlos Szwarcer |
En
los primeros años del siglo XX, en tanto el tango pasaba de los suburbios
a teatros y todo tipo de locales del centro de la ciudad de Buenos Aires,
muchas canciones del nuevo género fueron estrenadas en obras teatrales,
generalmente en sainetes o en aquellos mismos escenarios en las
presentaciones individuales de los “estilistas”
y “cupletistas”. Fueron tiempos, también, en que las orquestas
eran llamadas para amenizar fiestas privadas de la alta sociedad. Enrique
Cadícamo, célebre autor de memorables tangos, ha afirmado conocer, por
boca del popular director de orquesta Juan Canaro, que hacia 1918 el
propietario de varias salas y cabarets era el joven Carlos Seguin, un
francés radicado en Buenos Aires, que estaba asociado a cuatro hermanos
corsos de apellido Lombard; dos de ellos vivían en esta ciudad y los
otros dos en Marsella, donde esta familia era dueña de la "Agencia Lombard",
dedicada a la representación de artistas contratados para trabajar en
numerosos teatros de Sudamérica. El comentario de Canaro aseguraba, además, que esta actividad encubría "bajo el aspecto artístico otro redituable negocio: el tráfico internacional de trata de blancas que se extiende a Brasil, Chile y Argentina." |
Carlos Szwarcer
Publicado en “Todo es Historia” Nº 436. Pág. 35. Noviembre de 2003. Buenos Aires. (Argentina)
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