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Carta ciudadana desde el Paraguay (274)

 

Una seguridad poco segura
Tranca puertas, ventanas, portones y pensamientos abiertos hasta ayer: Chester Swann

Luque, Paraguay, 16 de diciembre de 2009

Mientras el comandante de la Policía Nacional arengaba a sus subordinados en fila y posición de firmes, asaltantes robaban a cuatro manos en gasolineras, supermercados y otros negocios: un menos fue apuñalado mortalmente por peajeros, por un par de zapatillas y un tipo mata a su familia sin asco, entre otras muestras de la eficacia al revés de la policía. Es evidente que el operativo de fin de año (Año paha) no funcionaría desde el vamos, dadas las condiciones en que se mueve (a paso de caracol rengo) la policía. 

El modelo militarizado que utiliza la policía, no funciona; es pesado, obsoleto, burocrático y —como todo lo burocrático— funciona a leña mojada. Además, la portación de uniformes y armas cortas o largas no es disuasivo para nadie. No al menos, para quien se est. jugando el pellejo al todo o nada… o siente sobre sí la protección de altas instancias de la misma policía. ¿Me explico?

Se necesitan nuevos patrones de instrucción, de conducta y tecnología punta (nada que ver con armas), como localizadores satelitales GPS, gas paralizante y otros “gadgets” usados hace mucho en Europa, para someter a maleantes callejeros, armados o no. Pero sobre todo, conocedores de artes marciales y con muy buen estado físico, e incluso acróbatas, capaces de correr dos millas o saltar murallas de dos metros y utilizar nunchakus en vez de pistolas y cachiporras. ¿Se imaginan a uno de ésos agentes de ahora —rellenitos de cerveza, locro grasiento y fariña gorda— corriendo tras una yegua loca entre una multitud de idiotas? ¡Ni pensarlo!
Tampoco las “patrulleras” terrestres son eficaces para perseguir motocicletas y sólo sirven para alardear o pasear improductivamente por nuestras calles. Eso sí, sería bueno patrullar las calles desde el aire… con esos ultraligeros deportivos equipados con radio, de bajo consumo y largo radio de acción. No son susceptibles a embotellamientos y, si reciben un mensaje para localizar determinado vehículo, lo harían en pocos minutos… con tecnología, claro. Sólo se requiere un piloto y un observador con binóculos y radio UHF. Además, estos aparatos son seguros y de bajo costo, requiriendo pistas no más grandes que una cancha de fútbol.

La Sûreté Française sólo pone uniformes al flic, (tahachi o agente de tránsito). Los otros, circulan de riguroso civil mimetizados o camuflados entre la gente, a veces en bicicletas, motos o simplemente a pie. Y lo hacen con ojos y oídos alertas por si hay algún jaleo, asalto o violación cerca. Nadie sabe que la policía est. por ahí, y no tienen por qué saberlo. Sólo se identifican para un arresto u otro procedimiento en la vía pública. Nadie se cuadra ante nadie ni exhibe su condición de policía para delinquir o amedrentar al ciudadano. ¿Cuál es la intención de mantener este modelo nuestro, que sólo se caracteriza por la brutalidad antes que por la inteligencia?

Hasta que el gobierno no reforme la ley orgánica policial —y ponga fin a esta corrupta pandilla uniformada con ínfulas de autoridad—, seguiremos creyendo que lo único seguro es la inseguridad.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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