Carta ciudadana desde el Paraguay (176)

¿Un nuevo partido luguista? 
Busca inteligencia con la linterna de Diógenes: Chester Swann

Luque, 17 de junio de 2009

Para variar, el diario “completo” lanzó el toque de alerta sobre la presunta intención de algunos aliancistas acerca de fundar un partido que respalde políticamente a Fernando Lugo, aún hipotéticamente en el poder, pero huérfano de fuerzas organizadas.  Tal noticia llamaría la atención por dos probabilidades, a saber.  Que los propiciadores de tal iniciativa (suponiendo que fuera verdad lo dicho por ABC), supondría una falta de inteligencia estratégica, habiendo tantas herramientas electorales disponibles, como la conformación de movimientos populares organizados e incluyentes.

            

La segunda probabilidad es que el diario mencionado esté desviando la atención deliberadamente de otros problemas más candentes, de ésos que la prensa calla y omite denunciar, salvo que afectasen a sus intereses o a los de sus asociados.  No  hay que olvidar que esos intereses sectoriales que ciertos medios defienden tienen fuerte relación con operadores políticos en función de poder.  Algo así como la “patria contratista”, vinculada a los proveedores de bienes y servicios (bastante sobre-facturados y hartas veces de corta duración cuando no inservibles).

            

Además, la cosa no está en fundar nuevos partidos como pretenden algunos, que con los que ya tenemos sobran.  Lo más importante —en mi modesta opinión— es crear una nueva conciencia ciudadana en torno a un cambio profundo de las instituciones.  Bastará con concienciar a las organizaciones sociales para conformar un frente unido en torno a las necesarias reformas de una nueva carta magna; donde se establezca claramente derechos, deberes y penas a los transgresores de las leyes.

            

No más impunidad; no más prebendas; no más corrupción; no más crimen organizado; entre otras cosas, deben ser la meta de los ciudadanos organizados… aún a pesar de los intereses partidarios.  Un buen ciudadano debe tener presente que un partido —aún el suyo propio— no es el estado ni mucho menos, sino apenas un instrumento del bienestar general.  Y si ese partido se comporta como un clan gangsteril, no merece la confianza de un voto, sino el repudio de sus afiliados y la expulsión de los canallas que lo inficionan.  ¿Es que no existen colorados, liberales, patriaqueridistas o febreristas decentes, que siguen tolerando al lumpen que los dirige?

            

Creo que es hora de dejar de lado fanatismos colorinches y unirnos en pro de una reforma política que nos garantice el empoderamiento ciudadano y un férreo control de los asuntos de estado.  De lo contrario, cada partido que asuma el poder lo hará peor amparado en la impunidad y la desidia. 

            

Una marea ciudadana organizada en un fuerte movimiento institucional, podrá lograrlo… toda vez que la dirijan inteligencias preclaras y despojadas de todo interés que no sea el bien de la patria.  ¡Referéndum ya!

            

Y será justicia.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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